En la aldea
26 abril 2025

La emoción de la burocracia espiritual  

La verdadera magia de “Cónclave” como película es lograr que el espectador se familiarice con la mecánica para elegir a un nuevo Papa y quede atrapado en la esperanza de que su candidato preferido gane y ascienda al trono papal.

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Eduardo Escobar Amaya | 26 abril 2025

A veces las noticias y las artes se alinean completamente por coincidencia. Recientemente, el Papa Francisco falleció, y la película “Cónclave” estalló en popularidad.

Esto tiene sentido – es una coincidencia interesante que pocos meses antes de que falleciera un Papa se hubiese estrenado una película acerca del fallecimiento de un Papa, y los eventos que le siguen a esta muerte.

“Cónclave” fue nominada a ocho premios en los Oscars recientes: Mejor Película, Mejor Actor Principal, Mejor Actriz de Reparto, Mejor Guion Adaptado, Mejor Música Original, Mejor Edición, Mejor Diseño de Producción, y Mejor Diseño de Vestuario.

De estos, solamente ganó Mejor Guion adaptado. La película está basada en un libro del mismo título por el escritor Robert Harris, quien tiene una carrera de bastante prolífica, aunque no sería injusto catalogar su especialidad como “novelas de aeropuerto”.

“Cónclave”, por ende, encaja en esta categoría. , el film dirigido por Edward Berger, protagonizado por Ralph Fiennes, Stanley Tucci, John Lithgow, Isabella Rossellini, y Carlos Diehz, es una de estas películas que existen en un espacio liminal, entre el “alto arte” y el cine “blockbuster”.

Por un lado, una película nominada a los Oscars, que difunde detalles sobre los procedimientos tradicionales que ocurren en la iglesia católica cuando fallece un Papa, no suena como una película con appeal masivo.

Más bien, suena como lo que muchas personas caracterizarían como una “película pretenciosa de Oscar”. Que yo esté o no esté de acuerdo con esta idea acerca de las películas que son nominadas al Oscar no es verdaderamente importante – la clave es que es una percepción que podría existir.

Sin embargo, si vemos “Cónclave”, descubrimos que en realidad es una película profundamente accesible y fácil de ver. Muchos la han descrito como un “thriller” papal, y la verdad es que es una descripción correcta.

Cuando al principio de esta columna yo tildé a “Cónclave” como “película de aeropuerto”, esto no fue un insulto de mi parte, sino más bien una descripción – la atmósfera, la sensación de ver “Cónclave” existe en ese espacio de una novela diseñada para que cualquier persona pueda recogerla en una librería de aeropuerto y leerla sin mucha dificultad.

La trama de “Cónclave”, entonces, debería ser evidente simplemente por el título: Fallece el Papa, y en El Vaticano, el Decano de los Cardenales Lawrence está a cargo de organizar el cónclave a través del cual será elegido el siguiente Papa.

Poco a poco, vamos conociendo los candidatos a Papa, liberales o conservadores, y mientras los eventos de la película ocurren, los votos diarios caen a favor de uno u otro aspirante. Es una estructura bastante limpia para una película – los cardenales votan de cierta forma el primer día, Lawrence y sus colegas liberales reaccionan.

Los cardenales votan de cierta forma el segundo día, y tenemos otra reacción de Lawrence. En contraste a la trama de los votos, Lawrence va usando su cargo de Decano para investigar acerca de los últimos días y las últimas acciones del Papa, para tratar de esclarecer información escondida sobre los diversos candidatos.

Así, “Cónclave” nos presenta una película de misterio en la que el enigma nunca es de vida o muerte, y en la que – spoiler alert – no hay asesinatos. Son misterios más mundanos, relacionados a la tradición católica y a los procedimientos burocráticos de esta organización.

Pero “mundano” no es sinónimo de “aburrido”, y la verdadera magia de “Cónclave” como película es lograr que el espectador se familiarice con la mecánica de estas elecciones y quede atrapado en la esperanza de que su candidato preferido gane la elección a Papa. La película logra esto a un nivel bastante satisfactorio. Si eres alguien a quien le interesaba ver “Cónclave” pero la habías pospuesto, y ahora por la muerte del Papa Francisco te sientes interesado de nuevo, recomiendo que la veas.

Es una película ligera, no muy profunda (aunque tiene su temática de Fe que puede llegar a ser intrigante), y no es muy pesada. No puedo certificar que sea teológicamente precisa, pero considerando que en unas semanas empezará el primer cónclave desde el 2013, no es mal momento para refrescar en términos generales cómo funciona aquel proceso. Ver el filme de Edward Berger es una buena manera de entender el Espíritu del asunto.

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La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.
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