Los resultados reales de las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024 fueron los esperados. Las tres encuestadoras más reconocidas en Venezuela -Delphos, Consultores 21 y Datanálisis- coincidían en el triunfo de Edmundo González sobre Nicolás Maduro con una ventaja, según las últimas mediciones, que rondaba entre 25% 30%. Por su parte, todos los exitpoll realizados el día de las elecciones igualmente eran contundentes y coincidentes en la victoria de Edmundo González.
Inesperadamente, el 28 de julio, el presidente del CNE, Elvis Amoroso de manera nerviosa y cometiendo errores infantiles de suma y cálculo de porcentajes, presentó unos resultados que daban ganador a Maduro. Posteriormente, el 29 de julio, Amoroso en rueda de prensa informó que ese mismo día emitiría el boletín definitivo con los resultados y que se les entregaría a los candidatos todos los datos relativos a las elecciones, es decir, la votación por centro electoral. Nada de eso ocurrió y el CNE optó por cerrar sus oficinas e inhabilitar su página web, argumentado un hackeo, que según ellos, comenzó el 29 de julio y que todavía persiste. Esto resulta increíble de entender, la incapacidad para restaurar el funcionamiento de una página web.
Con una maquinaria perfectamente preparada, la candidatura de Edmundo González logró una acción muy eficaz para recolectar y procesar y publicar las mismas actas que tenía bajo resguardo el Plan República, como ente de la Fuerza Armada Nacional, el principal testigo de que Maduro perdió las elecciones. Maduro, al verse derrotado y sabiendo que el CNE conocía la verdad, recurrió a la maniobra de acudir a la Sala Constitucional del TSJ para que validara un triunfo que él sabe que no obtuvo. La Sala Constitucional ordenó la publicación de los datos de las elecciones, situación que no ha ocurrido. El mismo Maduro afirmó que daría a conocer los resultados.
Los escrutinios, basados en las actas, indican que Edmundo González obtuvo 67,08%, Nicolás Maduro 30,46%, Luis Eduardo Martínez 0,79%, Antonio Ecarri 0,47%, entre otros candidatos. Estos son datos irrebatibles, los mismos que están en las bóvedas del CNE y que tiene la Fuerza Armada Nacional.
Lo que llama la atención – más allá del hecho de que estas elecciones acabaron con la polarización en Venezuela por cuanto un triunfo 70% a 30% no se puede considerar división- es que la dirigencia de AD-TSJ, liderada por Bernabé Gutiérrez, y su candidato Luis Eduardo Martínez salieron de inmediato a reconocer el triunfo de Maduro sin ni siquiera tener contabilizados los votos por cada entidad federal.
AD alcanzó apenas 86.228 votos. El mismo partido que lograba obtener más de tres millones de votos se redujo, literalmente, a la nada. Ello es incompresible si se piensa en la historia de AD. Pero lo cierto es que actualmente ese partido está actuando como un instrumento para la consolidación de Maduro a cambio, tal vez, de una tarjeta blanca disminuida y la apropiación de las sedes del partido, con ayuda de los cuerpos policiales.
Pero un caso tan enigmático como el de Bernabé Gutiérrez es el del Timoteo Zambrano, quien con su partido Cambiemos, apoyando a Antonio Ecarri obtuvo una cantidad insignificante de votos. Zambrano es -tal vez- el vocero de segunda mano para expresar en público lo que Maduro manda a decir con una persona con atuendo opositor. Sin ver un acta de votación ni saber cuántos votos recibieron en las elecciones, Bernabé y Timoteo hablan de la juramentación de Maduro el 10 de enero de 2025 como un hecho normal, como si el pueblo venezolano no hubiese votado el 28 de julio. Timoteo pareciera actuar movido por una lógica que maneja el expresidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, y los intereses que él representa.
Otros candidatos, que actuaron como especie de rellenos en el tarjetón, se han pronunciado a favor de Maduro o se han guardado un silencio prudente. Sin embargo, Ecarri interpuso un recurso ante el TSJ con el propósito de que se revelara el contenido de las actas de las elecciones del 28 de julio.
Quien ha levantado su voz ante la opinión pública en busca de que se conozca la verdad de las elecciones ha sido Enrique Márquez. Él no ha reconocido el triunfo de Maduro y ha logrado reunir una alianza muy diversa para hacer respetar la Constitución, mediante un conjunto de iniciativas ante los órganos legales competentes. Tarde o temprano ese esfuerzo tendrá sus frutos.