En la aldea
23 junio 2025

Narcoestado, el peor legado de Hugo Chávez

La alianza entre las FARC, el ELN y sectores de las FANB no solo existe: es funcional al modelo del narcoestado chavista. Colombia produce, Venezuela distribuye, juntos controlan rutas y mercados.

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Zair Mundaray | 23 junio 2025

«Mire Dr. En este país tenemos más de 60 años en guerra contra la guerrilla que ahora es el narcotráfico y todas sus formas de violencia y control territorial y social, no hemos podido con eso a pesar de tener fuerzas policiales, militares y un sistema de justicia mayoritariamente comprometidos en combatirlos. Que será del destino de Venezuela, donde los llamados a hacerles frente están comprometidos en la actividad mafiosa; yo creo que ustedes no han comprendido la magnitud del reto que es que el narcotráfico y la guerrilla se haya apoderado de su territorio».

Este fue el recibimiento que me dio un connotado docente en la Universidad El Rosario en Bogotá, cuando me disponía a participar en un encuentro sobre la criminalidad organizada en Latinoamérica y su peligroso avance. Esta suerte de sentencia hace parte de las angustias de quienes estudiamos la actividad de la criminalidad organizada y cómo contrarrestarla en nuestro país, un país que se ha convertido paulatinamente en la sede de una transnacional del crimen. 

Antes de la revolución bolivariana hubo algunos intentos de penetración del narcotráfico dentro de las estructuras gubernamentales, afortunadamente no tuvieron éxito debido a la acción y compromiso de las instituciones de investigación y justicia. Por supuesto, en aquellos casos no había involucramiento de altos funcionarios del Estado, no era un plan gubernamental, sino más bien emprendimientos individuales. Todos recordamos el escándalo del caso del diputado Hermócrates Castillo del partido OPINA, quien fuera detenido en febrero de 1987 transportando 5 kg de cocaína (cantidad que para los carteles de hoy no sería ni una muestra), por ello fue condenado a 27 años de presidio, o el caso del general Ramón Guillén Dávila, involucrado en el tráfico de cocaína a principio de los 90. 

Los cambios radicales que enfrentó nuestro país a partir de la llegada del chavismo al poder involucran la imposición de una perspectiva que relativiza el mal desde la narrativa y la acción política. Quizás el narcotráfico no es tan maligno si es encauzado y controlado hacia una buena causa, como es la lucha contra el imperialismo norteamericano. Esa fue la premisa con la que Hugo Rafael Chávez Frías generó un nuevo enfoque al narcotráfico y bajo la excusa de derrotar al “enemigo” imperial inundando sus calles con cocaína, embarcó al país en la peor de las empresas, dio rienda suelta a la utilización del territorio para el tráfico de drogas a través de aliados estratégicos (FARC), con lo que se inició un proceso de corrupción a gran escala de la Fuerza Armada y la policía, cuyas consecuencias abarcarán a varias generaciones. Recoger esas aguas es un reto titánico. 

La acusación que pesa en una corte de los Estados Unidos contra Nicolás Maduro, Vladimir Padrino, Diosdado Cabello y otros, da cuenta de forma documentada de lo que acá vengo explicando. Fue Hugo Chávez y nadie más, quien ideó y llevó a cabo un plan para instrumentar el narcotráfico como supuesto mecanismo geopolítico de lucha contra la dominación. Las pruebas parecen incontrovertibles, las cifras de incautaciones de droga provenientes de Venezuela en aguas internacionales, en el Caribe, en Centroamérica y en Europa, reflejan una verdad lapidaria, gran parte de la droga que se trafica desde Latinoamérica hacia los mercados internacionales pasa por Venezuela, y podría ser que ahora se produzca dentro del territorio. 

Varias agencias con alcance global advierten sobre el desproporcionado aumento de las drogas que pasan por el país de manera impune. El régimen se jacta de haber aumentado las incautaciones, pero justamente, mientras más incautaciones se producen, mayor es la cantidad de droga que hace transita por el territorio, si a eso le agregas que la droga incautada generalmente no se destruye como dice la ley (según me reportan varias fuentes policiales y judiciales), sino que parte de ella sale nuevamente al mercado, nos encontramos frente a un panorama catastrófico. 

Los casos que se siguen en los Estados Unidos contra Cliver Alcalá, El Pollo Carvajal, e incluso el de el hermano de Piedad Córdoba, tienen en común una cantidad de aportes y pruebas que señalan a Hugo Chávez como el ideólogo de tamaña empresa criminal. Cualquiera que haya recorrido Colombia, puede entender las dificultades de trasladar la droga por pequeñas carreteras, pistas de aterrizaje improvisadas, rutas fluviales complejas, para llegar a puertos con salida internacional. Nada de esto se compara con la vialidad e integración territorial que dejó la llamada 4ta República en Venezuela, puertos, aeropuertos, autopistas, túneles y toda una infraestructura por la que la droga viaja a máxima velocidad hacia el exterior. Si a esas ventajas. Le añades que ninguna autoridad te persigue e incluso la carga puede ir custodiada por fuerzas del Estado, nos encontramos frente al sueño de cualquier mafioso. Hace unos años entrevisté a un ex agente del SEBIN que me narró con lujo de detalles, como custodiaba cargamentos por órdenes superiores hasta los Puertos de Altagracia en el Edo Zulia, donde los cargamentos eran embarcados hacia el Caribe. 

En un reciente informe El Departamento de Estado de Estados Unidos publicó su Estrategia Internacional de Control de Narcóticos 2025, en la que señala que Colombia continúa siendo el principal productor y exportador de coca en el mundo. De acuerdo con el documento, registró un aumento de 10 % en los cultivos de coca en 2023, alcanzando 253.000 hectáreas, mientras que la producción potencial de la droga subió 53%, pasando de 1.738 a 2.664 toneladas métricas. Gran parte de esa droga se utiliza en Venezuela para salir al mercado en una perversa alianza entre organismos de seguridad del Estado y organizaciones criminales como el ELN.

La organización Transparencia Venezuela se hacía eco de los reportes de la realidad del narcotráfico en Venezuela, señaló que se estima que pudieron circular por Venezuela aproximadamente 639 toneladas de esta droga. A propósito del aumento en la producción colombiana y la expansión de los cultivos de coca en 2024, es probable que esta cifra haya aumentado aún más (…) Al multiplicar ese monto por el precio promedio al que se le vende la droga a los mayoristas en los principales mercados a donde llega la mercancía desde Venezuela, se puede asumir que por narcotráfico hubo un ingreso bruto en Venezuela de USD 8.236 millones durante 2024”, se lee en el reporte.

Recuperar la democracia, implica también el reto de enfrentar el modelo de Estado mafioso que instauró Chávez, y que Maduro y Cabello han profundizado a niveles inimaginables con el concurso de Vladimir Padrino. Sobre este tema, muchos prefieren voltear la mirada, pero eso no hará desaparecer la realidad. La evidencia es lapidaria, entre las cosas nefastas que ha instaurado la revolución chavista, está la consolidación de un modelo de crimen transnacional institucionalizado, controlado desde la cúpula del poder, que corrompe y produce inimaginables cantidades de dinero. Ese es el legado. 

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La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.
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