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26 diciembre 2024

CANTV necesita mucho más que vender acciones para recuperar el tono

Con necesidades de capital fresco de al menos 3.000 millones de dólares, lo poco que logre levantar CANTV con la venta de acciones apenas alcanzará para refrescar el rostro de una empresa que llegó a ser la envidia sus símiles latinoamericanas.

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Jesús Hurtado | 03 octubre 2022

Tras años de desinversión, el gobierno de Nicolás Maduro ha lanzado un salvavidas para intentar mantener a flote a la CANTV, un barco que hace mucho va a la deriva y que necesita de copiosas inversiones para superar la obsolescencia tecnológica que le agobia. Pero, ¿tendrá un efecto real la venta del nuevo paquete accionario de la telefónica? Muchos creen que no, tomando en cuenta el fuerte deterioro que presenta y ante la duda de captar capitales suficientes que hagan viable su recuperación.

La apreciación no es a la ligera. Entendidos en telecomunicaciones, expertos en gerencia, analistas del mercado de valores y trabajadores insisten en afirmar que el estado de abandono al que ha llegado la compañía la hace prácticamente irrecuperable a menos que se agilice su privatización, algo que unos descartan en virtud de la derrota que ello significaría para el Gobierno, y que otros creen que no ocurre simplemente por no encontrar compradores dispuestos a asumir el riesgo de invertir en Venezuela.

De cualquier manera, la salida al mercado de más de 39 millones de acciones de CANTV traen a la mente aquellos primeros años de los ‘90, cuando el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez decidió vender el principal activo comunicacional de la nación, dando inicio a un proceso que convirtió a la CANTV en una las empresas con la tecnología más avanzada de la región y pionera en la oferta de servicios que eran la envidia del vecindario.

Ayer

Formalmente constituida en 1930, los 92 años de historia de la Compañía Anónima Nacional Teléfonos de Venezuela (CANTV) han transcurrido entre dos aguas. Nacida como corporación privada, en 1953 el gobierno militar de Marcos Pérez Jiménez inicia la adquisición de la empresa matriz y sus filiales regionales, proceso que concluye en 1973. Ya para entonces, la falta de inversión comenzaba a dejarse ver y afloraban los problemas de comunicación.

En 1991, y ante la imposibilidad de invertir los recursos necesarios para su modernización, el gobierno de Carlos Andrés Pérez anuncia el otorgamiento de la concesión para operar la empresa al consorcio VenWorld, que pagó 1.885 millones por 40% de las acciones. El Estado siguió siendo accionista minoritario, mientras que los trabajadores adquirieron cerca de 15% del capital. El resto de las acciones comenzaron a ser transadas en la Bolsa de Valores de Caracas (BVC) e incluso en la de Nueva York, lo que habla de la buena salud financiera de la que gozaba. En los años siguientes y tras inversiones que rondaron los 3.000 millones de dólares, CANTV pasó de ser una simple telefónica a un consorcio de telecomunicaciones con todas las letras: expandió y actualizó las redes de voz, introdujo la telefonía móvil y dio inicio a la era de los datos con el advenimiento de Internet.

Se amplió la base de clientes de telefonía fija, fue pionera en Internet, en banda ancha residencial, se inició la colocación de fibra óptica y tuvo la mayor red del país. Fue una escuela para cientos de ingenieros y operarios. Fuimos pioneros en muchas cosas no solo en Venezuela sino en la región”, destaca José María de Viana, quien entre 1999 y 2007 trabajó en la corporación, primero como gerente general de Telefonía Pública en CANTV y luego como presidente de Movilnet.

Hasta entrada la segunda década del nuevo milenio, CANTV figuraba entre las empresas de telecomunicaciones mejor equipadas de todas las instaladas por debajo del río Bravo, aumentó la suscripción residencial hasta 85% de los hogares venezolanos, contó más de 15 millones de clientes en telefonía móvil y manejó más de 80% del tráfico de datos. Su plantilla técnica fue capaz de asumir retos de gran envergadura y sus trabajadores se tenían entre los mejores pagados del país. Definitivamente, la mejor empresa tecnológica para trabajar.

Pero en 2007, el gobierno de Hugo Chávez decidió renacionalizar la empresa y lanzó una Oferta Pública de Adquisición para hacerse con la mayoría accionaria de la empresa, una transacción que involucró 1.300 millones de dólares y que hizo del Estado venezolano propietario de 91,2% de las acciones. A partir de entonces, la historia fue otra.

Aunque años después de la nacionalización la empresa seguía mostrando un buen desempeño, con el tiempo comenzaron a verse las costuras. El desmantelamiento de la gerencia; el ensanchamiento de la nómica que pasó de 10.000 a 15.000; la salida de más de 300 ingenieros y una cifra superior de técnicos especializados; la merma en la reinversión de las ganancias -que pasó de 800 a 300 millones de dólares anuales-; y la diversificación de proyectos que fueron haciendo mella en la eficiencia hasta entonces demostrada.

Entre 2007 y 2013 CANTV continuó la expansión de su red de fibra óptica y elevó de forma importante la velocidad de transmisión de datos, incrementó el número de subscritores de telefonía fija y móvil, e incursionó con relativo éxito en el negocio de la televisión por suscripción. Pero hubo proyectos que marcaron el comienzo del fin, entre ellos la importación y posterior fabricación de teléfonos móviles, la entrega de más de seis millones de computadoras y tabletas, el titánico plan de tener señal abierta (wifi) en espacios públicos, y la puesta en órbita de tres satélites para la difusión de señal televisiva; satélites que, por cierto, terminaron por hundirse -literalmente- en el mar de los imposibles. 

Hoy

Quince años después de su nacionalización, la empresa no es ni la sombra de lo que fue. Los resultados financieros presentados al momento de dar inicio al proceso de colocación de acciones señalan que CANTV tiene hoy un valor de mercado de 311 millones de dólares, es decir, 24% del monto pagado por el Gobierno en 2007 y “un tercio de lo que pueden valer empresas similares de América Latina, las cuales pueden costar más de 1.000 y 1.500 millones de dólares”, afirmó a Banca y Negocios Joaquín Vera González, director de Ratio Casa de Bolsa, firma que lidera la colocación de acciones en la Bolsa de Caracas.

Esta valorización no está exenta de dudas y controversias. Por un lado, los balances financieros del primer semestre de 2022 no están avalados con el respectivo informe emitido por una empresa auditora externa, tal como lo exige la Ley de Mercado de Valores. Por otra parte, está un tema medular: CANTV escindió su filial de telefonía móvil (Movilnet) y la convirtió en una empresa aparte, una estrategia comercialmente muy astuta, pero que enfrentaría inconvenientes que ponen en duda su licitud.

El gobierno separó Movilnet de CANTV y eso no es posible, porque los socios de CANTV son los mismos de Movilnet. Es algo que hay revisar posteriormente”, dice el periodista especializado en telecomunicaciones William Peña, trayendo a colación un aspecto de importancia que afectaría de manera significativa la valoración del consorcio en general y de la telefónica fija en particular.

Al respecto, el expresidente de la filial móvil recuerda que “Movilnet debe representar 80% del valor total de CANTV, pues en todo el mundo las empresas de telefonía móvil son el gran negocio del sector”. De ser así, y teniendo los 1.300 millones de dólares pagados en 2007 como pecio base, el valor de la telefónica rondaría los 250 millones de dólares. Un dato que aumenta la nostalgia por los tiempos idos: en su momento de mayor esplendor, el valor de la escindida Movilnet, la joya de la corona, pudo rondar los 2.000 millones de dólares. Hoy su cotización oscila alrededor de los 500 millones de dólares, según estima José María de Viana.

Más allá de aspectos legales y glorias del pasado, el declive de CANTV es más que evidente. “La empresa no tiene flujo de caja para hacer inversiones, y sin inversiones es imposible que pueda restablecer y mejorar los servicios”, afirma Evencio Chacón, secretario ejecutivo de la Federación Venezolana de Trabajadores de Telecomunicaciones (Fetratel).

Algunas preguntas pueden dar una señal del estado en el que se encuentra la corporación: ¿Hace cuándo tiempo no puede realizar una llamada internacional desde su teléfono fijo?, ¿cuándo vio por última vez un teléfono público en funcionamiento?, ¿tiene tono su teléfono fijo?, ¿mantiene su línea Movilnet?

Si las respuestas no son suficientes, algunas cifras resultan contundentes: en 2016 CANTV contaba con 6,9 millones de suscriptores en telefonía fija, en agosto 2022 la cifra había descendido a 3,1 millones, una pérdida de 55%; mientras que el número de usuarios de Internet se redujo en 324.000 clientes (12,7%) en los últimos cinco años, de acuerdo a estadísticas del más reciente balance financiero.

En cuanto a televisión satelital, si tomamos como estable la cifra de 3,3 millones de suscriptores que según Conatel existían en el país para el año 2020, los 254.818 clientes reportados por CANTV en agosto 2022 apenas representan el 7,6% de la torta general. Y aunque debido a la secesión los datos no están expresados en el informe presentado ante la Comisión Nacional de Valores, tanto de Viana como Chacón afirman que de los 15 millones de suscriptores activos en 2015, los clientes de Movilnet suman hoy entre uno y tres millones, una merma superior a 90%.

A estas cifras rojas se suman unos 900 millones de dólares en deudas operativas y cuantiosos pasivos laborales heredados de viejas prácticas, como la prebenda poder jubilarse con tan solo 15 años de labores; amén de quejas por malos servicios que incluyen 1,6 millones de averías en telefonía fija no atendidos, o la inconstancia de la señal que aqueja al 50% de los clientes que corren con la suerte de tener conexión a internet a través de acceso a banda ancha (ABA).

CANTV tiene la misma granja de servidores que dejamos hace 15 años, lo que demuestra su obsolescencia tecnológica”, dice de Viana, quien argumenta que el flujo de caja actual no alcanza siquiera para cancelar la nómina, incrementada a 18.000 trabajadores en los años del madurismo, “la mayoría de ellos operarios políticos”, según afirma el representante de Fetratel.

Mañana

Dueña del tendido de fibra óptima más largo del país (más de 33.000 kilómetros), desde el año pasado CANTV viene realizando pequeñas pero reales inversiones para mejorar la velocidad de conexión a internet, ofreciendo planes que para quienes estamos suscritos al caótico ABA resultan casi imposibles de creer. “Están invirtiendo en fibra óptica para mejorar la conectividad, específicamente en zonas de clase media-alta, que son las que pueden pagar las nuevas tarifas”, dice William Peña.

Evencio Chacón ratifica esto, pero señala que los esfuerzos son básicos. “Está mejorando la fibra, pero aun es algo muy tímido. En Caracas, que es la prioridad, no ha logrado proveer ni 20% de la demanda. En Maracaibo, la segunda ciudad del país, solo tienen proyectos pilotos en algunas zonas”, dice, reiterando que la obsolescencia tecnológica por falta de inversión es la verdadera razón de la situación actual de la empresa y no las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos, como asegura el Ejecutivo.

En este contexto se inserta la oferta pública de más de 39 millones de acciones de la CANTV, una estrategia que como bien lo apuntó el presidente de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional, Jesús Faría, busca “obtener recursos para que importantes empresas consoliden la producción nacional”. La afirmación del economista Faría deja claro dos cosas: que el Gobierno no tiene dinero para invertir en sectores clave como petróleo y telecomunicaciones, y que vender acciones en la Bolsa de Caracas es un pañito de agua tibia para enfermos cuasi terminales. También permite hacer una inferencia: que el régimen no consigue, ni siquiera entre sus amigos, un postor dispuesto a sacar del foso a la quebrada CANTV, lo que deja mucho que pensar sobre las condiciones que ofrece el Gobierno pues, en cualquier parte del mundo una telefónica sería bocatto di cardinale para los inversionistas.

Antes de ahondar en el tema, el analista financiero Henkel García señala que la salida al mercado de hasta 10% de las acciones clase D de la corporación no significa que esté siendo reprivatizada. “Privatización implica que actores privados pueden intervenir en una empresa y CANTV sigue siendo del Estado”, dice, coincidiendo con José María de Viana en que el porcentaje accionario actual y futuro en manos de privados no representa que estos tengan poder alguno en la compañía.

Sin embargo, no se descarta que los recursos levantados serán utilizados en ‘pintar la fachada’ para hacerla más atractiva a los inversores. “Aunque en eso estaría especulando porque no conozco los detalles, la venta de acciones puede ser parte de un plan para realmente privatizarla”, acota el analista, cuya opinión coincide con la de Peña, quien cree que la meta es venderla más adelante una vez que recupere algo del brillo perdido.

Con una buena gerencia y capital intensivo puede llegar a ser una gran compañía como fue en sus tiempos”, subraya el periodista especializado en tecnología, quien recuerda que pese a su decadencia, CANTV cuenta con un importante activo del que puede echar mano: una red de cables de cobre que están siendo sustituidos por fibra óptica, con un valor de mercado estimado inicialmente en 1.600 millones de dólares, cifra que en corros bursátiles y gubernamentales fue extrañamente reducida a 500 millones. Sea cual sea el precio de ese pasivo, el monto sería más que bien recibido como capital base para apuntalar a la empresa que, de acuerdo con cálculos de los expertos, requiere entre 3.000 y 6.000 millones de dólares para volver a ser competitiva y recuperar su sitial como proveedora de servicios de telecomunicaciones confiable.

Pero José María de Viana, cuya experiencia en gerencia de empresas de servicios públicos es más que probada (también fue presidente de Hidrocapital y director de Digitel), cree que la estrategia del Gobierno para recuperar la corporación está mal montada. “En cualquier parte del mundo, cuando el gobierno no cuenta con recursos para mantener una empresa de su propiedad, pone en venta una parte, máximo 51% para mantenerse como operario. Los recursos aportados por el comprador permiten la recuperación, y unos años después si se quiere, vende la otra parte a un precio sustancioso. Eso fue lo que se hizo cuando se privatizó CANTV en 1991”, acota.

A su entender, la razón por la cual el Gobierno acude a la Bolsa es porque no consigue comprador dada la desconfianza entre los inversionistas por el historial confiscatorio del chavismo, amén de las pocas garantías que da la normativa legal vigente, incluso la específica para telecomunicaciones. A modo de ejemplo: aunque la ley garantiza que las tarifas se fijan con criterio comercial como en cualquier negocio, estas forman parte de la lista de productos regulados por el Gobierno, lo que merma las posibilidades del inversor para obtener dividendos en un plazo perentorio.

Su conclusión es que la estrategia tendrá magros resultados, porque no hay seguridad en que la empresa se recuperará en el corto plazo. “CANTV estará tan mal mañana como lo está hoy. Accionistas minoritarios no la cambiarán sino un operador de talla mundial… Esta emisión de acciones pasará sin pena ni gloria”, dice.

Quizá la apreciación de Envencio Chacón sea más contundente: al ser consultado si compraría acciones de la CANTV, expresa un contundente no. “En los últimos 10 años, los trabajadores y jubilados, que mantenemos más de 5% de las acciones, no hemos recibido prácticamente nada de dividendos… En 1991, cuando compramos las acciones, cada una valía 4,71 dólares. Hoy valen como tres bolívares (Bs.3,20, al cierre de la sesión de este 26/09/2022 en la BVC), ¿quién va a querer invertir en esas acciones?”.

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