Una serie de televisión es acerca de algo en específico. La premisa central nos guía y nos genera una expectativa sobre lo que vamos a ver, en términos generales, en cada episodio. Si nos sentamos a mirar “Mad Men”, es para ver a Don Draper y al elenco de Sterling Cooper trabajar, vivir sus vidas, y adaptarse a los tiempos cambiantes.
“Better Call Saul” nos da a Jimmy McGill tratando de ser buena persona, y poco a poco perdiendo su valentía moral para transformarse en Saul Goodman. Y “Twin Peaks”, al ser una telenovela, se encuentra centrada en una investigación policial mística, pero también en la vida diaria de los ciudadanos del pueblo en Washington. “Severance”, la serie original de Apple TV +, crea un mecanismo tecnológico para generar su premisa: ¿qué pasaría si pudieras segmentar tu día de trabajo por completo, al nivel que se transformara en otra persona? El efecto de esta cirugía de ciencia-ficción, la titular “severance”, es dividirse en dos partes: una parte de ti solamente trabaja de 9 a 5, y otra parte de ti vive el resto de tu vida. Para la segunda persona, no es una situación negativa: en la práctica, no tienes que trabajar por el resto de tu vida. Pero a la primera persona, la estas condenando a una vida de esclavitud, en la que solamente conoce el trabajo.
Este es el dilema moral que funciona como la base de “Severance”. Pero esta serie tiene algo que la caracteriza más allá de este dilema moral a lo cuento de Philip K. Dick. “Severance” no le tiene miedo al cambio de premisa.
Es fácil denotar, entonces, que no describí la premisa. Si nos ponemos técnicos, la premisa de “Severance” se centra en Mark (representado por Adam Scott), un empleado de la mega compañía Lumon, que optó por la cirugía luego de la muerte de su esposa, Gemma, en un accidente automovilístico. El Mark dentro de Lumon, que solamente vive para trabajar, es gracioso, sangre liviana, y bastante amistoso. El Mark que vive el resto de su vida pasa sus días deprimido, lleno de ira ante un mundo que siente que le ha sido injusto.
La primera temporada de “Severance” se desarrolla con el Mark interno (o “Innie Mark”, siguiendo la terminología basada en los ombligos que la serie inventa) descubriendo poco a poco que Lumon no es una compañía muy confiable, luego de que empieza a trabajar en su piso una nueva empleada llamada Helly (Britt Lower). Entonces, si volvemos a mi análisis superficial de la expectativa que tiene alguien al ver un episodio de “Mad Men”, o de “Breaking Bad”, solo aquí es cuando podemos una idea similar con “Severance” – al sentarte a ver un capítulo, te estás sentando a ver a Mark, y a Helly, y al resto de su equipo, lentamente investigar la realidad de su situación, y explorar qué es lo que en realidad Lumon quiere lograr.
Esta es una muy buena premisa para una serie, y no es un concepto que “Severance” malgasta – la serie es estupenda, con un guion lleno de misterios sin sacrificar la profundidad de los personajes, que son realizados por un elenco muy talentoso. Nuestros protagonistas investigando la compañía poco a poco es el tipo de idea que podría sustentar a una serie de televisión por dos, tres, cuatro, o cinco temporadas. Y luego, terminas la primera temporada de “Severance”. Y la serie cambia.
Si queremos ver esta idea de que una serie de televisión es acerca de algo muy puntual, podemos analizar todas las series policiacas que han definido su propio espacio televisivo. CSI, Law and Order son series que no cambian fundamentalmente de episodio a episodio. Si tu te sientas a ver un capítulo de CSI, en los términos más generales, ya sabes que viene.
Si luego empiezas a ver la segunda temporada de “Severance”, notarás que la serie ya no trata de lo mismo. Siguen siendo nuestros mismos personajes, con los mismos actores, y continua la trama de la primera temporada, pero lo que la serie es, esa sensación de que sabes que va a pasar en términos generales, ha cambiado totalmente. Este pasado jueves salió el último episodio de la segunda temporada de “Severance”, y fue una temporada totalmente distinta a la primera.
En vez de quedarse en el espacio seguro de un concepto de ciencia ficción que podrían haber explotado una y otra vez de forma repetitiva, esta temporada más reciente cambia por completo la premisa central de la serie, de formas que evitan cualquier sensación repetitiva. La verdad es que una serie de televisión no tiene que ser nada en específico, no tiene que pasar temporada tras temporada con la misma trama transformándose en aburrida y usada.
La segunda temporada de “Severance” es diferente a la primera, de la mejor manera posible. El episodio que concluyó este pasado jueves dejó un final que, otra vez, promete cambiar por completo lo que “Severance” es como serie, y yo no podría estar más feliz al respecto. Es una valentía de escritura que demuestra que Dan Erickson, el creador de la serie, y Ben Stiller, el productor ejecutivo, saben lo que están haciendo. Ahora solo toca cruzar los dedos para que la espera no sean otros tres años.