En la aldea
06 febrero 2025

Luis Chataing, comediante y presentador de Tv

Luis Chataing: «que los perdone otro»

"Presentarse en el país sería asociarse con los delincuentes responsables de la tragedia nuestra para convertirse uno en lo mismo", dice el humorista.

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Alejandro Hernández | 02 febrero 2025

Luis Chataing dejó el humor de lado y reflexionó sobre el país con mucho sentimiento y agudeza. No hay tema al que no se le mida y dejó claras sus posturas sobre el momento político actual, la función de los medios de comunicación y hasta ante una eventual transición.

El reconocido comunicador fue categórico con el desempeño de los grandes medios: “¿están haciendo algo?”, preguntó. “Hay quienes probablemente pasaron de ejercer su profesión de periodistas, a convertirse en entretenedores”, sostuvo. Sin embargo, no desestimó los peligros que rodean a quienes están dentro del país: “el que está allá tiene que hacer lo imposible por no caer preso”.

En la dureza de algunos de sus comentarios, se refleja un gran afecto por Venezuela y un enorme deseo de volver. Se siente complacido con el testimonio que ha dado y considera que el humor, ha sido su manera de “hacer entender al mundo mi desacuerdo absoluto con las cosas que han pasado”.


Son días muy difíciles para los venezolanos ¿cuál es su lectura del país que tenemos hoy?

-Para mí el 28 de julio cortó un largo proceso de desilusión que atravesábamos. Pienso que María Corina Machado, y la gente que la acompañó, reconstruyeron esa emoción que teníamos perdida; y nos llevaron a una elección donde le dimos una paliza tremenda a la dictadura. La forma como María Corina y la ciudadanía trabajaron juntos para remontar cada una de las adversidades, hasta lograr, con acta en mano, probar el resultado que todos sabemos, es fascinante, me emociona, me estimula y me pone en pie.

Pero eso no se ha traducido en la salida del chavismo

-A nadie le puede haber tomado por sorpresa que estos tipos se robaran la elección. Aunque debo confesar, que me ha impresionado la manera como recrudecieron la maldad que ya habían demostrado en el pasado. Pero eso le demostró al que todavía no estaba claro, que en Venezuela reina una tiranía absoluta. Entonces, quienes apoyen lo que está pasando en el país en la forma que sea: haciendo un negocito, diciendo que no se puede de otra manera, etcétera; están ayudando a la dictadura y haciéndose parte de ella. Es un momento muy complicado, porque entendemos que María Corina tiene una estrategia y ha dado unos pasos muy certeros, pero hoy yo me siento en una suerte de limbo, porque desconozco cuáles son las siguientes acciones.

¿Qué opina de esta especie de competencia de méritos que se ha creado los últimos años entre quienes están fuera del país y quienes se mantienen dentro de Venezuela?

-Los seres humanos somos imperfectos, con esto te quiero decir que yo también he caído en la trampa emocional de maljuzgar a quienes están en el país en algún momento, pero ya, haciendo uso del sentido común, entiendo que quienes están allá no pueden comprender en carne propia lo que sentimos quienes estamos afuera; y los que estamos afuera no podemos vivir en carne propia lo que sienten los que hacen vida allá. Además, quienes queremos democracia para nuestro país, debemos comprender que puede haber personas dentro de nuestro mismo grupo que tengan opiniones distintas.

Pienso que quienes permanecen en Venezuela están registrados en la historia como los valientes que se movilizaron frente al miedo y votaron masivamente el 28 de julio. Quienes estamos afuera los apoyamos hablando con libertad y denunciando los atropellos que comete la dictadura.

¿El chavismo ha logrado normalizar en una parte de la población gran parte de las restricciones o distorsiones que ha impuesto?

-Mira, el que está en Venezuela tiene que hacer lo imposible por no caer preso, porque por menos de nada te llevan a la cárcel a ti, a tu mamá, a tu abuela; se llevan los restos de tu abuelo y las cenizas las esparcen en un charco de mierda de vaca. Lo que no entiendo es que alguien que viva en Venezuela, invite a una persona que esté afuera a asimilarse y someterse a la cotidianidad de allá.

Yo comprendo que el que está en el país y quiere ver a Luis Miguel, debe hacerse la vista gorda con quién trajo a Luis Miguel, cómo se pagó, de dónde salió el dinero para el concierto, cómo se construyó ese estadio inmenso y espectacular en una Venezuela tan necesitada, etcétera. Todos esos temas debes obviarlos para poder escuchar a Luis Miguel; pero yo estoy de acuerdo con que quien trabaja honestamente, merece escuchar a Luis Miguel, o a quien sea.

¿Si tuviera la oportunidad de presentarse en Venezuela, lo haría?

-No lo haría, porque moralmente siento que no debo hacerlo. En mi opinión hay solo dos formas de normalización en Venezuela: una es para sobrevivir, porque no tienes más remedio; por ejemplo, se te dañó el carro y tú sabes que el repuesto lo trae el negocio del enchufado tal… La otra, es asociarte a los delincuentes responsables de la tragedia nuestra para convertirte tú en lo mismo.

¿Qué valoración hace de las posiciones y decisiones editoriales que han asumido los medios de comunicación tradicionales en estos últimos tiempos?

-¿Los medios convencionales en Venezuela están haciendo algo? Mi querida Televen, por ejemplo, ¿de qué se informa la gente cuando pone el noticiero Televen?, no sé. ¿Qué tal son los programas de opinión?, ¿Cuántos hay?. Lo mismo ocurre con Venevisión. Unión Radio, ¿qué hace Unión Radio?. ¿Dónde están las verdaderas oportunidades para comunicarte, para expresarte con libertad en Unión Radio?. Con todo el cariño. Viéndolo por el lado positivo, supongo que están haciendo un gran esfuerzo por mantenerse, para, cuando pase la ola, volver a ser lo que fueron.

Hoy día el gran mérito se lo llevan los medios digitales, que han hecho una labor titánica por mantener realmente informados a los venezolanos dentro y fuera del país; y los periodistas que siguen haciendo su trabajo en Venezuela, van a tener su propio pedestal, incluido Roberto Giusti, a quien recientemente perdimos.

La decisión de los grandes medios es “informar hasta donde se pueda”, porque si no el régimen los cierra.

-Mira, para yo no caer en eso, me fui.Y yo estoy afuera para evitar eso. ¿Te imaginas, después de todo lo que dije e hice en radio y televisión, escucharme un día diciendo: ustedes me entienden, ustedes saben lo que yo quiero decir?. ¿Te imaginas a un Luis Chataing así y reducido a eso? No, yo no. Con esto no quiero juzgar a ninguno de mis amigos, pero probablemente pasaron de ejercer cabalmente su profesión de periodistas, a ser una suerte de entretenedores.

La presión a los medios tradicionales es entendible, ¿por qué no usar las redes sociales para informar?

-Mira, si yo viviera en Venezuela, me quedara calladito y agarrara unos diez clientes de esos negocios millonarios que se han montado allá, no estaría pasando el trabajo que puedo estar atravesando en este momento.Estaría al aire en la radio, hablando de los nominados al Oscar y tendría una catajarra de anunciantes de electrodomésticos, de todo tipo, que, además, pagan unos precios que son insólitos; y bueno, mis hijos tendrían un futuro asegurado, amparado por el paraguas de la vergüenza de su padre.

Pienso que son decisiones muy personales y habría que preguntarle a uno de esos periodistas que está allá y que consiente ese proceder, ¿qué lo motiva?. Yo solo puedo entender el miedo, porque yo he sentido miedo.La última vez que me entrevistaron en radio allá, se me escapó la palabra dictador y fue como si hubiera tirado una bomba atómica.De pronto me quedé hablando solo…Pero claro, de nuevo, hay que estar allá para entenderlo.Es penoso para uno, pero también debe ser penoso para las personas que están en eso, pero por alguna razón lo están haciendo, porque ahí están.

El chavismo ha producido cualquier cantidad de heridas en la sociedad venezolana en estos veinticinco años que lleva en el poder, ¿Cómo piensas que se deberían manejar esas cicatrices en una eventual transición?

-Con la dificultad que cualquier iluso puede imaginar. Primero están quienes quieren un cambio inmediato, que tendrán la ansiedad de que todo se transforme en una semana. Luego, están los acomodados que a horas de sucedida la transición, van a voltearse e intentar seguir haciendo negocios, ahora con este lado. Entonces, en un eventual nuevo gobierno, va a recaer la inmensa responsabilidad de reeducar al país. Yo no tengo una bolita de cristal para saber cómo nos vamos a comportar, porque hay un grupo de sujetos a quienes me cuesta llamar venezolanos, puesto que no se han comportado como tal, sino como todo lo contrario. Para este grupetín, al que todos podemos ponerle rostro, porque ha matado, destruido y hecho mucho daño; a mí me cuesta mucho pensar en el perdón, que los perdone otro, yo no.

Soy absolutamente pro María Corina Machado. Confío en ella y creo en la forma en la que imagina una transición. Y aunque te digo: que los perdone otro, entiendo perfectamente que sin concesiones no se va a salir de esto; pero hay que saber bien cuáles son las que se deben dar.  

Si se encuentra a Maduro de frente, ¿qué le diría?

El coño de tu madre. Qué bárbaro, no habías terminado la pregunta y ya el «coño de tu madre» lo tenía en la cabeza. La verdad es que yo no tengo nada que decirle a Maduro; sí le diría a los guardias que pasen y se lo lleven.

¿Y si se encontrara a Hugo Chávez?

-Yo me encontré varias veces con Chávez en su momento: la primera vez, porque Mari Pili Hernández era presidenta del Canal 8, me invitó a un Aló Presidente y formé parte del público; al terminar el programa, conversé probablemente dos minutos con él, en el estudio. La segunda vez, fue como al año de su elección; cuando convocaron a un montón de peloteros venezolanos que jugaban en las Grandes Ligas y a cuatro artistas, a jugar béisbol con Chávez en cadena nacional, en el estadio universitario. Fuimos Erika de Vega, Nelson Bustamante, José Luis Rodríguez y yo.

La tercera, fue cuando inauguraron la nueva sede de Televen, en ese tiempo yo llevaba como un mes invitándolo todos los días al programa, y hubo un momento en que dentro del tumulto de gente quedamos frente a frente. Entonces le dije: presidente, lo he estado llamando y buscando y me respondió: “claro, vale, ya me dijeron”. Qué día puede ir, le pregunté; y él escogió un 17 de diciembre. Lamentablemente no fue, me embarcó e hicimos el programa con el estudio completamente vacío y un letrerito que decía: nos quedamos esperando. De ahí en adelante, no lo vi más.

¿Es cierto que Nicolasito Maduro Guerra una vez se presentó en Televen porque quería conocerlo?

-Sí, una tarde me tocaron la puerta del camerino y cuando abro, veo a seis tipos con chaquetas rojas, luego, cuando miro más abajo y adelante, estaba Nicolasito, el hijo de Nicolás Maduro, que me quería conocer. Me dijo que me admiraba y que le encantaba lo que hacíamos. Para ese entonces, casualmente, yo, otra vez, tenía una campaña invitando a su papá al espacio y le dedicaba a eso, por lo menos, un minuto por programa. Ese día él se llevó hasta una taza de Chataing TV. Hubo una segunda vez, yo ya estaba en plena grabación y el director paró todo de repente para decirme  que subiera de inmediato a la presidencia del canal, porque me estaban esperando. Subí y estaba otra vez este muchacho ahí.

Pero ¿sobre qué hablaron?

-Nada, otra vez quería saludar, pero tú sabes que cuando pasan estas cosas, usualmente, están los socios del negocio detrás, con los ojos abiertos y diciéndote con la mirada que no la vayas a cagar. Y uno con unas ganas tan grandes de cagarla…

¿Por qué a los políticos les cuesta tanto tener un discurso que conecte con la gente y a personas como ustedes los humoristas, se les da de manera tan natural?

-En mi caso, el sentido común es la base de mi trabajo, porque te permite saber qué es lo correcto para la mayoría. Luego está el humor, que siempre se pone del lado del que está sufriendo. Los políticos, lamentablemente, hay muchos que incumplen y hay otros que no gozan de simpatía. Sin embargo, considero que es una vocación muy ingrata, pero muy necesaria. El que le da la espalda a la política, le está dando la espalda a la comprensión de lo que le está sucediendo.

Al principio de la conversación dijo que si se hubiese quedado en Venezuela aceptando las condiciones que impone el régimen, no estuviera pasando las situaciones difíciles que vienen con la migración, ¿a qué circunstancias se refiere?

-Las personas que viven en países que no están plenamente desarrollados o que atraviesan por problemas económicos graves, tienden a pensar que afuera todo es un paraíso; asumen que, por ejemplo, en Nueva York todo el que vive es millonario y se olvidan de que en todas esas ciudades hay clase media y clase baja. Yo, mientras estuve en Venezuela, aproveché todas las oportunidades que me dio esta profesión, de manera honesta. Hice todo lo que pude hasta el momento en que me fui, pero también pagué las consecuencias de expresarme libremente, hubo clientes que trabajaron conmigo durante largos años, que me llamaron para decirme que debían suspender el contrato, porque los estaban fiscalizando por la publicidad que yo les hacía.

Pero el punto es que así te vaya bien y triunfes afuera, puede pasar que tu corazón se sienta encarcelado por lo que está sucediendo en Venezuela, por lo que le está pasando a tus familiares o amistades allá; y ese es mi caso. Yo, al venirme para Estados Unidos, dejé un pulmón allá; y digo un pulmón, para no decir mi corazón. Yo no olvido de dónde vengo, ni a la gente que me acompañó.

¿Hace cuánto no pisa el país?

-Yo tengo ocho años que no voy para allá; pero el momento más cruel que yo pueda recordar en mi historia reciente, fue en febrero de 2019, cuando se hizo el concierto en la frontera y me paré en un punto entre Colombia y Venezuela, y vi a mi país ahí, frente a mí. Pude oler los aromas de la cordillera andina, que los tengo grabados en mi memoria. Aquí en Miami, uno extraña a Venezuela y duele a diario, pero cuando la tienes a un paso y no puedes entrar, no te puedo explicar lo que se siente.

.-Cuando va de gira, ¿cuál es la parte de show con la que genera más conexión con la gente que lo va a ver?

-Bueno, yo creo que le llevo una ventaja injusta y es que mi voz a muchos les transporta a Venezuela instantáneamente. Es decir, yo no tengo que hacer mucho. Pero es depende, por ejemplo, si estamos pasando por un momento de euforia; la gente quiere que le hables de posibilidades de cambio. Disfrutan el poquito de bullying que uno intenta hacerle a la maldad. Si, por el contrario, estamos atravesando una desilusión, las personas prefieren conectar con tu capacidad para hacerlos reir apolíticamente.

¿Se siente contento con lo que ha construido y con las decisiones que ha tomado?

-Yo me siento contento conmigo mismo. Me siento conforme con el esfuerzo que he hecho a lo largo de treinta y dos años, para compartir con la gente las cosas que se me ocurren; y estoy agradecido con que este sea mi oficio. Si eso ha contribuido a formar a otros, pues mejor aún.

Si llega materializarse un cambio político en Venezuela, ¿volvería?

-Claro que volvería. ¿A quedarme? No sé. ¿Inmediatamente? No creo. Precisamente, por sentido común; pero sí volvería. Es más, lamento por adelantado saber que no voy a llegar a tiempo para estar justo en el momento de la conquista del cambio, porque de eso me habría encantado enterarme, abrir la puerta y salir corriendo en interiores a celebrar. Pero sí, claro que aportaré mis conocimientos y en mi experiencia a la reconstrucción del país

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