En la aldea
26 diciembre 2024

El hijo pródigo

Se acerca la elección primaria a pesar de los avatares y alcabalas que se le cruzan en el camino, el próximo año será la elección presidencial aun cuando el madurismo se reserva el derecho de colocar la fecha precisa que más le convenga. Las cartas están echadas, o echándose en este instante, sobre la mesa. En el horizonte aparece, sin embargo, una cabeza joven que abre cierta interrogante: el vástago del presidente Nicolás Maduro que, según se comenta, tiene aspiraciones. En este artículo se favorece la tesis de Nicolasito: la Historia le ofrece muestras de que sí se puede.

Lee y comparte
Sebastián de la Nuez | 04 agosto 2023

Ese cronista henchido de ego que es el argentino Martín Caparrós visitó el Haití de Jean-Bertrand Aristide: de allí salió un texto hiperrealista -está en el libro Larga distancia– que comienza con un río de aguas negras corriendo por las calles de Puerto Príncipe, donde la gente se lava o incluso bebe. Eso es Haití. Haití acaba de aparecer en algún noticiario de los canales españoles, apenas unos segundos junto a Sudán o las inundaciones en China. Haití es otro desastre natural. Solo es noticia cuando la situación es más terrible que lo usual. Ahora es el sitio al cual los miembros del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas se resisten a enviar delegaciones pues temen por la vida de sus funcionarios o voluntarios. En Haití no existe autoridad alguna. La anarquía es absoluta. No hay gobierno que valga, solo bandas de sujetos armados precariamente, pero armados y dispuestos a todo. Con decir esto bastará: la historia reciente de Haití es todavía peor que la de Venezuela.

Lo de Haití es una tragedia que arrastra ese pueblo escarnecido desde hace muchas décadas, el terremoto de 2010 no hizo otra cosa sino darle efímera visibilidad más alguna asistencia internacional, que en parte se perdió debido a la corrupción. Haití es o debería ser referente de libertad, históricamente se ganó ese puesto entre los pueblos americanos pues allí se escuchó el primer grito de rebeldía ante los imperios europeos, en 1791, viniendo de los esclavos en las plantaciones.

“Haití sigue siendo uno de los estados más pobres del mundo. Últimamente Venezuela y Haití coinciden en algunas estadísticas”

Pero a los pueblos les suceden múltiples vicisitudes, no es el caso revisar las de Haití en este espacio. Bastará saber que 166 años después de aquella asonada libertaria, encontramos un dictador en ciernes, François Duvalier, médico, de discurso populista, llegando al poder vía elecciones. Es 1957 y querrá quedarse para siempre de presidente o dictador, ¡ay!, como quieran llamarle. Lo logra. Al morir en 1971 deja como heredero del trono, o de la estaca presidencial, a su primogénito de 19 años, popularmente conocido como Baby Doc: tan dictador y sanguinario como su propio padre. Baby Doc se llamaba realmente Jean-Claude Duvalier y fue presidente desde 1971 hasta 1986, al producirse su derrocamiento por una revuelta popular. Moriría a la edad de 63 años en Puerto Príncipe, de un ataque al corazón, en octubre de 2014. Quizás su víscera no aguantara las acusaciones sobre crímenes de lesa humanidad que pesaban sobre él. Fue acusado, además, del desvío de fondos (malversación) calculado entre 300 y 800 millones de dólares, dineros del Estado haitiano que debieron haber sido invertidos en obras y cobertura de las necesidades del pueblo.

Baby Doc se refugió tras su caída en Francia, pero había vuelto; entonces el Estado de Derecho en Haití funcionaba, a pesar de las precariedades. Después de negarse varias veces a comparecer ante la justicia, se presentó por primera vez ante el Tribunal de Apelación de Puerto Príncipe en febrero de 2013. Las autoridades locales habían ordenado iniciar una nueva investigación sobre los crímenes imprescriptibles atribuidos al tirano: detención ilegal, tortura, encarcelamiento y exilio forzado de adversarios políticos. Baby Doc había regresado o intentado regresar a Haití y al poder desde 2005, tras quedarse arruinado por su desenfrenada vida en la metrópoli. La justicia tarda y llega a medias, pero llega de alguna manera.

Haití sigue siendo uno de los estados más pobres del mundo. Últimamente Venezuela y Haití coinciden en algunas estadísticas.

Es posible que en algún momento el actual presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, saque de sus faltriqueras el comodín de su hijo, Nicolasito, con vistas a las elecciones de 2024. ¿Por qué no? Nicolasito es chévere, se defiende bien ante las cámaras, se preocupa por estar bien con Dios y sus representantes terrenales, ha hecho méritos (ejem) para ser diputado y es un preclaro miembro del PSUV o Partido Socialista Unido de Venezuela. Podría, pues, presentarse bajo un eslogan que abra las fronteras, tipo «Nicolasito, un tío guay»: simpático guiño al solidario amigo de la causa venezolana, el expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero. Nicolasito es hijo del primer matrimonio de Nicolás Maduro Moros con Adriana Guerra Angulo. Su historial más o menos oficial dice que es un chico interesado en las artes, y que asistió a la Universidad Nacional Experimental Politécnica de la Fuerza Armada Bolivariana donde se especializó en algo relacionado con la economía. Maduro Guerra está casado con Grysell Torres y tiene dos hijas: una nacida en 2007 y otra en 2014.

Debe aclararse algo: lo único que Nicolasito tiene en común con Baby Doc, al menos hasta el momento, es su cara regordeta. Tal vez sea por eso que se ha dejado barba, buscando borrar cualquier parecido con el sátrapa haitiano. En estos días anda en campaña por el Zulia en nombre del PSUV, reuniendo a la muchachada (es la palabra que él usa) mientras recorre el estado. La impresión del hijo pródigo es que estamos «ante una generación patriota que reconoce los problemas y los afronta con gallardía para buscar y orientar las soluciones que nos demanda nuestro pueblo». Ni un solo error sintáctico en su cuenta de Twitter. Al ser entrevistado por el canal Bloomberg, el hijo pródigo mostró absoluta solidaridad con el reo de la justicia norteamericana Alex Saab y también con los sobrinos de su madrastra, Cilia Flores, dos sujetos que hasta hace poco purgaban años de cárcel por haberse involucrado en tráfico de drogas, según la justicia de Estados Unidos. Según Nicolasito, antes bien, sus primitos Flores fueron «montados en una olla muy fea». Nicolasito cree, por otra parte, que las elecciones venezolanas del 2024 deben estar libres de… ¡sanciones! Dice que, en efecto, el candidato será su papá, quien representa a todo un liderazgo colectivo, aun cuando, se apresuró a enfatizar, en la entrevista mencionada, existe todo un relevo generacional en la revolución: y pasó a nombrar varios compañeros. Por último, se nombró a sí mismo.

¿Por qué no puede ser Nicolasito el relevo presidencial, ah? No ahora pero en 2030 tendrá edad más que suficiente, habrá adquirido experiencia de sobra en diversos ámbitos, sabrá entenderse con los compatriotas de la DGCIM y otros aliados del proceso. Tendrá un manejo dúctil del lenguaje, o sea, habrá aprendido a sortear las palabras difíciles. Con 40 años, ¿no será capaz este chico de asumir el reto presidencial? Por supuesto. Baby Doc empezó veinte años más joven y miren dónde llegó.

¿Por qué no, si Ferdinand Marcos Jr., conocido popularmente como Bongbong, hijo del fallecido Ferdinand Marcos, prometió un liderazgo unificador en Filipinas en 2021y ya se encaramó en el poder, siguiendo la línea paterna? Después de los 21 años durante los cuales su papá y su mamá, la primera combatiente doña Imelda, ejercieran a discreción el poder, ya le iba tocando al hijo, ¿no?

¿Por qué no, si Saif al Islam Gadafi​, segundo de los siete hijos del asesinado autócrata libio Muamar al-Gadafi, quiso igualmente subirse al poder no hace mucho? No pudo, pero eso es harina de otro costal. Las ganas desde luego no le faltaban. ¡Caramba!, le salió al paso una malhadada Comisión Electoral Libia que lo inhabilitó porque, según sus voceros, este muchacho es responsable de ciertos crímenes de lesa humanidad… En fin, ¡habladurías!

En todo caso, ¿por qué no habría de aspirar Nicolasito, acaso no lo ha intentado tres veces seguidas Keiko Fujimori en Perú (2011, 2016 y 2021), hija de aquel que aboliera de un plumazo el Congreso de su país porque le estorbaba?, ¿acaso Anastasio Somoza García, Luis Somoza Debayle y Anastasio Somoza Debayle no se sucedieron uno al otro y el otro al tercero durante casi todo el siglo XX nicaragüense?, ¿qué de extraño tendría el caso de Nicolasito respecto de Nicolás?

***

Un hombre tenía varios hijos y el mayor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde. El padre repartió los bienes. No muchos días después, juntándolo todo, el hijo mayor se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente. Y cuando todo lo hubo malgastado, le vino gran hambre en aquella provincia y comenzó a faltarle algo para echar a la boca. Fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos. Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba. Ni los cerdos. Por hacer el cuento más llevadero, el hijo mayor regresa y dice a su progenitor: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. Pero el padre habla a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies; traed el becerro gordo y matadlo. Comamos y hagamos fiesta porque este mi hijo muerto era, pero ha revivido; se había perdido en una fiesta pagana en donde le rociaron de denarios, maravedíes, zafiros y rubíes a granel, más he aquí que ha regresado a mi vera y prometido lanzar la ira divina sobre Nueva York, de ser necesario. ¡Es de nuestra estirpe!

La Biblia que diga lo que quiera, esta de aquí es la verdadera historia de El Hijo Pródigo.


@sdelanuez
www.hableconmigo.com

Lee y comparte
La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.
Más de Opinión