En la aldea
26 diciembre 2024

Diálogo digital: convencer en seis pasos

Un contenido retador, un texto que motiva al lector a seguirle el paso para no perder huella. Las plataformas digitales como herramientas de comunicación y disparadores de emociones que, manejándolas diariamente, a veces desconocemos su potencial. ¿Se advierte el poder que puede tener un mensaje de 280 caracteres frente a audiencias ávidas de participación política? “Si diferenciamos cómo van las piezas del engranaje, la mecánica del reloj dejará de sernos inextricable o ajena”.

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Joaquín Ortega | 23 mayo 2022

¿De haber existido redes sociales en su tiempo Luis Herrera Campíns habría devaluado el bolívar tuiteando un refrán?… ¿O Carlos Andrés Pérez habría puesto una foto suya en Instagram saltando un charco, luego de nacionalizar la industria petrolera?… ¿Y qué tal si Rafael Caldera hubiera anunciado la pacificación de la guerrilla en un Spaces mañanero? Todas estas preguntas resultan válidas de fondo, puesto que la primera tarea de un mandatario es dar a conocer su obra.

No resulta un secreto que como plataforma de Microblogging Twitter es inmediata y llena los vacíos que otros medios dejan. En el caso venezolano a la información a lo largo del tiempo se le bajó el volumen, se le diluyó en múltiples fuentes polarizadas para dispersar la atención, se le encajonó ex profeso con una serie de normas escritas y prácticas autoritarias. Esa camisa de fuerza invisible está tejida a base de abusos, silencios y complicidades que para las memorias avezadas difícilmente desaparecerán. Siendo que eso es con lo que se cuenta en la vida real, a cada vocero en su área no le queda otra opción que hacer lo mejor que pueda con aquello que tenga a mano, eso sí optimizando el músculo y la asertividad.

El poder para el cambio

En ese gran ecosistema digital (en donde coexisten la voz, los datos y las imágenes de un mundo real) cada cabeza pensante quiere comunicar, entretener, informar, educar, vender u opinar. Además, en el ínterin los actores políticos desean dos cosas: que sus decisiones se acaten y que el público aplauda. Si ocurren ambas cosas, pues mucho mejor. Por ello, para superar el ruido y la abundancia en la oferta hay que potenciar la propia personalidad, encontrar la llamada voz diferenciadora. Un tono personal que diga y haga cosas distintas a la fauna que vive en la selva política o en el zoológico de contacto de la noticia viral que llega al móvil. En este juego de posiciones y de pruebas de vida nada queda al azar… y tanto escribir la oración, como expresarla verbalmente tienen que estar sometidas a una relación estrecha entre emisor y receptor, entre forma y contenido, entre el tiempo y la oportunidad.

Lo que se muestra ha sido pensado y ensayado

Nada es casual, ni los movimientos del actor en la escena, ni la escena misma ni el montaje. La iluminación, los referentes de entorno y acompañamiento juegan un papel determinante en todo lo que digan las imágenes, antes que las palabras. En redes sociales expresarse por escrito bien es doblemente ineludible, ya que la rapidez de la lectura lleva a errores de comprensión lectora. Incluso distinguir lo cómico de lo que no es, a veces necesita de un anuncio previo o posterior al mensaje.

“Twitter es una forma callada de grupo focal, incompleta, pero provocadora de disparadores de información y de revisión de estados de ánimo”

Preguntémonos antes de hablarle al público: ¿Tengo el medio?, ¿tengo la audiencia?, ¿tengo un fin específico?, ¿tengo clara la actividad específica para ese fin específico?, ¿me dan los tiempos?… y, en especial, ¿tengo el tiempo, por el cual puedo alcanzar los finos sintetizados en el mensaje?

Diseño y más diseño

Visto todo desde el pragmatismo y la eficacia el mensaje político tiene que contar con un diseño competente, una arquitectura funcional, unos colores interiores cónsonos y hasta un amoblado que reduzca ruidos o ecos. Las audiencias políticas (quienes escuchan consciente o inconscientemente) hacen la mayor parte del trabajo porque decodifican el mensaje. De este lado se vende el caramelo, pero el comprador debe saber desenvolverlo y tener un sistema digestivo que logre procesarlo.

“Con ayuda de la tecnología, la inteligencia artificial observa las emociones que compartes y que están estructuradas en campos procesables para ella”

Ya se cuentan con más de 140 caracteres para decir las cosas, pero insistimos para que esta red tan determinante llene la mayoría de los espacios tomados por variados nodos distractores debe sonar totalmente verosímil lo planteado, de manera que mantenga a la política real dentro de los márgenes de una conversación viva.

El angosto camino online

En mi experiencia me valgo de lo que es simple lógica en tiempos digitales: comunicar algo a una persona, audiencia o grupo requiere de entender qué los mueve éticamente y cómo actualizar ese algo, para que llame su atención, dejándolo correr (no sin cierta hoja de ruta o segmentación) hasta que encuentre su público objetivo. Es lo que he llamado la “ecuación del milenio”; esto es: valores más innovación sobre la red.

“En redes sociales expresarse por escrito bien es doblemente ineludible, ya que la rapidez de la lectura lleva a errores de comprensión lectora”

Asimismo Twitter puede ser también transparente para campañas, para levantar apoyo real en mítines físicos, incluso las opciones alrededor de un maridaje con la cadena de bloques para criptointercambio tampoco es descabellada. Twitter es una forma callada de grupo focal, incompleta, pero provocadora de disparadores de información y de revisión de estados de ánimo. Las encuestas en este hábitat pueden ser a veces más representativas de algunos campos físicos, que no cumplen con transparencia metodológica o ejecución supervisada. Y más allá de los robots y las tribus organizadas para perseguir y hostigar de vez en cuando, sigue siendo un buen espacio para ver cómo va la democracia del grito destemplado, de la amenaza a la distancia y del rostro oculto. Y todo esto sin ni siquiera hablar de los pros y los contras del algoritmo.

Lo simple no es lo mismo que lo tonto, lo popular no es sinónimo de vulgar

En la contienda política diaria se cuelan, a partes iguales, la desinformación y la propaganda, los pases de factura de viejos enemigos, la envidia de los potenciales contrincantes, los errores pasados, las calumnias y las medias verdades. Con ayuda de la tecnología, la inteligencia artificial observa las emociones que compartes y que están estructuradas en campos procesables para ella. Con seguidores reales (y un grupo de potenciales cuentas falsas) se puede crear una percepción de la opinión pública totalmente desmarcada de la realidad. Vale recordar todos los picos de linchamientos y asesinatos morales (con razón y sin ella) en las plataformas digitales.

Convencer en un método de seis pasos

Si hay algo que cada vez se ha aprendido de la concatenación retórica es que dar una razón, asistidos de la metáfora, ofreciendo una iniciativa de acción, reforzada en una razón jurídico política, haciendo énfasis en una propuesta y cerrando emocionalmente se vuelve un mensaje imbatible frente a las audiencias febriles de participación política. Para muestra un botón:

Mi opinión firme, plena, como la luna llena, irrevocable, absoluta y total es que en ese escenario, que obligaría a convocar, como manda la Constitución, de nuevo a elecciones presidenciales, ustedes elijan a Nicolás Maduro como presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Yo se los pido desde mi corazón (Hugo Chávez, 2012).

Lo demás es historia reciente. Si diferenciamos cómo van las piezas del engranaje, la mecánica del reloj dejará de sernos inextricable o ajena.

Recordemos: razón más metáfora, más horizonte, más legalidad, más propuesta, más cierre emocional: son los seis pasos de una onda que enfoca, empapa y convence.

@ortegabrothers

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La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.
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