De un tipo que salió electo diputado gracias a los votos que en el municipio Simón Rodríguez de El Tigre, estado Anzoátegui, le aportó su amistad con el alcalde y luego se prestó para participar sin remilgos en el juego que lo defenestró, se puede esperar cualquier cosa.
Esto lo dice de José Brito un exdiputado que sabe de dónde viene, que conoce al detalle la jugada que, a su juicio, lo retrata como “un traidor capaz de vender su alma al diablo”, y que lo tuvo -“en malas horas”, dice”- como compañero de partido en dos ocasiones: en Podemos y en Primero Justicia. A solicitud de La Gran Aldea, resume parte de un historial que comenzó en esa ciudad del oriente venezolano impulsada, fundamentalmente, por su cercanía con la Faja Petrolífera del Orinoco.
La maniobra que refiere el exdirigente tuvo como protagonistas al propio Brito, al Fiscal General de la República, Tarek William Saab, y al hasta el entonces alcalde de El Tigre, Ernesto Paraqueima, una trilogía que durante un buen tiempo fue reconocida por la amistad que entablaron y por los intereses que compartieron en el sur del estado Anzoátegui.
Y consistió en una componenda que, según su parecer, no es más que una muestra de la catadura del hoy destacado miembro del club de los “Alacranes”, esa especie venenosa, original de la política criolla de la era chavista, que juega a ser opositora para poder clavar su agujón con la finalidad de destruir, justamente, a la oposición.
Primeros rugidos
En El Tigre, resume el dirigente, José Brito (El Chaparro, Anzoátegui, 50 años) vislumbró el terreno propicio para emprender su carrera política. En las elecciones municipales de 2005 fue elegido concejal del municipio Simón Rodríguez. Permaneció en el cargo hasta el año 2008. A la sazón, Ernesto Paraqueima se desempeñaba como alcalde (en su primer período: 2004-2008). Ambos estrecharon lazos de amistad, pese a que el burgomaestre militaba en las filas del Movimiento Quinta República y Brito se movía a gusto en Proyecto Venezuela. A los dos dirigentes de El Tigre estaba unido, en camaradería, un tercero, también oriundo de la ciudad: Tarek William Saab.
Con un estilo populista y extravagante, Paraqueima fue forjando un turbulento liderazgo en El Tigre y parte del sur del estado Anzoátegui. “Tenía gente”, reconoce el exdiputado. Las elecciones de 2004, como candidato del MVR, del chavismo, las ganó de manera inobjetable. Pero, al poco tiempo, su estilo y su afán mediático causaron ruido en el seno de la gobernación, al frente de la cual estaba el hoy Fiscal General de la República.
Se cuenta que el distanciamiento definitivo lo provocó un supuesto atentado que sufrió el alcalde contra su vivienda y que denunció por la radio, medio que utilizaba en forma desmedida. En el entorno del gobernador quedaron pocas dudas de que se trató de un montaje, y el alcalde comenzó a ser apartado.
Durante esa gestión de Paraqueima abundaron las protestas y las denuncias de atropellos, humillaciones a las mujeres y abusos a los Derechos Humanos (ejecuciones extrajudiciales incluidas). En las elecciones de 2008, ya sin aval oficialista, fue derrotado. Ese fue su único castigo, además de breves arrestos e inhabilitaciones que quedaron en la nada.
En los años que siguieron, los otros dos pilares de la trilogía que tan bien había operado unida en oriente, Brito y Tarek centraron sus miras en la capital. El primero se consolidó como saltimbanqui de la política, y sus saltos de un partido a otro junto con la fiereza que aparentaba en su lucha contra la “dictadura chavista” (así la llamó en varias ocasiones) se hicieron anecdóticos. Y el segundo se afianzó como garante de la imparcialidad en la aplicación de la justicia oficialista.
A su vez, entre demagogia y bravuconadas, llegan las elecciones del 21 de noviembre y el inefable Ernesto Paraqueima resulta elegido para un segundo mandato (2021-2026) con el apoyo del 41,26% de los votantes. En esa ocasión, convenció al electorado presentándose como opción entre el oficialismo y la oposición y con el argumento de que había madurado (¿forma verbal gratuita?).
Negociación “entre panas”
De aquí, se evidencias dos hechos relevantes: uno es que el nuevo flamante alcalde contó con el respaldo de Primero Venezuela, el partido creado por su histórico compañero de lucha y diputado a la Asamblea Nacional, José Brito, una vez que fracasó en su intento de quedarse con Primero Justicia. Y el otro es que, en las listas, el nombre de Lilys Osuna (segunda esposa de Brito) fue de primera en los puestos de salida para concejala. La negociación entre panas rindió más réditos: en 2022 la dirigente fue nombrada presidenta del Concejo Municipal de Simón Rodríguez.
En los pocos meses que duró su segunda gestión, Paraqueima anduvo desbocado. Se ganó la desconfianza de los comerciantes asiáticos con expresiones xenófobas, atropelló a los informales, arremetió contra los luchadores sociales, despreció a las mujeres, se ufanó de su hombría, promovió uniones entre parejas del mismo sexo en las plazas públicas y sin base legal. Transmitía su programa en cadena radial. Atacaba. Amenazaba. No tenía freno y nada le pasaba. Sin embargo, sin apoyo oficial y abandonado por sus amigos, todo parecía ser cuestión de tiempo para que lo agarraran fuera de base.
Y, efectivamente, bastó una corrida en falso para que fuera sorprendido -siguiendo la jerga beisbolera- entre primera y segunda. El error lo cometió, no faltaba más, en su programa radial. Un comentario despectivo sobre un mural dedicado al autismo, realizado, según reseñó el diario El Vistazo, en la Avenida Francisco de Miranda de El Tigre por el movimiento Vida Asperger y Rotary Guanipa, fue más que suficiente para ponerlo out.
Las reacciones, por demás justificadas, contra expresiones tan abominables (“Quién pintó eso tan horroroso”, fue su pregunta más suave) no se hicieron esperar. Pero lo curioso es que el entorno de Paraqueima denunció que el malestar se hizo viral debido a la “conspiración, traición y premeditación de José Brito y el Gobierno Nacional”, según reseña de El Vistazo. El programa salió al aire en abril. El caso rodó con fuerza en las redes a partir del martes 2 de mayo.
De todo este cruce, sin embargo, afloró un hecho contundente: el Fiscal encontró el momento oportuno (había tocado una fibra muy sensible) para apartar al incómodo Paraqueima, y contó con, al menos, la pasividad de Brito, quien no dijo ni pío en defensa de su amigo.
La investigación fue realizada por una Comisión de la Asamblea Nacional formada por orden de Jorge Rodríguez. A las pocas horas, el propio fiscal Tarek William Saab, desde la sede del Ministerio Público, anunció que se había girado una orden de aprehensión contra Paraqueima. Minutos después, Saab publicó fotos del funcionario detenido en la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN) base El Tigre.
Ese mismo día la Fiscalía General de la República solicitó una medida humanitaria de arresto domiciliario para Paraqueima, por un supuesto diagnóstico de “trastorno depresivo mayor”. Dos días después la Contraloría General anunció una nueva inhabilitación política por 15 años, publicó El Vistazo.
Y -¡Oh, sorpresa!- en su sustitución al frente de la alcaldía de El Tigre fue elegida Lilys Osuna (43), la segunda esposa de José Brito y con quien comparte tres hijos. Aunque ninguna ley contempla que el cargo debía ser asumido por la presidenta de la Cámara Municipal, se asegura que a Brito no le costó mucho cuadrar una mayoría para que la Licenciada en Administración cubriera el vacío.
Un historial de traiciones
En el marco de un operativo en el que se desvanecen los escrúpulos aunque haya excompinches de por medio, no puede extrañar que sea José Brito el portador de la bandera en el acto de solicitar a la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) la anulación de los efectos del terremoto político (la indiscutible aclamación de María Corina Machado como candidata de la oposición para las elecciones que, según el Acuerdo de Barbados, deben realizarse en 2024) ocurrido el pasado 22 de octubre, como lo describió El Nacional en su editorial del martes 31 de octubre.
La opinión del exdirigente de Podemos y de Primero Justicia coincide con la de una diputada del partido amarillo y negro -también consultada para esta nota- en el sentido de que la trayectoria de Brito se ha caracterizado por la traición, y en que hoy está en una etapa de aparentar fidelidad con el oficialismo. Ambos, a la vez, le advierten a Maduro de que no se confíe de un tipo que actúa de esa manera, con el formato de las bandas.
Lo cierto del caso, sin embargo, es que, entre todos los “Alacranes” que compiten por figurar y prestar favores, Brito es uno de los que mejor lo ha hecho. “Ha sido -aseguran- un instrumento de Maduro que ha servido muy bien. Es el más eficiente de todos esos personajes que rondan por ahí”.
En su recorrido político, Brito ha pasado por Proyecto Venezuela, Podemos, Primero Justicia y es fundador de Primero Venezuela, el partido del cual es coordinador nacional. Lo creó después de ser expulsado de Primero Justicia y ver fracasada, en una segunda sentencia del 4 de septiembre de la Sala Constitucional (en un primer fallo, del 16 de junio de 2020, se le había otorgado el cargo de coordinador nacional tras la destitución de Julio Borges y Tomás Guanipa), su intención de quedarse con las siglas y los colores del partido amarillo y negro.
A Primero Justicia había llegado de la mano de lo que quedaba de Podemos, cuyos derechos fueron cedidos en 2012, bajo sentencia del TSJ, a Didalco Bolívar, el exgobernador de Aragua que estaba convertido en operador del chavismo.
Con los justicieros, Brito se forjó una imagen de tipo voluntarioso, reconocen sus dos excompañeros de militancia. “En esa época, en Primero Justicia los diputados teníamos que reportar lo que hacíamos: las intervenciones, las actividades regionales. Había participación de todos. Había que promover las leyes. Y él fue activo como todos. Y llevó palo. Brito entrompaba. Lo hizo en protestas frente al Consejo Nacional Electoral (CNE), en la Plaza Morelos, en el Congreso; se presentaba como defensor de las mujeres”.
El exdiputado refiere que Brito quería mostrarse como el más arrecho. “Una vez se cayó a golpes con un Guardia Nacional. En otra ocasión entró golpeado al Congreso acompañando a Delsa Solórzano, que había sido agredida. Era de los que cuando estaba en el interior del país gritaba ‘Vamos para Caracas’. Fue uno de los que colocó en el Congreso la pancarta con el letrero ‘Maduro dictador’. Actuaba para hacerse indispensable. Era un tipo hábil. Estridente. Yo, que lo conozco, sé que una de las cosas que más lo puede joder es que se diga que es un tipo que fue electo con los votos de su amigo y luego lo traicionó”.
Aparece el otro Saab
José Brito había sido elegido diputado por el estado Anzoátegui en las filas de Primero Justicia en las parlamentarias de 2015. A finales de 2019, tras aflorar un entramado de corrupción, fue expulsado.
Unos días después, el portal Armando.info señaló a Brito como uno de los implicados en presuntos hechos de corrupción para limpiar la reputación de empresarios colombianos vinculados al gobierno de Maduro y a la red de malversación de fondos de las ayudas sociales del Comité Local de Abastecimiento y Producción (CLAP).
“Eso nació en la Comisión Permanente de Contraloría”, coinciden el exdiputado y la diputada consultados. Brito formó parte de esa instancia entre 2016 y 2020. Inicialmente como integrante de Primero Justicia y luego en representación de Primero Venezuela, partido que presenta una simbología y colores similares a PJ. Ya con su nueva agrupación, formó parte de instancias con nombres tan pomposos como Comisión para Investigar las Acciones Perpetradas contra la República desde la Asamblea Nacional y Comisión Especial para Investigar las Infamias de Donald Trump contra Venezuela.
“Esa era una Comisión -precisa el exdiputado- que se prestaba para muchas cosas. Ahí, cualquier persona investigada podía ofrecer medio millón de dólares para que, simplemente, no lo nombraran”.
Y así llegó el momento en que Alex Saab comenzó a ser nombrado: había sido acusado de lavado de dinero en Estados Unidos e incluido, casi en simultáneo, en la llamada Lista Clinton,sancionados por el Departamento del Tesoro en julio de 2019.
Es difícil pensar que se trate de una mera casualidad la gestión realizada en mayo de 2019 ante el propio Vaticano por un grupo de diputados, aún representantes de la oposición, para dar crédito de la buena conducta del empresario colombiano. Un mes antes, publicó Armando.info, los mismos legisladores habían realizado una gira secreta por varios países europeos donde dejaron en manos autorizadas documentos que respaldaban la honestidad del investigado.
Conviene anotar que el grupo de diputados que salieron en auxilio de Saab estuvo integrado por José Brito, Luis Parra, Conrado Pérez, Richard Arteaga, Adolfo Superlano, Chaim Bucarán y José Luis Pirela. Conocida como la “Bancada CLAP”; poco después fueron apartados de los partidos que representaban: Primero Justicia, Voluntad Popular y Un Nuevo Tiempo.
Entre los países que visitaron figuran: España, Italia, Bulgaria, Portugal, el Principado de Liechtenstein (hay una foto que muestra a Brito eufórico en una carretera que conduce de Suiza al Principado) y, por supuesto, El Vaticano. Alex Saab no esperaba lo de Cabo Verde. Ni menos que la solicitud de indulgencia celestial fuera desatendida. El 12 de junio de 2020 fue detenido y en octubre de 2021 fue extraditado a Estados Unidos.
Animador de golpes
En el historial de José Brito no se puede omitir que el 5 de enero de 2020 fue uno de los principales animadores del denominado “golpe al Parlamento”. Ese día, junto a Franklyn Duarte, Luis Parra y otros 15 diputados disidentes de la oposición, con el apoyo de la fracción del Bloque de la Patria, realizaron una sesión sin quórum y juramentaron una nueva junta directiva de la Asamblea Nacional, sin presencia de la mayoría opositora.
Tampoco que el 13 de enero de 2020 su nombre apareció en la lista de funcionarios sancionados por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, y que el 22 de febrero de 2021 figuró entre los 19 funcionarios relacionados con el gobierno de Maduro que fueron sancionados por la Unión Europea. En su caso, se especificó que fue uno de los que legitimó las parlamentarias del 6 de diciembre de 2020.
Su más reciente gesto en favor del oficialismo es la introducción (el 30 de junio de 2023), “en su condición de aspirante a participar en las elecciones primarias del 22 de octubre”, del recurso contencioso electoral con amparo constitucional contra los actos inconstitucionales e ilegales de la Comisión Nacional de Primaria. Todo un contrasentido dirigido a dejar sin efecto un acto que, como dicen los juristas, ya se efectuó. Un favor que, en esta oportunidad, luce muy flaco a la luz de una sentencia calificada de adefesio por especialistas como Blanca Rosa Mármol de León.