En la aldea
20 septiembre 2025

Recordando a la estrella 

El 16 de septiembre falleció Robert Redford, una de las grandes estrellas del cine y referente del “Nuevo Hollywood”. Su legado trasciende la pantalla: perdurará por siglos.

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Eduardo Escobar Amaya | 20 septiembre 2025

El año es 1936. La Gran Depresión está ocurriendo y la miseria de las personas está definiendo, en gran parte, la cultura que marcará las siguientes décadas. Recetas con menos ingredientes, paranoia de que las cosas pueden empeorar y un espíritu que algunos podrían describir como “emprendedor” —y otros, quizás, como “estafador”.

Avanzamos algunas décadas en el futuro: en 1973 se estrena The Sting. Fue dirigida por George Roy Hill, cuya otra película más famosa es Butch Cassidy and the Sundance Kid. Tanto Butch Cassidy como The Sting son protagonizadas por Paul Newman y, en efecto, Robert Redford.

El año es 2025, y hace unos días, el 16 de septiembre, falleció Robert Redford. Hoy lo conmemoramos, y a falta de poder recapitular toda su increíble e influyente carrera, lo recordamos a través de The Sting: tan solo una de muchas películas que contienen una vasta cantidad de momentos protagonizados por Redford.

Hoy nos encontramos más distanciados del estreno de The Sting, ya que la película, a su vez, se encuentra temporalmente distanciada del año en el que toma lugar. Aunque la trama ocurre durante la Gran Depresión, el tono no tiene nada de deprimente: el espíritu cineasta de los 70 se percibe en cada escena, en cada plano.

La trama es la siguiente: Johnny Hooker (Robert Redford) es un estafador de bajo calibre. Su mentor en el mundo de las estafas le recomienda a Johnny buscar a un hombre llamado Henry Gondorff, capaz de enseñarle la “gran estafa”, mucho más amplia y ambiciosa que las baratas maniobras que hasta ahora ha practicado. En efecto, Gondorff adopta a Hooker como su aprendiz y ambos unen sus habilidades para estafar a Lonnegan, un líder de la mafia irlandesa.

La película, de 129 minutos, puede resultar un tanto metódica para quienes están acostumbrados a un cine más frenético y moderno, pero The Sting sigue siendo una obra excelente. Esto ocurre por una gran gama de factores: la trama está bien construida, el entorno de la Gran Depresión le da un sabor histórico que amplifica la sensación de ver una película ya de por sí bastante antigua, y las actuaciones, en general, son sobresalientes.

Pero me gustaría destacar a Redford. Su actuación como Johnny Hooker representa quizás el punto más alto de su “cara de bebé”: el protagonista perfecto de Hollywood, carismático, arrogante en todas las formas que nos gustan. En mi experiencia charlando con personas que no ven tanto cine, noto una tendencia a levantar barreras para excusar el no acercarse al cine antiguo. Muchos individuos, aunque disfrutan una gran cantidad de películas, directores y actores, no se atreven a ver nada anterior a 1995. Para mí, estas barreras son mentales: no existen. El cine clásico aún tiene demasiado que enseñarnos.

Y para cualquier escéptico que piense que el cine antiguo no será capaz de hechizarlo, basta ver una actuación de Robert Redford para derribar ese castillo de ilusiones. Los actores más carismáticos de nuestra era —Clooney, Pitt, DiCaprio— le deben directamente su carisma a Redford. Más de cincuenta años después del estreno de la película, se me dificulta pensar en momentos del cine más poderosos y, a la vez, más pequeños, que la sonrisa de Robert Redford. De una forma muy real, Robert Redford fue la superestrella. La marca que deja y el legado que podemos observar perdurarán por siglos.

La carrera de Redford y su impacto van mucho más allá de la gran pantalla, por supuesto. El festival de cine Sundance fue creado por él (de ahí la conexión titular con Butch Cassidy & The Sundance Kid). Redford fue un activista para muchas causas: el ambientalismo, los derechos LGBT y los derechos de los pueblos nativos americanos fueron algunas de las luchas que promovió a lo largo de su vida.

En The Hollywood Reporter, el 18 de septiembre, la cineasta negra Euzhan Palcy escribió un artículo sobre su relación con Redford. En él, la artista describe cómo Redford la ayudó a convertirse en la primera mujer negra en dirigir una película en Hollywood. Así, cualquier pieza periodística que intente describir la vida de Redford está destinada a quedarse corta, a no llegar a cubrir la magnitud de las cosas que hizo, las causas que defendió, las vidas que impactó.

Vivimos en una época en la que las grandes figuras del “Nuevo Hollywood” de los años 70 ya están empezando a fallecer. Esto es inevitable y no merece ser estigmatizado. Pero en estos momentos es valioso pensar en el legado que dejan estas figuras. El de Robert Redford habla por sí mismo.

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La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.
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