En la aldea
02 enero 2025

El león, la zorra y el lobo

Durante estos tiempos en Venezuela pululan las mentiras, los engaños y las trampas. Aparecen lobos que estaban agazapados escondiendo sus indignidades mintiendo descaradamente para adjudicar yerros y vicios a otros. Chacales disfrazados de mansas ovejas

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Corina Yoris - Villasana | 30 diciembre 2024

La literatura, y en especial las fábulas, suelen ser un manantial de enseñanzas de vida cotidiana. Revisando las del insigne Esopo, antiguo fabulista griego, releí la referida al león, la zorra y el lobo.

Esopo emplea las características y comportamientos distintivos de los animales como un instrumento narrativo para evidenciar de modo simbólico las virtudes y también los defectos humanos. A través de estas alegorías, logra transmitir valiosas lecciones de vida que invitan a la reflexión sobre nuestras acciones y actitudes en diferentes situaciones rutinarias.

En la fábula que hoy nos ocupa, la figura central es el león, ese majestuoso animal considerado como el incuestionable «rey de la selva». Cuando un león se levanta, exhibe una figura solemne, inspiradora tanto de respeto como de fascinación. Basta tan solo verlo aparecer para colmar el entorno de poderío y dominio, dando señales inequívocas de serias advertencias ante cualquier conato de ataque que pudiera aflorar en los alrededores. Este vigoroso felino, insignia de reciedumbre y liderazgo, despliega su potestad con una mixtura de distinción y fiereza que lo convierte en una figura central dentro de su hábitat natural.

Aparece también el lobo, vinculado a la especie «Canis lupus»; se destaca por ser un depredador conocido por su eficacia y su destacada facultad de cacería. El lobo armoniza fortaleza física, rapidez y destrezas combinadas de tal manera que logra garantizar el triunfo en la captura de sus presas, lo que lo convierte en una de las criaturas más emblemáticas dentro de los ecosistemas donde vive.

La raposa o zorra es extensamente aquilatada por su valiosa perspicacia y penetrante inteligencia; a lo largo de los tiempos, se ha convertido en un emblema de sagacidad en diversas culturas. Su carácter ingenioso y capacidad para encontrar soluciones rápidas y eficaces en situaciones complejas reflejan una admirable destreza que trasciende el reino animal.

Veamos ahora cómo inserta Esopo estos tres ejemplares en su relato. He parafraseado la versión que aparece en la recopilación de algunas de sus fábulas en Internet.

«Agotado y anciano, el rey león cayó enfermo en su guarida, y los otros animales de la selva, salvo la zorra, decidieron visitarlo para darle ánimo. Valiéndose de la oportunidad que le brindaba la visita y la ausencia de la raposa, el lobo aprovechó para hablar mal de ella y le dijo al león: la zorra carece de respeto hacia su alteza, y por esa razón ni siquiera se ha tomado la molestia de saludar o interesarse por su bienestar».

En ese preciso instante llegó la zorra, justo a tiempo para escuchar lo que había dicho el lobo. El león, enojado al observarla y pensar que era una descarada, soltó un rugido feroz contra la zorra; sin embargo, ella solicitó la palabra para defenderse y dijo:

– Dime, Rey León, de todas las visitas que están aquí, ¿quién te ha conferido un servicio tan especial como el que yo he realizado, que indagué por todos los lugares, y busqué doctores que con su conocimiento te darían una solución ideal para sanar?, ¡Y finalmente conseguí esa medicina!

-¿Cuál es ese remedio?, ¡dímelo ya!, rugió el león impacientándose.

– Tienes que matar un lobo y cubrirte con su piel como abrigo, contestó la zorra.

Inmediatamente, el lobo fue sentenciado a muerte, y la zorra, burlándose gritó: “al patrón no se le debe llevar hacia el resentimiento, sino hacia la benevolencia». Quien pone trampas para los inocentes, es el primero en ser atrapado en ellas. Esta fábula de Esopo aspira a evidenciar que la paparrucha y los engaños perennemente nos acarrearán dificultades. Mientras mayor sea la mentira, mucho más será el perjuicio.

Se puede observar con claridad que el relato puntualiza de manera alegórica los enrevesados sistemas de fuerzas del poder y el manejo interesado en las interacciones sociales y políticas. Cuando el lobo pretende denigrar a la zorra ante el león, evidencia cómo los celos y el deseo de eliminar a la zorra, poseedora de una poderosa eficacia, virtud que lo hace sentir minimizado, pueden conducir a los sujetos a proceder de modo absolutamente alevoso y así conseguir gratitud por parte de quien representa la autoridad.

No obstante, la sentencia al lobo, al concluir la fábula, nos hace pensar en las enseñanzas bíblicas: «No os engañéis; Dios no puede ser burlado, pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará».

A la vez, al recordar el dicho latino «qui in gladio occiderit, gladio peribit», cuyo significado literal es «el que mata a espada, perecerá por la espada», nos viene a la mente la versión archiconocida por nosotros: «El que a hierro mata, a hierro muere».

Al proceder de manera innoble, tendiéndole una burda trampa a la astuta zorra, no solo lo puso en serios apuros, sino que de victimario pasó a ser víctima de sus intrigas. La narración de Esopo nos estimula, en consecuencia, a promover la generosidad y la dignidad en cada acto de la vida.

Durante estos tiempos azarosos, en Venezuela pululan las mentiras, los engaños y las trampas. De forma continua vemos aparecer a lobos (caricatura de ellos), -quienes estaban agazapados escondiendo sus indignidades-, que pululan mintiendo descaradamente para adjudicar yerros y vicios a otros que, a ciencia cierta, les pertenecen precisamente a los insidiosos chacales disfrazados de mansas ovejas.

Esta no es hora de conductas llenas de inquina, calumnias o felonías. Este es el momento de la gallardía, el coraje y la verdad.

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La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.
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