En la aldea
26 diciembre 2024

Violencia en las escuelas: ¿tú revisas la mochila de tu hijo?

La mayoría de los estudiantes son venezolanos, residentes de la ciudad de Santa Elena de Uairén, localizada a 15 kilómetros, que cruzan diariamente la frontera como migrantes venezolanos asentados en Pacaraima. Entre 2021 y 2022, se produjeron al menos cinco ataques con armas blancas o de fuego en instalaciones escolares brasileñas. En las reseñas se menciona el bullying o acoso escolar, el nazismo como motivación e inspiración de las acciones, y el acceso a las armas como los recursos que materializaron tan sangrientas venganzas.

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Durante el recorrido de ida, niñas y niños conversan cualquier cosa. Bromas típicas entre los de 12 a 14 años -‘voy a hacer un meme con tu cara’- dice un chico. “Como cuando vas en el transporte”, diría el texto acompañando la imagen del distraído. La monitora les recuerda que deben respetarse, que eso es básico. Dan el último repaso a los contenidos a evaluar en sus celulares -‘supongo que debe ser seguro’- dice una chica. Se refiere a las amenazas de terrorismo escolar lanzadas para este 20 de abril de 2023 y al comunicado publicado en los grupos de WhatsApp vinculados al ambiente escolar, en los que se expresa que se incrementará la presencia de oficiales en la escuela. Mas, en cuanto la minivan se detiene frente al portón principal del Colegio Estadual Militarizado “Cícero Vieira Neto” de Pacaraima, Brasil, se escucha la palabra “disparos”. No está pasando nada, pero, el solo hecho de llegar a la escuela convoca la mención de ese escenario y toda la alegría, el relajo, la ingenuidad del viaje se petrifica.

Pacaraima es la primera localidad brasileña en la frontera con Venezuela. El liceo colinda con la línea de hitos. Fue pensado para 600 estudiantes. Actualmente, tiene una matrícula de 1.620, de acuerdo con la información compartida en abril 2023 por la Dirección de Educación en una reunión de padres y representantes. Para atender esa matrícula, en las mismas aulas, con los mismos profesores, la institución trabaja en turnos matutino, intermediario y vespertino.

“Quienes viven en Santa Elena acuden a la escuela en el lado brasileño de la frontera porque en Venezuela las escuelas públicas son un reflejo cruel de la crisis”

La mayoría de los estudiantes son venezolanos, residentes de la ciudad de Santa Elena de Uairén, localizada a 15 kilómetros, que cruzan diariamente la frontera como migrantes venezolanos asentados en Pacaraima. Quienes viven en Santa Elena acuden a la escuela en el lado brasileño de la frontera porque en Venezuela las escuelas públicas son un reflejo cruel de la crisis. A finales de 2022, 4.458 venezolanos vivían en Pacaraima, según el cálculo realizado a partir de los registros del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) y de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

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-Yo no quiero ir a la escuela para corroborar si hay una masacre- afirma AnS, iniciales de una niña de 13 años. Ella había decidido no asistir, a pesar de que el penúltimo jueves de abril tendría su examen de recuperación de Ciencias. La única prueba que no superó en el primer bimestre fue precisamente la de la materia que más le gusta. Sueña con ser veterinaria.

Pero no una veterinaria cualquiera, veterinaria científica -advierte.

Ante semejante razonamiento, -“Yo no quiero ir a la escuela para corroborar si hay una masacre”- qué puede contra argumentar una mamá, un papá, ambos más asustados que ella. Aunque se esfuercen en que no se les note el terror. Durante los días previos al 20/04 la niña va de la alegría cotidiana a los relatos sobre los mensajes vía redes sociales. A ella no le llegó ninguno, pero a algunos de sus amigos sí. “El 20 haremos una masacre en las escuelas”, se leía en un mensaje reenviado, letras blancas, fondo negro, en señal de alerta, en uno de los grupos de WhatsApp ligados al colegio. La mamá que lo reenvió acotó, aterrorizada, que el anuncio iba acompañado de una amenaza: Si el destinatario no participa, lo eliminaran, a él o a ella.

Para mí eso es cosa del norte, de los gringos. Yo no veo eso aquí, -comenta una mamá.

Pesquise no canal do YouTube você vai a entender [Busca en el canal de YouTube tú vas a entender] -recomienda otra, vía grupo de WhatsApp.

Los anuncios de masacre escolar en Brasil -213.317.639 residentes y 42.605.557 estudiantes entre enseñanza preescolar y media, según el IBGE para 2021- se posicionan como la macabra conmemoración de la matanza del 20 de abril de 1999, en Columbine, Colorado, Estados Unidos. Eric y Dylan, de 18 y 17 años, conmemoraron así los 110 años del nacimiento de Hitler. Entraron a la escuela secundaria y en menos de una hora, asesinaron a balazos 12 estudiantes, un profesor, hirieron a 24 chicos y se suicidaron.

En 2023, mientras las amenazas se regaban en redes, en Brasil sucedieron dos nuevas masacres:

El 27 de marzo de 2023, un adolescente vestido de negro y enmascarado de calavera, entró al colegio al cual había sido transferido semanas antes, en la ciudad de São Paulo, asesinó a puñaladas a una profesora de Ciencias de 71años, hirió a otras tres docentes y a un estudiante.

A principios de abril, un hombre de 25 años ingresó al Cantinho do Bom Pastoren Blumenau, un municipio del sureño estado brasileño de Santa Catarina y asesinó a hachazos a cuatro niños de entre cinco y siete años. El sustantivo cantinho nombra a un lugar confortable, acogedor. En el Bom Pastor se dan clases regulares y de refuerzo para niñas y niños de hasta los 12 años de edad.

La nota publicada por El Paísde España se refiere a una epidemia de violencia escolar en Brasil. Se ilustra el texto con una fotografía del cantinho: una casa de dos aguas, con techo que podría ser de madera, paredes blancas, con una pequeña ventana arriba en el centro, una construcción acogedora, de aspecto rural, rodeada por un muro de baja altura, decorado con dibujos y mucho color. Alrededor el paisaje es otro: una docena de agentes de distintas fuerzas armadas, un camarógrafo, un par de periodistas y más de 30 mamás, papás, abuelas, abuelos, cuidadores evidentemente desesperados. Un carro celda de la policía y cuatro carros de bomberos, incluyendo una cava para el traslado de cadáveres.

“A finales de 2022, 4.458 venezolanos vivían en Pacaraima, según el cálculo realizado a partir de los registros del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística y de la Organización Internacional para las Migraciones “

Blumenau es conocida como Blu o Alemanha Tropical [Àlemania tropical]. De ahí el diseño de la sede escolar.

Entre 2021 y 2022, se produjeron al menos cinco ataques con armas blancas o de fuego en instalaciones escolares brasileñas. En las reseñas se menciona el bullying o acoso escolar, el nazismo como motivación e inspiración de las acciones, y el acceso a las armas dentro de la familia o la comunidad como los recursos que materializaron tan sangrientas venganzas.

A partir de los hechos de Blu y São Paulo, el canal Escola Seguraabierto por el Ministerio de Justicia y Seguridad Pública recibió 7.473 denuncias. El ministro Flávio Dino informó que 225 personas permanecían detenidas, investigaban 1.224 casos, llamaron a declarar a 694 adolescentes y eliminaron 754 perfiles fundamentalmente en las plataformas de Twiter y TikTok.

Esto muestra que estamos ante una epidemia. […] Esto nos permite, de un modo muy elocuente, dimensionarlo: no son casos aislados. Es una red criminal estructurada -aseguró el ministro.

El gobierno de Luis Inacio Lula da Silva anunció que invertirá 625 millones de dólares en la previsión de los ataques: en el control de los mensajes promotores de la violencia en las redes sociales, el reforzamiento de la seguridad en los colegios y la formación de los profesores en materia de seguridad; y 40 millones de dólares en políticas de salud mental para las escuelas. El presidente de Brasil destacó que no convertirá las escuelas en “una prisión de máxima seguridad”.

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-Yo tengo dos semanas que no mando a mis niños: Tengo uno en cresche [guardería] y otro en la escolinha [escuela de educación inicial]. ‘Pero para uno, que vive en Santa Elena, que lo llamen diciendo que hubo un tiroteo aquí (en Pacaraima), es muy bravo, cómo hace uno’ – expresó una mamá en una conversación informal entre padres.

Que no vaya, lo primero es la vida -indica el papá de AnS.

Papá y mamá asisten a una reunión en la que el equipo gestor se compromete a solicitar la presencia de un mayor contingente de efectivos para la escuela, adicionales a los seis oficiales de la Policía Militar y uno de los Bomberos ya asignados a la institución. En Brasil, el número de colegios administrados por la Policía Militar pasó de 32 en 2013 a 122 en 2018, entre ellos el “Cícero Vieira Neto”.

En la reunión, los profesores solicitaron a los padres que revisen las mochilas de los niños. Mientras los escucha, la mamá observa el andamiaje de la cancha techada. Su hija, luego le comentaría haber pensado en la estructura de la cancha como un buen lugar para trepar y esconderse, de presentarse un ataque. La familia parece de acuerdo en que la niña pierda el examen y asegure la vida. Pero la noche anterior al jueves 20 de abril 2023, el colegio garantiza a través de los grupos de WhatsApp que -además de los siete oficiales asignados- una o dos guarniciones de la Policía Militar resguardarán el plantel, desde las 6:30 de la mañana hasta el final de las actividades, e invitan a los padres a acompañar a sus hijos. “Dará tudo certo em nombre de Jesus” [Todo estará bien en el nombre de Jesús],cierra el texto del comunicado.

A más armas, mayor es la posibilidad de violencia -indica el papá, pero la mujer manifiesta su disposición a acompañar a AnS y la niña se prepara para el examen que daba por perdido.

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El ingreso al portón escolar el 20 de abril de 2023 se realiza en dos filas. Las niñas por la derecha y los niños por la izquierda. Un oficial revisa detalladamente las mochilas de los niños y una oficial las de las niñas. Ambos se sirven de detectores de metales para revisar los cuerpos de los adolescentes. Los detectores son nuevos. Los adolescentes lucen desconcertados. Sobre las mesas de las que se sirven los oficiales están las cajas de los detectores. Mochila a mochila, extraen cuadernos decorados con pedazos de patilla, gatitos o carros de carrera, cartucheras repletas de colores, gelatina para el cabello, peines, brillo labial, borradores, toallas sanitarias, papeles de galletas y de chocolates, una chaqueta, un spray y una crema.

En el pasillo de acceso al Colegio Estadual Militarizado “Cícero Vieira Neto” se observan sobre la pared el resultado del proyecto de Planificación de carrera y éxito profesional puesto en práctica en 2022: Hojas de papel bond en colores diversos con el nombre de cada uno de los estudiantes, la inscripción Nosso futuro o Nossa futura [nuestro futuro] y la carrera que sueña: Médico Pediatra; Médico Veterinario; Filósofo; Político; Motorista; Empresario; Neurocientífico; Biomédica; Bombero. De los aproximadamente 120 estudiantes cuyos sueños de vida profesional se encuentran allí, 20 al menos sueñan con ser policías militares o federales, efectivos del Ejército.

En Pacaraima, este 20 de abril de 2023, Deu tudo certo [salió todo bien],afortunadamente, pero la idea de que la escuela pase de ser un espacio de risas, amistades y maestros inolvidables; aprendizajes formales e informales; ensayos para la vida; incluso de frustración y conflicto moderados a ser un adelanto de la violencia callejera, la cárcel, las armas, la guerra, eso no encaja, eso no da cierto nunca, eso es una pesadilla.

La revisión de las mochilas escolares arrojó al registro de los decomisos de la jornada un pedacito de espejo, un exacto, una tijera costurera y un pequeño tenedor. Simple cautela. Nadie se resistió al decomiso, aunque dejarlos significara no poder colocarse el brillo en los labios, retocar algún material o utilizar el cubierto propio a la hora de la merienda.


*Morelia Morillo es periodista, MSc en Sociedad y Frontera, vive en la Gran Sabana, Amazonía venezolana, y es madre de una niña que estudia en Pacaraima, @moreliamorillo

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