En menos de un mes comenzará el registro oficial de candidaturas de quienes se postulan a la Presidencia de la República desde la oferta de oposición, o de alternativa, como quiera verse. Sabremos sus nombres el próximo 10 de julio, aunque a no ser que ocurra una improbable sorpresa son bastante conocidos. También las encuestas van dando indicios acerca de los más favorecidos por la opinión pública. En fin, todo parece una situación normal en la que en un país que cree en la votación popular se procede a una elección primaria para ajustar las cosas antes de la elección general.
Pero lo de situación normal no es del todo exacto, aquí la normalidad es muy azarosa, y hay que andar con prudencia en el camino de las ilusiones porque el número de accidentes posibles hasta el 22 de octubre, fecha acordada por la Comisión Nacional de Primaria para celebrar la elección, es imprevisible e incuantificable. Las profecías pueden ser muchas y variadas, pero hay una sola cierta: únicamente hay oportunidad de cambio con una sola candidatura. Resulta abrumador repetirlo, hasta pensarlo da flojera. Es como un mantra de dudosa efectividad, y al mismo tiempo una necesidad imperiosa.
Es tan aburrido como explicar las reglas básicas de la aritmética, si divides tienes menos, si sumas tienes más. Como si fuéramos tan ignorantes que no supiéramos esa simple condición de los números, de las cosas, de las personas, somos cuantificables, vaya descubrimiento. Pero ante esta verdad se levantan manos que dicen, no me importa dividir con tal de que me toque a mí. Es que si divides no te toca, diría una buena maestra de tercer grado.
Nunca he tenido la oportunidad de discutir con alguien convencido de la planitud de la tierra, pero estoy segura de que debe ser agotador. Lo mismo ocurre con este tema de la candidatura única, tampoco lo he discutido con alguien que aspire a la Presidencia, pero es tan obvio el resultado que solo unos asesores inescrupulosos y la ofuscación de quien esté tomado por la pasión del poder pueden ir en contra de la redondez de la tierra. Si se presentaran a la lid varios nombres para una candidatura alternativa (no me refiero a algunos aficionados que puedan saltar al ruedo a última hora) se habrá logrado algo irreversible, no solo que la regla de la división simple se hará presente, sino que mucha gente preferirá abstenerse de cualquier tentación electoral.
Si en algún momento la ocasión de conversar y negociar se ha hecho presente es ahora. No es un asunto de tener argumentos, ni de ponerle la pata encima a los demás, es decir, no es un momento de jueguecito electoral, es un instante clave para el destino nacional y no creo que esté revelando aquí el secreto de la pirámide. Es la oportunidad de aprovechar que por una vez pareciera que el adversario está en la baja, o al menos eso dicen los números, y esperemos que estén diciendo la verdad y no fabricando un espejismo. Retomar la confianza es indispensable para curar el tejido social.