En la aldea
26 diciembre 2024

La renuncia

“Pese a las renuncias, rumores mal intencionados, cuestionamientos interesados y agendas ocultas, la Primaria avanza entre los escombros del derrumbe del Gobierno y de algunos actores cooptados y de oposición que siguen sin ver la luz. En la medida que la Primaria gane velocidad, será mucho más difícil de detener sin incurrir en costos que pueden resultar muy altos no solo para la oposición sino principalmente para un gobierno que tiene al 80% del país en contra”.

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Benigno Alarcón Deza | 01 agosto 2023

El pasado jueves 27 amanecimos con la noticia de la renuncia de María Carolina Uzcategui a la Comisión Nacional de Primaria (CNP). Una renuncia anunciada varias veces desde que se decidió la autogestión de la elección del candidato opositor y que no debería sorprender a ninguno de los miembros de la Comisión, que en más de una ocasión tuvieron que hacer concesiones para evitar lo que al final fue inevitable.

He tenido la oportunidad de conversar con casi todos los miembros de la Comisión Nacional de Primaria, a quienes conozco desde hace años, para hacer aportes tanto personales como en representación del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la UCAB y de Creemos Alianza Ciudadana desde que se instaló la CNP, para ayudar en lo que sea posible en este difícil reto. Por ello, puedo afirmar que conozco bastante bien las posiciones personales de cada miembro en relación a cómo organizar y sacar adelante la Primaria. Y aunque las posiciones no siempre son coincidentes, aportan valor al debate y al trabajo en equipo. La realidad es que lo que hemos visto hasta ahora, en la mayoría de sus miembros, es voluntad para negociar las diferencias y alcanzar acuerdos para cumplir con la misión histórica que el país les ha encomendado, que es la de sacar adelante un proceso de Primaria como mecanismo de legitimación del liderazgo que debe conducir la lucha por la democracia a partir de los próximos meses.

“El final de esta historia lo escribimos juntos y dependerá de la inteligencia, compromiso y honestidad de cada miembro de la Comisión Nacional de Primaria, y de la participación de cada uno de los ciudadanos que soñamos con una Venezuela democrática”

La Primaria es por sí misma un componente muy importante de la estrategia para fortalecer las probabilidades de lograr un cambio político en 2024, no solo porque sirve para elegir y legitimar, a través de la consulta directa a los ciudadanos, a un liderazgo especifico sino porque ella permite identificar lo que la gente quiere, el mandato de la mayoría, encarnado en la narrativa de quien resulte electo, y obliga a todos los actores, o al menos a aquellos que tienen la intención real de producir un cambio, a acatar este mandato y a unirse para lograr su materialización.

La Primaria es hoy más importante que nunca porque, además de tener el poder para cohesionar a todos los que aspiran a un cambio político en torno a un liderazgo y a una propuesta, permite iniciar la organización de quienes quieren modificar una estructura que es necesaria para sacar adelante la Primaria, y que servirá posteriormente para movilizar a la gente en torno a un reto mucho mayor, el de la elección presidencial. Es ridículo pensar que si la oposición que hoy cuenta con el respaldo del 80% de la sociedad venezolana que quiere cambio no puede organizar una Primaria en donde participarán alrededor de tres millones de personas, sí puede organizarse para derrotar a un gobierno en una elección presidencial, con muchos vicios y obstáculos, en la que votarán al menos cuatro o cinco veces ese número. La Primaria, sin lugar a dudas, es un paso muy importante en la formación de una estructura orgánica capaz de enfrentar el reto de reinstalar una democracia en el país a través de una elección que, a diferencia de la Primaria, será excluyente y no-competitiva.

Asimismo, como hemos dicho en muchas ocasiones anteriores, la Primaria, aún sin haberse realizado, ya ha sido importante para trazar una línea divisoria entre las oposiciones y para saber quién es quién. Nos ha permitido distinguir entre quiénes son o no opositores reales. Hoy podríamos decir que quienes compiten en la Primaria son opositores, los demás están, al menos, bajo sospecha. Y están bajo sospecha porque quien pretende liderar sin pasar por una consulta para que la gente decida sobre su propuesta actúa de manera antidemocrática, además de que contribuye a la fragmentación de la oposición abonando a la estrategia del Gobierno de dividirnos para convertir a la mayoría del país que se le opone y reclama cambio, en una multiplicidad de minorías cuya fragmentación convierte a lo que hoy es un gobierno con un apoyo minoritario, en una mayoría relativa que podría preservar el poder mediante algunas manipulaciones en las reglas del juego electoral.

Es por ello que cuando alguien ataca la Primaria siempre debemos preguntarnos el porqué. Y entre las causas más comunes encontraremos al menos dos:

-Quienes atacan la Primaria porque no son oposición, sino actores cooptados que se autodefinen como opositores para dividir a la mayoría opositora a cambio de recursos y pequeños espacios de poder concedidos por el Gobierno, una práctica frecuente en las autocráticas electorales que se conoce como clientelismo competitivo.

-Quienes atacan la Primaria porque no pueden ganarla y prefieren mantenerse como candidatos para el 2024, sin someterse a su muerte prematura de unas elecciones primarias, con la esperanza de que ocurra algún giro en las circunstancias, como podría ser su aborto o suspensión.

Es así como tropezamos con enemigos de la Primaria tanto del lado del Gobierno, preocupado por el efecto que la Primaria puede tener en la cohesión, organización y movilización de la oposición, como en la oposición en donde algunos actores, movidos por sus intereses egoístas, apuestan a su fracaso o suspensión para ganar tiempo y posicionar su nombre, o lograr la candidatura por alguna vía distinta a la consulta popular. Y como es de esperarse, ambos tipos de actores juegan, con todos los recursos a su disposición, incluida su capacidad de influir sobre los miembros de la CNP, e incluso el Gobierno, para lograr la suspensión.

Sin lugar a dudas, la renuncia de los rectores del Consejo Nacional Electoral (CNE) fue un primer intento por forzar la suspensión de la Primaria de parte de la misma CNP, lo que habría funcionado si la mayoría de sus miembros hubiese renunciado a sus cargos o a organizar unos comicios autogestionados. Hoy la renuncia de un segundo miembro principal de la CNP aviva el debate y cuestiona la viabilidad del proceso, lo que de tener éxito le ahorraría al Gobierno los costos de tener que intervenir directamente en su suspensión. Afortunadamente, nada pareciera indicar que este nuevo traspié vaya a incidir en el destino de consulta. Pero el riesgo de suspensión por una intervención judicial, u otra iniciativa gubernamental, aumenta en la medida que la Primaria no implosiona por la iniciativa o los errores de la propia oposición.

Es así como, por el momento, podríamos decir que, pese a las renuncias, rumores mal intencionados, cuestionamientos interesados y agendas ocultas, la Primaria avanza entre los escombros del derrumbe del Gobierno y de algunos actores cooptados y de oposición que siguen sin ver la luz.

El final de esta historia lo escribimos juntos y dependerá de la inteligencia, compromiso y honestidad de cada miembro de la Comisión Nacional de Primaria, y de la participación de cada uno de los ciudadanos que soñamos con una Venezuela democrática. La manera de evitar que detengan la Primaria es pisando el acelerador. En la medida que la Primaria gane velocidad, como sucede en un chicken game, será mucho más difícil de detener sin incurrir en costos que pueden resultar muy altos no solo para la oposición, sino principalmente para un gobierno que tiene al 80% del país en contra.

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La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.
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