En política rara vez hay sorpresas, aunque sí muchos sorprendidos. Es exactamente eso lo que ocurrió este domingo 13 de agosto en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) en Argentina, donde Javier Milei no solo fue el candidato más votado individualmente, sino que, su espacio político (La Libertad Avanza), se convirtió en la primera fuerza electoral del país, superando a las dos estructuras más grandes: Juntos por el Cambio y Unión por la Patria.
Este resultado ha desencadenado debates sobre un posible cambio profundo en el panorama político del país y la tendencia hacia una “derechización” política. Y es que, analizando con detenimiento, si tomamos en cuenta que la candidata vencedora en la interna de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, cuyo discurso es de “orden, seguridad y libre mercado” sacó el 17% de los votos, y Javier Milei obtuvo el 30%, estamos hablando de casi la mitad del país que ha votado por propuestas -bastante- inclinadas a la derecha. A eso hay que sumar los votos de Horacio Rodríguez Larreta (11%), el otro contendor dentro de Juntos por el Cambio quien, aunque más hacia el centro, también proponía un cambio profundo con respecto al desastre económico y social del gobierno de Alberto Fernández, Cristina Kirchner y el candidato oficialista, Sergio Massa.
Fallaron las encuestas
En su mayoría, los analistas políticos que frecuentan los canales de televisión en Argentina fallaron en prever el ascenso de Milei y la consecuente victoria de su fuerza política. Mientras las encuestas pronosticaban un triunfo seguro para Juntos por el Cambio como espacio, se colaron los libertarios y hoy lideran. Algunos, incluso, aseguraban una buena elección del kirchnerismo, a pesar de ser el actual ministro de Economía el candidato. Estamos hablando de un país con una inflación interanual mayor al 100% y dos millones de nuevos pobres durante la gestión de Massa. No todos asumen como una lógica incuestionable aquello de “es la economía, estúpido”. Esto ha dejado en evidencia que la percepción pública y el estado de ánimo de los votantes a menudo difieren de las proyecciones numéricas y los análisis de aquellos que repiten como mantra “las redes no son el país”.
Las encuestadoras que le dieron la mayor cantidad de votos a Milei son Zuban Córdoba, que le atribuyó un 25% de los votos, y Opinaia, proyectando un 22%. Es decir, la que más se acercó erró por cinco puntos, y la siguiente, por ocho.
El hartazgo
Esta inexactitud en las encuestas puede atribuirse a múltiples factores, entre ellos, la desconfianza de los encuestados, el hastío político y la polarización social. Los sondeos no pudieron capturar completamente el sentimiento de descontento generalizado hacia las estructuras políticas tradicionales y la búsqueda de alternativas disruptivas, como la representada por Milei y su mensaje de cambio radical. Es, claro, una realidad mundial, no sólo de Argentina. ¿Quienes sienten hartazgo son medidos realmente?
Y hablo de hartazgo porque, además, hay que tener en cuenta la alta abstención (la más alta en la historia de las PASO presidenciales). Solo el 69% de los votantes habilitados participaron en estas elecciones. Esto es siete puntos más que la abstención de las PASO 2019, lo que puede interpretarse como un reflejo del desencanto con la política y la falta de opciones que satisfagan las demandas de la población. También pudo ser un mensaje para Juntos por el Cambio y su feroz interna. Me refiero, en el año 2019 desde las PASO hasta las generales, Mauricio Macri logró sumar cerca de dos millones de votos adicionales. Es un escenario posible para el próximo 22 de octubre. ¿O por el contrario, los sumará Milei?
¿Y el kirchnerismo, desaparecerá?
La coalición gobernante, Unión por la Patria, ha quedado en tercer lugar. Es tan estruendoso su fracaso que decir ‘que ha sido la peor elección del peronismo en su historia’, es redundante. No solo estamos hablando de menos de 30% a nivel nacional, sino también la peor elección, por lejos, en la Provincia de Buenos Aires (la provincia más grande del país), donde el actual gobernador Axel Kicillof apenas superó los 30% de votos mientras que, sumando lo conseguido por Juntos por el Cambio y La Libertad Avanza, hablamos de más del 50%. A eso hay que agregar la derrota en la provincia de Santa Cruz, cuna de los Kirchner y su mayor feudo, y la amplia victoria de Juntos por el Cambio en la provincia de Entre Ríos, hasta ahora gobernada por el kirchnerismo.
El miedo a Milei y el error del análisis
En general, al hablar de Javier Milei se dan dos errores recurrentes; el primero es subestimarlo y el segundo presentarlo como la alternativa más terrorífica de una Argentina cada día más golpeada. Repasemos ambos:
Al libertario lo catalogaron de “loquito” para arriba. Algunos, cegados o autoengañados, afirmaban que era un “fenómeno de Twitter”. Está claro que erraron por mucho. Y no solo por subestimarlo a él como candidato sino porque, al final, estaban subestimando al propio pueblo argentino, y la realidad los golpeó el domingo por la noche. No se puede decir que “no vieron venir a Milei”, lo que en realidad sucedió es que jamás entendieron la realidad del país, el momento actual. La desconexión entre los encargados de estudiar a la sociedad y los encargados de crear estrategias comunicacionales, narrativas y campañas, es absoluta. Y quien lo supo medir fue, precisamente, el equipo de La Libertad Avanza.
En el año 2001 se hizo popular en una Argentina hiperinflacionaria aquella frase de “que se vayan todos”, pero al final no se fue nadie. Y en parte ocurrió porque no hubo una verdadera salida para lo que había en ese momento. Hoy la hay y, nos guste o no, la encarna Milei. Habla de “la casta” y dice una frase contundente “nada puede cambiar con los mismos de siempre”. Lo peor de la situación es que muchos no se dieron cuenta de que, la narrativa contra esa propuesta, que es la disruptiva, no funciona. Lo único que puede funcionar si quieren evitar que a la Casa Rosada llegue alguien que propone acabar con el Banco Central, es una narrativa que toque la mesa donde cenan los argentinos empobrecidos cuyo salario se devalúa cada día más.
Y eso también lo saben en el círculo mileísta, por eso en pleno discurso de victoria, cuando todo pudo ser euforia y alegría, levantó el grito de dolor y rabia de tanta gente. Algo que también hizo, hay que decir, Patricia Bullrich.
Por otro lado está el miedo con el que intentan cubrir a Milei. “Te va a quitar tus derechos”, dicen desde el oficialismo. Y se lo dicen a una sociedad donde las neveras están cada día más vacías, pero las calles cada vez más llenas de delincuentes, y donde la política solo se habla entre ella misma y no a ellos. ¿Qué dará más miedo, la certeza del autoritarismo político y terrible manejo económico del kirchnerismo o la incertidumbre de Javier Milei? Yo tengo una respuesta clara, pero el resto se lo dejo a los lectores y a quienes, en dos meses, volverán a las urnas en Argentina.
En este mismo orden salen los múltiples análisis en redes sociales de aquellos indignados por la votación en Argentina. Y es que “la voz del pueblo”, para algunos, solo es respetada si ganan los Petro, Lula, Kirchner, Correa y compañía. Corruptos, aliados de todas las autocracias del mundo y autoritarios en su forma de gobernar, pero a esos hay que respetarlos (y algunos, dicen, aplaudirlos); pero si es alguien de esos que ellos llaman “ultraderecha”, hay que preocuparse. Raro, por cierto, que en sus definiciones jamás exista la “ultraizquierda”. Tal parece que el extremismo solo está hacia un lado, porque del otro solo hay buenos chicos como Maduro, Díaz-Canel y Ortega.
El miedo de un país con 40% de pobreza no es al cambio brusco, sino a seguir en la misma situación.
¿Y ahora qué?
Estamos ante un escenario absolutamente imprevisible. Es así, porque hablamos de, prácticamente, tres tercios (30, 28 y 26), con casi 11 millones de argentinos que no votaron. Una participación más grande en octubre y una campaña correcta de Juntos por el Cambio ahora ya alineados todos detrás de Patricia Bullrich, podría cambiar todo el panorama.
Bullrich, quien fue ministra de Seguridad del gobierno de Macri, representa el orden de un país donde la delincuencia se ha incrementado. También tiene un discurso económicamente volcado hacia lo liberal (incluyendo la liberación absoluta del cepo cambiario) y ha llevado a cabo una campaña austera, con lo cual, a pesar de ser una cara conocida en la política desde hace muchos años, le costará a Milei asociarla a “la casta”. ¿Pescará ella votos de quienes apoyaron a Milei o sucederá al contrario?
Por su parte, Sergio Massa, actual ministro de Economía, de lo que para muchos es el peor gobierno desde la vuelta a la democracia (1983), inició este lunes, día siguiente de las PASO, devaluando la moneda en un 22% y teniendo que enfrentar las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI). No había que ser un genio político para advertir la incompatibilidad de estar a cargo de la economía de un país al borde de la quiebra, y también candidato presidencial. ¿Podrá el kirchnerismo/peronismo remontar esta elección? Luce realmente complejo. Me atrevería a decir, de hecho, que muchos votantes que apoyaron tímidamente a Massa, podrían terminar haciéndolo a Milei.
El 22 de octubre, por tanto, podría mostrarnos una verdadera elección histórica: el kirchnerismo fuera del ballotage en el que se enfrentarían Patricia Bullrich y Javier Milei. Será la campaña más interesante de las últimas décadas de Argentina.
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*Politólogo de la Universidad Central de Venezuela.
@WalterVMG