-Un Nuevo Tiempo (UNT) cumplió 17 años el 3 de marzo de 2023. ¿Cómo fueron sus orígenes?
-UNT surge como una propuesta regional, principalmente en el estado Zulia, producto de la agrupación de varios líderes que venían disidentes de Acción Democrática y de otros partidos socialdemócratas. Luego de consolidarse como una fuerza política real en el Zulia, con la gobernación, alcaldías y diputados al Consejo Legislativo, surge el momento de la candidatura presidencial de 2006 con Manuel Rosales, quien gozaba de bastante respaldo nacional en ese momento por el éxito de la gestión en el estado Zulia. A pesar de ser un momento difícil, porque Hugo Chávez tenía gran popularidad y la oposición venía de no participar en las elecciones de 2005, se decide retomar la vía electoral y hacer la propuesta de oposición al Gobierno. Tras ese recorrido por el país, construyendo una campaña sólida, bien hecha, y en contacto con los venezolanos, se plantea la propuesta de nacionalizar a UNT. Por lo tanto, líderes, dirigentes, militantes, simpatizantes y voluntarios de otros partidos e independientes se sumaron y así se consolidó una gran fuerza nacional en ese momento. La tarjeta de UNT llegó a tener más de 1 millón 200 mil votos en el país, siendo en ese momento la tarjeta más votada de la oposición. Eso nos ayudó a constituirnos en un partido nacional.
-¿Qué tan complejo fue ese tránsito de partido regional a nacional?
-Fue un proceso bastante complejo porque también buscaba articular y organizar en una sola estructura a pensamientos y accionares distintos. Inicialmente fue complicado generar una sinergia en medio de tanta heterogeneidad. Pero con el tiempo se logró, sobre todo porque hicimos un esfuerzo en plantear la discusión política, la unificación y el trabajo de partido en base a los postulados de la socialdemocracia, la democracia social, que es nuestra base fundamental ideológica. De alguna manera, los principios de la socialdemocracia van de la mano de los dirigentes con más vocación social, más cercanos a la gente, y eso nutrió al partido en ese momento. La gran mayoría de los dirigentes tenía bastante vocación social. A pesar de tener algunas concepciones ideologías distintas, todo el mundo se identificó fácilmente con la ideología de la democracia social y eso ayudó a ser el pegamento de toda esa heterogeneidad. Mi propio caso, yo venía de una disidencia de Primero Justicia (PJ), que igualmente es un partido extraordinario, para nosotros un partido hermano. Pero así como yo venía de PJ, otros venían de La Causa R el MAS y la diáspora de AD migró hacia UNT mayormente. Lo que se trató de hacer en ese momento, a través de los postulados principales de la democracia social, fue unificar esa heterogeneidad sobre una sola política. La solidaridad es un valor fundamental para todos los que hacemos vida en la política, centrar la política en el ciudadano, construir economías de mercado sanas que redunde en la calidad de vida del ciudadano, una gestión sana del Estado en la política pública. Los postulados principales nuestros apuntan hacia el progreso, el bienestar social y la igualdad, lo cual nos sirvió para que todo el mundo pudiera sentirse más cómodo y avanzar.
-¿Cómo está organizado UNT?
–Somos un partido que está organizado desde lo nacional hasta lo comunitario. Tenemos una Dirección Ejecutiva Federal, producto del Congreso Federal Nacional que es la máxima instancia del partido, que toma las decisiones gruesas sobre las líneas estratégicas, candidaturas y estatutos, entre otros temas. La Dirección Ejecutiva Federal representa en buena parte a las regiones y cuenta con un cuerpo ejecutivo de dirección, que tiene un presidente y secretarios generales: de organización, político y legislativo, femenina, juventud, electoral, y profesionales y técnicos. Se cubren áreas sectoriales y de trabajo que son esenciales para el desarrollo de la política del partido y que sustentan la ideología socialdemócrata como, por ejemplo, las coordinaciones LGTBIQ y Femenina que reivindican la inclusión, la igualdad y la lucha por los derechos de los sectores más vulnerables. También tenemos el área de Atención Social, pues de alguna manera cada área de nuestra propuesta programática está cubierta por una coordinación. Esto se replica regional y municipalmente, exceptuando áreas como la internacional, que es exclusivamente nacional. También tenemos representación de la diáspora en la Dirección Ejecutiva Federal. Luego, tenemos como estructura de base dos niveles: los comités familiares, especie de núcleos por la democracia social que se agrupan alrededor de los centros de votación; y las redes vecinales, que son asociaciones de interés. Es decir, quizá yo no me agrupo por mi centro de votación para hacer política, no soy activista político o electoral, pero me preocupa mi problema del agua o me activo con el tema de la limpieza de la quebrada que pasa por mi casa igual que otros vecinos. Eso nos permite generar políticas y estructura en base a intereses. Toda esa participación va a una base de datos que está categorizada, donde podemos generar políticas hacia esos sectores específicos y promovemos la inscripción de militantes, simpatizantes y voluntarios en el partido. Ahora tenemos en nuestra base de datos unos 140 mil militantes, simpatizantes y voluntarios. Simpatizantes y voluntarios son personas muy cercanas al partido, aunque no hacen vida activa como dirigentes.
-Ahora que toma fuerza una corriente antipartidos y antipolítica, ¿cómo defender la vigencia e importancia de estas organizaciones políticas?
-Creo que los partidos como instituciones son absolutamente necesarios. Ahora, los partidos tienen que constituirse en entidades útiles para los ciudadanos y para el Estado. Una sigla, una bandera, dos franelas y un enunciado no hacen un partido político. Un partido tiene que ser una institución al servicio de la gente, con una base sólida de postulados ideológicos de acción social, política y económica. Tiene que tener la posibilidad de ser una referencia desde el punto de vista social, y en eso yo creo que nosotros hemos tenido muchas carencias. En este último año y medio, algunos partidos han entendido que necesitan replantearse su rol, adaptarse a las nuevas políticas más allá de usar TikTok. Pareciera que ahora como mi partido usa TikTok está alineado con las nuevas generaciones y necesidades, cuando eso no es totalmente cierto. Un partido estará en sintonía con los avances sociales en la medida en que sus militantes sientan que responde a las necesidades de la sociedad, desde lo más básico como alimentación, servicios públicos y calidad de vida, hasta cosas más trascendentes como la libertad, la inclusión y la igualdad. En la medida en que nosotros respondamos a las necesidades actuales de los venezolanos, entonces nuestro partido estará referenciado. Creo que uno de los más grandes peligros que corremos es satanizar a los partidos políticos, dar posibilidad a que se caiga en el discurso de que los partidos políticos son el problema. Realmente, los partidos no son el problema. Pueden ser parte del problema, pero también pueden ser parte de la solución. La verdad es quela antipolítica es el problema. La política bien hecha, que construye, que ha hecho cosas buenas, es obviamente la política que se necesita. Los sistemas exitosos de salud y educación son parte de unas políticas positivas que son constructivas. El problema está en cómo nutrimos a los partidos de venezolanos y venezolanas capaces, de bien, con buenas intenciones y proyectos, y les damos una plataforma para crecer y que eso redunde en beneficio de la sociedad.
-¿Cómo enfrenta UNT el desafío de la unidad dentro de la oposición?
-En UNT históricamente hemos tratado de ser un pegamento de la unidad. Siempre digo que debemos recordar que la unidad es la excepción, no la regla. Aquí se convirtió en regla porque nos dimos cuenta en algún momento de que Chávez era minoría por el descontento y todos juntos éramos mayoría, pero no individualmente. En los momentos en los que el chavismo desilusionó a los venezolanos porque se destapó la olla y se vio que era una farsa y una estafa, y que allí no hay ningún tipo de política hacia el ciudadano sino para enriquecer a unos grupos de poder, bueno, nosotros en esa transición no logramos consolidar poder porque estábamos divididos. Obviamente, surgió la necesidad de unificarnos para poder consolidar esa mayoría como efectivamente sucedió en casos como 2015 -elecciones parlamentarias-, e incluso en 2012-2013 con la candidatura de Henrique Capriles Radonski. Pero la unidad es la excepción, la regla es la diferencia, la pluralidad, la heterogeneidad. UNT siempre ha sido promotor de esa base de entendimiento, incluso en algunos casos donde no estábamos de acuerdo, respetamos la opinión de la mayoría porque así son las democracias. Hemos prestado nombres de dirigentes insignes como el doctor Omar Barboza, que ha dirigido la unidad a pesar de ser un militante de UNT, pero tiene la entidad moral y ética suficiente, reconocida. El doctor Barboza es fundador de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), gran promotor de esa iniciativa, y ahora es Secretario Ejecutivo de la Plataforma Unitaria Democrática. Eso lo hacemos con el mejor espíritu unitario de construir una verdadera coalición política. La unidad no es sacarnos una foto todos juntos, no es decir que aquí estamos los partidos y vean todas las franelas. La unidad es de acción, pero también de objetivos. De palabra y de pensamiento. Es que tenemos que tener claro cuál es nuestro objetivo estratégico, a dónde queremos ir, compartir eso voluntariamente, entenderlo, digerirlo, y hacerlo realidad juntos, entendiendo que después de recuperar la democracia, la heterogeneidad debe ser la regla. Pero, por ahora, tienen que cesar los egos, las individualidades, las agendas particulares y tiene que privar la agenda colectiva. Por encima de cualquier cosa está la posibilidad de que unidos logremos el cambio político para poder darles a los venezolanos un camino que empezará en ese momento, no terminará allí. Esa es la primera fase. La gran unidad nacional de propósito, de visiones y de acción se verá cuando nosotros, una vez en el gobierno, podamos generar políticas públicas exitosas para cambiar la vida de los venezolanos y darle a este país progreso y bienestar. Es un largo trayecto el que nos queda juntos, si queremos cumplir con los objetivos de los partidos políticos.
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*Este contenido fue publicado originalmente en la revista digital Democratización No.22 del Instituto de Estudios Sociales y Políticos FORMA, y fue cedido para su publicación gracias a la alianza con La Gran Aldea.