Sin estar impregnados de un optimismo ingenuo, no podemos dejar de celebrar la concurrencia de dos factores muy importantes en lo que podríamos definir como la ecuación del retorno a la democracia constitucional. Nos referimos a la designación y actuaciones tempranas de la Comisión de Primarias por parte de los Factores Políticos que pretenden un liderazgo unificado; y más recientemente el retorno de las negociaciones en México facilitadas por el Reino de Noruega.
Sobre la Comisión de Primarias ya se ha dicho que está conformada por personas de reconocida reputación y trayectoria sin vinculación partidista. Se trata de un equipo con galones que no será tutelado por nadie sino por las propias circunstancias de su mandato y las complejidades de organizar un evento electoral de tal naturaleza que pertenece a la sociedad civil. Obviamente deberán tener la habilidad política suficiente para mantener dentro del cerco primario a la mayor cantidad de aspirantes de modo que los que se excluyan queden fuera del Arca de Noé.
Sin dudas es una tarea compleja por la magnitud del evento, sus costos y los polémicos puntos sobre los cuales los actores políticos no tienen plena coincidencia, entre ellos la forma de resolver el problema de los electores en la diáspora, de los residentes en el país no inscritos en el RE y la autonomía absoluta o parcial del proceso respecto del Consejo Nacional Electoral (CNE). Suponemos que irán tejiendo consensos, aunque al final siempre es muy difícil complacer a todos. Lo que sí será indispensable es que sus decisiones estén suficientemente motivadas conforme a las realidades y posibilidades, más en aquellos puntos en los cuales la Carta al Niño Jesús resultaría una utopía.
Entrelazado inevitablemente con las resultas de la gestión de la Comisión de Primarias, encontramos el retorno a México. Siempre es un avance intentar lograr consensos con apoyo internacional. Me luce que Gustavo Petro y otros Presidentes están montados en el éxito de ese intercambio. Prefiero a Petro que al gestor José Luis Rodríguez Zapatero. Por cierto, afortunadamente la delegación de la Plataforma Unitaria no se enganchó con el tema de Miss Fabri (creo que es modelo). Sin entrar a discutir sobre sus capacidades en la materia, la ilegitimidad de esta invitada es obvia y le hace más daño que bien al régimen; se trata de una paracaidista que sin vela en el entierro, pues no tiene ninguna vinculación ni interés real en un proceso que corresponde a las fuerzas políticas en pugna en un país del cual no es nacional ni residente.
El punto de enlace, digamos que la intersección entre la Comisión y México es muy claro, lo conforman los aspectos relevantes para que se generen condiciones que favorezcan una elección auténtica en 2024, bajo la premisa de que un adelanto grosero sería inconstitucional y contrario a los deberes del CNE. Dentro de tales puntos de encuentran temas como la rehabilitación de candidatos; el voto en el exterior; la actualización del RE; y la observación internacional. Pero también debe incluirse el compromiso de no boicotear las Primarias porque secuestrar ese proceso supone arrancar con muy mal pie la carrera hacia unas elecciones justas y libres en 2024 cuyos resultados sean generalmente aceptados y traigan paz al país. Y nótese que decimos “no boicotear” por el tema del “apoyo” del CNE no solo es polémico, sino que además pareciera muy factible que el régimen practique la máxima de al enemigo ni agua.
De esta forma luce de bulto que el resultado de lo que se negocie en México tendrá un impacto determinante sobre la gestión de la Comisión de Primarias y, obviamente, sobre las elecciones de 2024. Pero también sobre aspectos sociales relevantes los cuales el Gobierno seguramente vinculará a la flexibilización de las sanciones y ello no tanto porque pretendan el bienestar del pueblo pues han sido consistentes en privilegiar su permanencia en el poder sobre las necesidades de la gente, sino porque se trata de un punto clave en las aspiraciones del régimen para la contienda electoral de 2024.
En efecto, para muchos el régimen se robará las próximas elecciones presidenciales, lo que implica una pésima actitud que se inscribe en la desesperanza aprendida, pero la verdad es que bajo presión internacional y unas condiciones aceptables, el resultado puede ser demasiado abierto y ello dificultaría la concreción de fraude electoral masivo y aumentaría significativamente los cotos derivados de esa actitud; digamos que sería una vuelta al 2017.
Justamente por esa razón el régimen necesita dinero a raudales para incrementar el gasto público y tratar de mantener lo que se nos ocurre llamar la “ilusión Black Friday” para intentar mantener niveles de popularidad suficientes; que ante una posible división opositora torpe y la desesperanza que ello generaría, colocaría al candidato de la revolución en los primeros puestos del marcador y con disposición de apelar al fraude electoral como herramienta para un victoria moderadamente cuestionada. Lo que está por verse es si esa necesidad de fondos para el gasto público es tan imperiosa que lleve a la delegación del régimen en México a hacer concesiones sensibles en materia electoral. Veremos.
Por lo pronto celebramos ese alicate que implica la acción en dos terrenos, la organización electoral interna y la negociación internacional.
*Profesor de Derecho Constitucional.