Hoy el título es tomado de las Sátiras de Horacio, y en español significa: la narración habla de ti. Puede referir a la lectura o al conocimiento de un texto que parece lejano, que refiere a situaciones aparentemente ajenas, pero cuyo contenido te incumbe en lo personal a pesar de que no lo sientas así. Alguien tiene que advertirte para que descubras cómo te toca de cerca. También alude a cómo interpretas o comentas un hecho de actualidad partiendo de las informaciones que te han llegado sobre su desarrollo, desde las cuales elaborar una explicación sobre cómo sucedió. Una explicación subjetiva, desde luego, razón por la cual no solo trata del asunto que contiene, sino que también informa de tu posición en torno a lo que has narrado.
¿Cuánto sabemos del suceso de la liberación de los rehenes aprisionados en la embajada de Argentina, que acaba de pasar? Poca cosa o nada susceptible de consideración, debido a que no han circulado evidencias precisas y confiables sobre cómo sucedió de veras. En consecuencia, lo que afirmamos ahora no tiene valor sustantivo, es solo una versión carente de fundamento en términos absolutos. Pero, aún frente a tal escollo, insuperable de momento, lo endeble, o lo tendencioso o exagerado o mentiroso que pongamos a circular tiene gran valor debido a que refiere a los observadores lejanos y desinformados que se convierten en cronistas o analistas debido a su relación con el asunto. El tratamiento del suceso no refiere realmente al suceso, sino a quienes lo ventilan sin recato como si hubieran estado en la jaula cuando los pájaros levantaron el vuelo: de tefabula narratur.
Como han sido muchos los narradores con pies de paja, o con ojos que no han podido ver ni con orejas para escuchar, se saca una primera conclusión indiscutible: el episodio ha interesado como pocos, hasta el punto de convertirse en motor de la opinión pública y en productor de exposiciones casi en términos exclusivos. Extraordinario descubrimiento: la mayoría de los venezolanos está pendiente de la suerte de cierto tipo de líderes de la oposición y la sigue con entusiasmo, hasta el extremo de dedicarles atención preferente. Realmente mucho más. No solo preferente, sino también capaz de meterlos en un capítulo histórico porque los ha convertido en comentaristas o en locutores de una peripecia de la que se han apropiado en términos muy enfáticos. ¿Por qué? Debido a que los ha puesto a asumir la participación en una conducta como si fuera la de ellos. Son unos viandantes físicamente lejanos y apenas ocupados de sus asuntos, pero, de pronto, se meten en la casa de la embajada para fugarse con los fugados y para relatar su hazaña después con regocijo en plaza pública: dete fabula narratur.
Hay otros, sin embargo. Se trata de aquellos que, para no pasar por irresponsables o para mostrarse como dechados de prudencia, asumen la posición de no actuar como la muchedumbre irreflexiva o incauta, el cuidado de esperar datos fidedignos que tal vez no lleguen. También están, por último, los políticos que prefieren callar porque deben atender asuntos electorales: de te fabulanarratur.