En la aldea
26 diciembre 2024

Palabras del rey de España, Felipe VI, en el acto de entrega del Premio Cervantes: “Rafael Cadenas se incorpora ya a este listado cervantino que reúne a los mejores escritores de la lengua española (…) una obra cuya densidad, valor y trascendencia enriquece la lengua, nutre la tradición y renueva nuestra literatura”.

Lo que el chavismo no le perdona a Rafael Cadenas

El nombre de Rafael Cadenas, cuya poesía es “incómoda con cualquier manifestación totalitaria del poder”, vuelve a retumbar no solo por el Premio Cervantes que le acaban de otorgar sino por el silencio ensordecedor con que ha respondido el Gobierno de Venezuela, tratando inútilmente de acallar a uno de los poetas más importantes del continente.

Lee y comparte
Elizabeth Fuentes | 25 abril 2023

Justo cuando el poeta Rafael Cadenas recibía de las manos del rey de España el Premio Cervantes, la cancillería de Venezuela utilizaba sus redes para Conmemorar el 78° Aniversario del fallecimiento de Cornelis Gerard Anton de Kom, impulsor de la abolición del colonialismo a través de “Nosotros, esclavos de Surinam”. Mientras, cómo no, el Ministerio de la Cultura también ignoraba olímpicamente al creador venezolano y el galardón que recibía, como si la censura autoimpuesta por los funcionarios pudiese borrar la huella de este poeta ya inolvidable.

Casi como en la Revolución Soviética, que asesinó o silenció a sus grandes poetas –Mayakovski, Mandelstam, Tsvietáieva, Ajmátova, Pasternak entre otros-, o la dictadura cubana, que apresó y obligó al poeta Heberto Padilla a renegar de sus ideas contra el régimen de Fidel Castro; el gobierno de Venezuela hizo lo suyo intentando acallar el honor conferido a Rafael Cadenas -otro de los muchos recibidos e ignorados igualmente por el régimen-, como quien castiga a la oveja negra que se descarriló y decidió abandonar el comunismo y sus derivados, una vez que se enteró de los asesinatos cometidos por Stalin y el daño que producían todos los regímenes autoritarios. “Descubrí que todo era mentira”, ha dicho muchas veces refiriéndose a las ideas de izquierda que había abrazado desde muy joven.

“¿Quién va a creer hoy en caudillos, héroes, salvadores? Basta echarles una ojeada a la historia para recordar que les salen muy caros a los pueblos. El costo en vidas humanas que acarrean es inmenso, y ninguna idea vale más que una de ellas”, adivinó el futuro de Venezuela en 1998, poco antes del triunfo de Hugo Chávez.

“Las revoluciones además tienen la mala costumbre de terminar en dictaduras”

Rafael Cadenas

Criterio que repitió después y muchas veces: “Creo que el mundo actual no es terreno propicio para revoluciones. El hombre de este siglo ha visto varias y se necesita ser ciego para no ver que han fracasado… Las revoluciones además tienen la mala costumbre de terminar en dictaduras”.

Más recientemente, en 2013, le preocupaba vivir en un país dividido “por el empeño de implantar el llamado socialismo. Se sabe que el de tipo marxista no ha funcionado en ninguna parte, estamos viendo aquí desde hace ya muchos años su incompetencia para resolver los problemas que más afectan a los venezolanos”. 

Toda una herejía proveniente del autor de “Derrota”, uno de sus poemas más traducidos y que fuera símbolo de la izquierda venezolana por años, pero sobre el cual Cadenas también ha dicho que lo escribió cuando tenía 32 años y hoy no avalaría lo que algunos leen como glorificación de las guerrillas. 

El filósofo -como también lo han definido-, que se refiere a Hugo Chávez y a Nicolás Maduro como “este hombre”, evitando citarlos por su nombre, es el mismo que en 2014 salió de su retiro habitual y dio un recital en Caracas en solidaridad con los presos políticos y como homenaje a los que habían muerto en los disturbios ese año. “Sólo en un sitio puede ser derrotada una sociedad: en el pecho de cada hombre”, repitió entonces.

Hoy, ya con 93 años a cuestas y el habitual silencio que le acompaña, sin embargo ha sorprendido a la prensa española con algunas confidencias lamentables para describir la situación del país que habita: “Creo que el sueldo mío es de cuatro dólares”, dijo para explicar que en Venezuela es muy difícil comprar sus libros. “Lo completo con la pensión de vejez y el del Premio Nacional de Literatura de Venezuela y sin embargo, reuniendo todo eso, no nos alcanza para comprar lo que necesitamos”. Humildad que evidenció en la entrega del Premio Cervantes, donde el rey de España lo definió como “un hombre que trata de respirar por los poros del lenguaje, un gran poeta venezolano, sumando así su país a la historia de nuestro querido Premio Cervantes y ampliándose con él el ámbito geográfico de los galardonados, Rafael Cadenas se incorpora ya a este listado cervantino que reúne a los mejores escritores de la lengua española… De imágenes, o más bien percepciones, intuiciones, está hecha su poesía; una obra cuya densidad, valor y trascendencia enriquece la lengua, nutre la tradición y renueva nuestra literatura”.

Pero, como señaló el fallo del jurado cuando le otorgaron el Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca en 2015, la obra de Cadenas es “incómoda con cualquier manifestación totalitaria del poder”. Poder que desconoce este y todos los honores concedidos a Cadenas -como también ocurrió cuando ganó el Premio Reina Sofía en 2018-, porque el talento y la ética del poeta han sabido leer a quiénes lo detentan y cuáles son sus intenciones.

Basta con recordar su poema “A un esbirro” que escribió durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez y que hoy podría ser dedicado a cualquier torturador de cualquier régimen represivo, para volver a asombrarse por el peso de sus palabras:

Rostros deben andar por su café, por sus calles de llanto, por el humo de su cigarrillo.
Han de buscarlo voces, perseguirlo por las frías carreteras.
¡Cuántas puertas rompió vestido de hombre!
¿Cómo halló tanta tiniebla para vencer la zumbante nube de ojos fijos?
Un paisaje insomne que hable para él
.

Lee y comparte
La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.
Más de Opinión