En la aldea
26 septiembre 2025

La Venezuela que se educa en libertad 

De las microescuelas que nacieron en los barrios a un sistema con váuchers y plena elección para las familias, pasamos del control total a la libertad educativa. El plan Venezuela Tierra de Gracia es eso: ciudadanos libres, creativos, con un Estado que acompaña y no asfixia.

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Antonio Canova González | 26 septiembre 2025

1. Ruptura

El fundamento de todo cambio en Venezuela es apostar por las personas, por su gente.
Después de tantas humillaciones, injusticias, sufrimiento y penurias, de ver cómo los populistas se convierten en déspotas y mandamases, los venezolanos aprendimos la lección.
Somos, hoy, una sociedad unida como nunca. Confiamos en nosotros: cada uno en cada uno. Dejamos de creer en salvadores.
Sabemos que todos, sin excepción, tenemos la capacidad, la creatividad y las ganas de forjar nuestro propio futuro. Y confiamos en que vamos a hacerlo bien.
Ese es el eje de todo lo que vendrá: creer en la gente, en los ciudadanos y en su capacidad para soñar, cooperar, crear, intercambiar voluntariamente, en paz y generando beneficios mutuos, para todos.
Este drama que ya acaba nos enseñó que los gobiernos, los burócratas, los tecnócratas y todo supuesto experto, todo aquel que quiera dirigirnos, imponer su visión y resolvernos la vida, no son mejores que nosotros mismos.
Con esta premisa avanzamos como gigantes. Ya un futuro de prosperidad está asegurado.

2. Cadenas

Hace un par de semanas, con el economista argentino Martín Krause, hicimos público el Índice de Libertad Educativa (ILE) 2025.
Un grupo de investigadores analizamos veinte países latinoamericanos en dos ámbitos: libertad de aprender y libertad de enseñar.
¿Qué medimos? Cuánto margen tienen las familias para elegir la educación de sus hijos y qué tan sencillo es para docentes, emprendedores y soñadores creadores fundar escuelas, academias o cualquier tipo de espacio educacional para niños y jóvenes, sin que el Estado los asfixie.
Venezuela está en la penúltima posición, apenas por encima de Cuba. Es cierto que la regla en la región es el monopolio educativo estatal, pero Cuba y Venezuela están lejos de los líderes, como Chile, donde las opciones educativas para las familias son más abundantes y accesibles para todos, y donde, a la vez, hay reglas claras que facilitan el proceso de todo quien desee emprender en educación.
Este dato, la ausencia de libertad educativa, explica en gran medida la crisis crónica, la lógica malformadora y la utilización de la escuela venezolana como instrumento de control social, en lugar de espacio para estimular el florecimiento de niños y jóvenes.

3. Realidad

Daremos un vuelco. Venezuela será pronto un país libre y el más libre de todos en educación. Seremos paradigma mundial.
No suena tan loco. Mucho menos, imposible. Reparemos en que ya, en las peores condiciones imaginables, late en las madres venezolanas, en las familias, una decisión firme de asumir la educación de sus hijos.
Desde hace ocho años, con mis alumnos, otros profesores e investigadores en derechos humanos hemos documentado cómo, ante la debacle educativa gubernamental, han brotado microescuelas comunitarias por todo el país. Espontáneamente.
Profesionales, maestras con vocación, levantan espacios de aprendizaje real contra viento y marea. Aun en los barrios y ciudades más pobres, los papás juntan lo que sea para pagar a sus hijos educación de calidad. Ellas la proveen. Compiten por hacerlo cada día mejor. Para muchas es su principal fuente de ingresos y para todas es la actividad que les reporta una satisfacción total: profesional, reconocimiento en la comunidad, crecimiento personal.

4. Fuerza

Esta realidad educativa venezolana con microescuelas por doquier, este brote, esta aparición que refleja una actitud naturalmente emprendedora entre quienes viven la educación, nos grita: los venezolanos estamos preparados para elegir y sabemos emprender. El futuro grita libertad.
Basta de controles y vigilancia; ya está bueno de funcionarios usurpando nuestra responsabilidad. Llegó la hora de limitar al poder. El sistema actual ahoga la personalidad, la autonomía, el riesgo, la aventura, la creatividad. Todo esto ahuyenta la riqueza.
La nueva Venezuela que ya conducen María Corina Machado y Edmundo González se ancla, toda, en la libertad. El objetivo es desencadenar la fuerza creadora de nuestro pueblo. De eso va el plan Venezuela Tierra de Gracia.

5. Despegue

En educación, lo que viene es un sistema basado en la innovación, que esté al servicio de cada niño, para que crezca y se desarrolle con autoestima, lleno de curiosidad, ganas de aprender y con mucha fuerza de voluntad.
En esta nueva etapa se facilitará y promoverá la libertad en educación. Quedará atrás el férreo monopolio estatal. El gobierno asumirá su responsabilidad con humildad, con discreción, desde una postura de servicio al ciudadano, sabiéndose un ayudante de las familias, entendiendo que el protagonista es la gente.
Está previsto un Estado ayudando a todas las familias con los costos educativos suficientes para cubrir la opción que libremente elijan para sus hijos. Los váuchers o cheques escolares asegurarán la gratuidad, un sistema con inclusión total.
Las ideas están claras. El plan general, las estrategias, las políticas públicas concretas, todo está bien adelantado.
Estamos frente a algo que no se ve todos los días: del control total a la libertad educativa.
Una sociedad con gente formada en libertad; con emprendedores y profesores que se juegan la piel; con familias que hacen uso de su derecho a elegir; con un gobierno que respalde y estimule esa capacidad de elección libre, sería, en fin, el culmen de una transformación radical.
Esa maravilla ya existe: libre, creadora, dichosa, una Tierra de Gracia.

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La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.
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