El exrepresentante de Estados Unidos para los asuntos de Venezuela no comparte la política que ha ejecutado el actual presidente Joe Biden hacia nuestro país. Explica que las presidenciales del 28 de julio no serán una solución para la crisis institucional venezolana, porque el régimen de Nicolás Maduro no aceptará “con facilidad y sin presión perder el poder en unas elecciones”.
Elliott Abrams asegura que Barbados “fracasó” y aunque no cuestiona la disposición de Washington a seguir conversando con Maduro, es contundente al decir que la estrategia de la administración Biden “no ha conseguido nada” del régimen, solo “acuerdos no cumplidos”.
Afirma que la Casa Blanca y el partido Demócrata han puesto los intereses de la petrolera Chevron por encima de la posibilidad de conseguir la democracia en Venezuela. Entretanto, sugiere al gobierno estadounidense influir en los presidentes Gustavo Petro y Luiz Inácio Lula Da Silva para que tengan “discursos más francos” sobre la realidad política venezolana.
–¿Qué opina de la suspensión de la licencia 44 para las operaciones de petróleo y gas en Venezuela y la implementación de la licencia 44 A, por parte de la administración Biden?
Estoy tratando de comprender la política de la administración Biden, no quiero cuestionar la totalidad de ella, porque están todavía tratando de convencer a Maduro de permitir algunas condiciones democráticas para las elecciones presidenciales del mes de julio, o un cumplimiento, al menos, parcial del Acuerdo de Barbados. Pienso que esa es la razón por la que no han revertido todas las licencias que flexibilizan las sanciones impuestas al régimen venezolano.
El tema de la migración también tiene mucho peso, Washington está tratando de bajar la cantidad de venezolanos que buscan quedarse ilegalmente en Estados Unidos; y piensan que si hay menos sanciones, también habrá una menor migración. Sin embargo, yo no creo que esto sea un cálculo correcto; así como tampoco lo es pensar que el precio de la gasolina en Norteamérica bajará con la producción de petróleo que salga desde Venezuela.
–¿El precio de la gasolina en Estados Unidos es la razón por la que no está en discusión revocar la licencia 41, que permite la operación de Chevron en Venezuela?
La administración Biden considera que con más producción de Chevron, podrán bajar el precio del combustible en Estados Unidos durante un año electoral, pero eso no es realista, porque hoy Venezuela genera alrededor de 800 mil barriles de petróleo al día; y el incremento que va a aportar Chevron es tan pequeño, que no reducirá en nada el valor de la gasolina antes de noviembre. Seguir con Chevron significa que no están pensando claramente en la situación dentro de Venezuela, ni en la actitud que ha tenido Maduro hacia los acuerdos suscritos en Barbados.
–Se ha dicho que la flexibilidad de la administración Biden hacia Chevron es producto de un importante lobby que la petrolera ha hecho en Washington.
Yo estoy de acuerdo, es un lobby que ha ganado. Lo que me extraña es que cuando yo era joven, el partido Demócrata era el de los sindicatos, los trabajadores y la izquierda; mientras que el partido Republicano era el del bussines.Durante mis últimos dos años en el Departamento de Estado (2019 y 2020), el jefe de Chevron, fue tres veces a pedir el levantamiento de sanciones y nuestra respuesta era que entendíamos que flexibilizar las medidas contra el régimen era bueno para la compañía, pero no para el país, ni para nuestra política de promover la democracia en Venezuela. Me extraña que la administración del partido Demócrata hiciera lo contrario y pusiera los intereses de esta petrolera como la cosa más importante.
–¿Cuál es su lectura sobre lo sucedido con el acuerdo de Barbados?
Fracasó. Por supuesto que podemos discutir sobre la necesidad de intentar una iniciativa como Barbados con la expectativa de que Maduro iba a cumplir, pero fracasó. La posibilidad de unas elecciones presidenciales libres en 2024, en mi opinión, nunca estuvo planteada y ahora claramente no existe; Maduro y su equipo nunca iban a aceptar con facilidad y sin presión la posibilidad de perder en unas elecciones libres y salir del poder. Es un grupo criminal y saben que dejar el gobierno, probablemente, quiere decir encarcelamiento. Barbados me parecía como un juego malo.
Además, el nivel de represión creció después de la firma del acuerdo Barbados, el mejor ejemplo es lo sucedido con la defensora de derechos humanos Rocío San Miguel; y en este momento, no es realista creer que el régimen de Maduro va a bajar el nivel de represión, sobre todo, estando a tres meses de la elección.
«Me parece que han liberado a Alex Saab para ganar algo político de Maduro»
–¿Entonces qué salida le ve a la situación de Venezuela?
Las elecciones del 2024 no van a ser la salida o la solución para Venezuela. Creo que más presión es necesaria. Hace unos años, digamos en 2019, había unanimidad de todos los países democráticos en América latina, Europa, contra el régimen, aislando al régimen y tuvimos sanciones más fuertes. Creo que debemos reconstruir esa alianza, por ejemplo. Hoy no veo mucha presión norteamericana y europea contra los presidentes Gustavo Petro y Luiz Inácio Lula Da Silva para que apoyen una solución democrática en Venezuela y eso es importante. Lo mismo con el gobierno de España y Europa en general; se necesita más presión para abrir una verdadera posibilidad de elecciones libres.
–¿Cómo interpretar el papel que tuvo Qatar en esta negociación con EEUU?
No sé por qué necesitaron a Qatar, entiendo que, al menos al principio, querían que las negociaciones fueran secretas; pero no veo que Qatar haya añadido algo de valor. Insisto, no veo para qué necesitaron Qatar, de verdad no entiendo.
–¿Cuál es su valoración de la decisión Washington de devolver a Alex Saab a Venezuela, como parte de las negociaciones de Barbados y Qatar?
La cuestión de los norteamericanos encarcelados en países no democráticos es siempre un tema muy difícil; y es la responsabilidad del gobierno de turno tratar de liberar a esos presos. No criticaría a la administración Biden, si estaban buscando traer a esos estadounidenses a casa; pero pienso que no fue el caso, me parece que han liberado a Alex Saab para ganar algo político de Maduro, como condiciones para unas elecciones libres o el cumplimiento de lo suscrito en Barbados; objetivos que para mí son imposibles en este momento. No fue muy inteligente liberar a Saab por nada. Desde el punto de vista político no hemos ganado nada por liberar a Saab.
–¿La administración Biden debe seguir hablando y reuniéndose con los representantes de Maduro después del “fracaso” de Barbados?
Yo no diría que es incorrecto hablar, ni pienso que cualquier conversación o reunión es un error; habrá momentos donde las conversaciones abiertas o secretas pueden ser útiles. Mi crítica no es que haya una reunión, sino la posición que está tomando Estados Unidos en la mesa, ¿qué están diciendo?, ¿qué están pidiendo?, ¿en qué están insistiendo?. Eso es lo importante.
–Durante la presidencia de Donald Trump hubo mucha más presión que en la administración actual, pero tampoco tuvieron éxito en desalojar a Maduro del poder
Te diré una cosa imposible de probar, pero nosotros solo tuvimos dos años, no cuatro como el gobierno actual. El cerco al régimen de Maduro empezó en enero de 2019, quizás si hubiésemos tenido cuatro años más con una mayor presión, el resultado podría haber sido más positivo.
–¿Si hay un cambio de administración en las próximas elecciones presidenciales estadounidenses, eso se retomará?
Espero que sí, depende de quiénes estén alrededor de Trump, de su equipo, por ejemplo, si incluye a Pompeo o no. Pero lo que sí es evidente, es que la política de Biden de negociar acuerdos que no son cumplidos, sólo por la idea de que así van a bajar la migración y el precio de la gasolina; no se repetirá en una administración republicana, porque ya es evidente que no será un plan exitoso. No creo que la Casa Blanca las cambie entre ahora y las elecciones de noviembre, pero uno pudiera esperar que si logra una segunda administración, Biden también cambiaría esas estrategias que no han conseguido nada.
–¿Qué rol tienen países como Rusia y China en la permanencia de Maduro en el poder?
Sin duda es más difícil todo, porque Maduro no se siente totalmente aislado en el mundo democrático; sin embargo, mi impresión es que ni los rusos ni los chinos le están dando dinero, sino, más bien, están como Chevron: tratando de recuperar sus inversiones. Desde el punto de vista de inteligencia, sí creo que el apoyo de los chinos, rusos, cubanos e iraníes es importante.
–¿Qué se puede esperar de las posturas de los presidentes Lula y Petro?
Ellos entienden lo que está pasando en Venezuela, porque han sido elegidos en elecciones libres y saben lo que es un sistema democrático por eso, pueden ser presionados por el mundo democrático, no solo Estados Unidos, sino, también, los europeos y canadienses; deberíamos, ahora, hablar, negociar con ellos e influir para que tengan palabras más honestas y discursos más francos, sobre las elecciones presidenciales en Venezuela. Para mí es evidente que ellos entienden exactamente lo que está pasando.
–¿La comunidad internacional bajó su interés por Venezuela desde que terminó la administración Trump?
Sí, es verdad, el nivel de atención ha bajado muchísimo; pero puede ser recuperado y eso depende, en gran parte, de Washington. Ojalá que después de las elecciones de noviembre, podamos ver más atención a Venezuela, ojalá que sí.