Hay muchas maneras de entrar a formar parte de la historia política del país, algunas determinadas por circunstancias y giros imprevistos, y otras que derivan de decisiones personales. Puestos a elegir, el sentido común y el ego harían soñar a cualquiera con entrar por la puerta grande. O al menos por una mediana. Algo que le aporte brillo a tu nombre, que despierte admiración, que imponga respeto, reconocimiento. Que el prójimo te vea pasar y diga, “ahí va un tipo arrecho”. Y suspire. O se asuste.
Por eso es tan curioso el caso del señor Luis Alejandro Ratti. Es un tipo joven. Nació en 1978, el mismo año en el que Mario Kempes llevó a la Selección Argentina a ganar el Mundial, y empezó a figurar en los medios en 2023, ya con la albiceleste nuevamente campeona del Mundo gracias a los poderes sobrenaturales de Lionel Messi.
La referencia futbolera es gratuita, puras ganas caprichosas de insertar aquí algo de verdad admirable y glorioso, porque este en verdad es un relato triste.
Alguien le hizo un perfil de Wikipedia a Ratti. Es fácil asumir que no fue él mismo. Nacido en Maracay, se indica allí que es directivo de un negocio de papelería que también es una empresa productora de eventos. El apartado sobre su carrera política tiene tres párrafos en los que salta rápidamente de ser en 2013 “presidente” de algo llamado el Frente Nacional Bolivariano Hugo Chávez, a la aspiración frustrada de ser diputado en un circuito electoral del estado Trujillo en 2015, hasta proponerse como candidato a la presidencia de la República en 2018 para terminar apoyando a Henri Falcón.
Son crueles en Wikipedia: se lee que en 2021 compitió por la gobernación de Aragua y “obtuvo el 0,6% de los votos, quedando en penúltimo lugar”.
En mayo de 2023, el penúltimo del estado Aragua, reapareció tratando de posicionarse como un opositor verdadero que le declaraba la guerra a las primarias de la coalición democrática que adversa al régimen heredado por Nicolás Maduro. Pura coherencia…
En ese momento, en realidad, empezaba su destacada labor como mandadero: fue -o dijo que iba a ir- al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) junto con representantes de la iglesia evangélica, a la que pertenece, a presentar un amparo contra la Primaria.
Así que con un pasado reciente vinculado al chavismo desde su temprana militancia en el MAS, pero insistiendo en que representa a la “verdadera” oposición, el empresario y predicador religioso que nuevamente quiere anotar su nombre como aspirante a la presidencia, parece basar su estrategia de campaña en intentar hacerle el favor al Gobierno de torpedear la elección interna.
Y aunque en realidad no lo necesitan para eso, él insiste porque es el papel que decidió jugar en este tramo de la historia: el 10 de julio apareció en la pantalla de Globovisión, de camisa rosada y paltó oscuro, rodeado de micrófonos de medios complacientes, tras acudir otra vez al TSJ para volver a denunciar ya no solo a las primarias, sino a María Corina Machado directamente porque en su visión del porvenir inmediato ella convocaría al caos cuando no le permitan inscribirse como candidata única para enfrentar a Maduro en las presidenciales de 2024.
Ratti, transfigurado en Doctor Strange, analizó todos los futuros posibles y concluyó que “es mejor apagar cualquier tipo de intención contra la democracia ahorita y no esperar que sea el 2024 para que ella haga todas las marramucias que está acostumbrada a hacer”.
Extraviado en un mundo que en realidad no conoce, a Ratti no le basta con solicitar la inhabilitación de María Corina: ha llegado al extremo de asegurar que pedirá a la Corte Penal Internacional que la investigue, como si esa instancia ocupada en tareas mayores como el caso contra el Estado venezolano por violaciones a los Derechos Humanos, no tuviera mejor cosa que hacer que atender a los delirios de un hombre que asegura que Cristo -“dueño de la plata y del oro”- es el “proveedor” de los recursos de su campaña.
En su cuenta de X, con apenas 181 seguidores, Ratti continúa con su marcada tendencia a predecir el futuro. Este viernes 8 de septiembre y hablando más claro que Nostradamus, aseguró que a Jesús María Casal -presidente de la Comisión Nacional de Primaria- lo van a llevar detenido al Helicoide y que por esa razón escapará de Venezuela por la frontera con Colombia; también que el proceso interno de la oposición será suspendido y, por último, que María Corina Machado terminará igualmente presa. ¿De mandadero a oráculo? Pronto lo sabremos. De momento, su papel es claro: imprimir folios, armar carpetas contra los opositores y llevarlas al TSJ. ¿Así se construye un liderazgo político? No, pero seguro se entretiene jugando a hacerse el importante en un delicado proceso en el que nada aporta.