El problema con Oscar Schemel y su encuestadora Hinterlaces es que siempre estarán bajo sospecha. Desde que salió del closet, donde se ocultaba como consultor independiente para lucir sin vergüenza alguna una gorra de la PDVSA en una manifestación a favor del PSUV, Schemel empezó a subir en el escalafón gubernamental hasta conseguir un puesto en la Asamblea Nacional Constituyente de 2017, dos Premios Nacionales de Periodismo -que el Gobierno solo otorga a los de su entorno más complaciente- y, por supuesto, su propio espacio en Globovisión.
Con sus dos esféricas mullidas de sarcasmo, Schemel vende su empresa Hinterlaces como “la primera encuestadora y única agencia de inteligencia de Venezuela, especializada en la investigación de opinión pública, mercados y consultoría estratégica, con énfasis en la dimensión cultural, emocional y simbólica del comportamiento social y económico”, sin que nadie entienda mucho de qué se trata esa dimensión cultural, emocional y simbólica a la que se refiere, pero que le ha funcionado muy bien a la hora de llenar páginas de informes cargados de interpretaciones sesgadas, grandilocuentes y seguramente muy bien pagadas, con el único objetivo de favorecer el punto de vista del cliente en cuestión. Como cuando vaticinó con aquella seguridad, por allá en 2012, que “el candidato a la gobernación de Miranda por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Elías Jaua, ganaría con el 49% de los votos, mientras que el candidato de la derecha, Henrique Capriles, obtendría un 44% de los sufragios”. Y aún así, cobró completo por semejante augurio.
La semana pasada regresó Hinterlaces a los titulares con una torta mayúscula cuya dimensión completa no calculó, quizás entretenido con la posibilidad de poner contento a Nicolás Maduro: en su más reciente encuesta que llama Monitor País, aseguró que Maduro ganaría las presidenciales con 37% de los votos, lo que implica que 63% de los venezolanos NO votarían por él. O lo rechazan. O votarían por otro, algo que por supuesto no mencionó en su análisis final, al contrario: en esta oportunidad Schemel busca explicar semejante voto minoritario contra Maduro atomizando la cifra restante entre siete candidatos probables, desde Lorenzo Mendoza (que según Hinterlaces tiene 12% de posibilidades); seguido por María Corina Machado, que luce empatada a Manuel Rosales con 4%; mientras Juan Guaidó, Leopoldo López y Henrique Capriles cuentan con 2% de respaldo cada uno y el 1% sobrante se lo endilga a Henry Ramos Allup. Y en su particular cuenta, alude que un 22% de encuestados pertenece al clásico ‘No Sabe, No responde’. Pero si alguien, menos Schemel, se toma la molestia de sumar ese 22% con todos los porcentajes de los candidatos opositores que Hinterlaces mete en su consulta, la cifra suma 49%. Ante lo cual, cualquier consultor independiente lo leería como el porcentaje de votos que irían al sector opuesto a Maduro. Es decir, que según Hinterlaces, si las elecciones fuesen este año y la oposición llevase un solo candidato, Maduro sacaría 37% y la oposición 49%. ¿No?
Pero si queremos meterle el dedo en el ojo al oficialismo, la encuesta también funciona perfectamente ya que, de acuerdo con ella, los supuestos líderes que podrían pelearle a Maduro la candidatura al interior de ese nido de intrigas que es el PSUV, no tienen ningún respaldo popular en ningún sector socioeconómico entre las 1.200 personas encuestadas. Porque con el dineral que ha dilapidado Rafael Lacava en su campaña personal, con el vampiro que ha tapizado las calles de Carabobo, el gobernador apenas llega a 4% de apoyo popular, seguido de cerca con Delcy Rodríguez (3%), Diosdado Cabello (2%) y Jorge Rodríguez con 1% que lo equipara a Henry Ramos Allup, vaya calamidad.
Quizás lo único positivo o verosímil de la consulta ha sido la desaparición absoluta de lo que llamaríamos “el sector Alacrán”, donde habitan los traidores a sus respectivos partidos que tan caros le han salido a Alex Saab, los candidatos eternos, tipo Henri Falcón y Claudio Fermín, y los muchachos de Fuerza Vecinal, que insisten en colarse entre los palos cuando la carrera electoral se avecine y necesiten algo más que dinero al momento de hacer notar que existen.
Y si bien todos los medios del Gobierno lanzaron la noticia del éxito de Maduro y su 37% de favoritismo actual, cabe recordar que con el mismo muestreo y la misma encuestadora, hace dos años el apoyo a Maduro estaba en 52%, cifra que cayó a 34% el año pasado y que ahora recupera 3 puntos gracias a la ¿extraordinaria? labor en el bienestar general, la recuperación económica, el bienestar social y bla, bla, bla… del país enterito.