En la aldea
31 julio 2025

El día que bajaron los barrios

Los barrios bajaron. Lo que por años fue un anhelo, se hizo realidad: Petare tomó las calles, con rabia, con dignidad. Pero el poder respondió con represión.

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Cristina Nair | 29 julio 2025

Después de las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024 en Venezuela, se empezó a gestar una lucha nunca antes vista. La frase que solíamos escuchar de pequeños se materializó: los barrios caraqueños comenzaron a bajar. Las imágenes de distintos medios de comunicación internacionales mostraban la otra cara de la moneda.

Luego de que Elvis Amoroso saliera con una “servilleta” a dar unos resultados que no reflejaban la decisión de un país, se escuchaba, se veía y se sentía una gran decepción que los líderes opositores no podían —o mejor dicho, no querían— controlar. Con el pasar de las horas, y ante los casi nulos comunicados por parte de la dirigencia, fueron los ciudadanos quienes decidieron —por segunda vez y en un lapso de pocas horas— salir a reclamar lo que la tiranía quería ocultar.

Recuerdo que entre el mediodía y la una de la tarde se escuchaban rumores de que las personas que residen en Petare querían bajar y tomar las calles, que las protestas ya habían iniciado y que no iban a parar. Una marea de motorizados y ciudadanos de a pie empezó a recorrer la Av. Francisco de Miranda. El rumor ya no era un rumor, era una realidad.

Personas de otros sectores del este de la ciudad acompañaron la manifestación sin titubeos. Se aproximaban las horas para un comunicado por parte de María Corina, pero yo, que me encontraba en la Plaza Francia de Altamira —y que ya había protestado en este lugar— sabía que el ambiente era distinto. No había rostros conocidos, pero sí muchos con indignación.

Nadie sabía a dónde ir ni cuál era la ruta a seguir. Los más radicales querían repetir un escenario parecido al de 2017. Otros pretendían regresar unos cuantos kilómetros atrás, y los demás simplemente esperar. Eso fue así hasta que la gente empezó a subir por la Av. Don Bosco de Chacao, buscando la casa donde estaba el Comando ConVZLA.

Los que venían desde Petare a pie no querían seguir caminando; ya estaban cansados. Los más jóvenes empezamos a subir con una marea más reducida de personas, para escuchar “no sabemos qué”, pero algo importante. Es decir, el grupo se dividió en dos: los que se quedaron y los que se fueron.

Carolina Amoroso, reportera argentina, relata en una entrevista cómo se enteró de esto. Pero además, fue una de las pocas que se quedó hasta el final en la plaza. Cuenta cómo, desde la parte sur, vio una tanqueta —que tenía los ojos de Chávez pintados— subirse a la acera e intentar lastimar a los manifestantes. Todos huían, pero ella y su camarógrafo se quedaron y registraron todo.

Los pocos que llegamos al comando escuchamos las palabras de MCM y Edmundo. El ambiente era totalmente diferente; se respiraba esperanza y alegría. No sabíamos lo que pasaba a pocos kilómetros.

Tras ver las actas y conocer el plan de la oposición, todo cambió en cuestión de minutos. Las personas se montaron en motos, carros o simplemente comenzaron a caminar con rapidez. La noche ya había caído y lo que se escuchaba era: “Hay que resguardarse”.

Ese día, para mí, cambió todo. Lo que debía ser un ambiente de alegría resultó ser una noche tensa. Detenciones, cacería de brujas y un miedo absoluto. La dictadura, que también escuchó aquella rueda de prensa, no tuvo dudas. No estaba perdida: se fortaleció. Utilizó la indignación de la población y la convirtió en miedo.

Hasta entonces, los hechos no resultaron como la determinación del voto. Han pasado dos “elecciones” (así, entre comillas) donde nadie quiso ir a votar. Las cárceles están repletas, la cifra de presos políticos sigue creciendo y el miedo arropó a la población. Sin contar la situación devastadora en la que se encuentra sumergido el país desde hace 25 años.Es así como aquella frase que se repetía con aliento resultó en algo que nadie esperaba: “Este país va a cambiar cuando bajen los barrios”. Los barrios bajaron, y el país sí cambió. La gran mayoría de la población está de acuerdo en que no quiere seguir viviendo bajo el yugo de esta dictadura. Sin embargo, el resultado sigue favoreciendo al opresor.

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La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.
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