En muchos países, en especial en los que tienen un alto nivel de desarrollo, existe una fuerte conciencia sobre la importancia de la estabilidad de precios. En las circunstancias actuales de inflación en ascenso en buena parte del mundo, es dentro de esos países en los que se ve un debate más amplio sobre este tema. Quieren volver lo más pronto posible a la estabilidad de precios que tenían durante los tiempos prepandemia.
Entre las ventajas que destacan las autoridades de diferentes bancos centrales podemos encontrar:
- Permite una mejor toma de decisiones tanto a personas como a empresas, al contar con un ambiente más predecible y estable. Esto permite a su vez una asignación de recursos más eficiente.
- Se pueden tener tasas de interés más bajas, al reducirse las primas asociadas con la incertidumbre y la inflación.
- También se reducen distintos costos financieros que aparecen en economías con inflación recurrente.
- Contribuye a la estabilidad de los sistemas financieros.
- Ayuda a mantener la cohesión y estabilidad social.
- Ayuda a mantener la cohesión y estabilidad social.
En nuestro caso, después de haber tenido décadas de inflación, un episodio de hiperinflación y en medio de una dolarización; la estabilidad de precios, tanto de bienes y servicios, como del tipo de cambio, tiene una importancia notoria y relevante. Hay una inmensa desconfianza, susceptibilidad y emocionalidad alrededor de lo que sucede con nuestra moneda local.
Pero la importancia no se circunscribe a las emociones de la gente, las cuales son fundamentales. Sin estabilidad de precios no podremos tener la expansión monetaria que tanto necesitamos, sin ella tampoco podremos atraer la inversión requerida para sacar adelante sectores como el de servicios básicos o la misma industria petrolera. Claro, cabe apuntar que para lograr lo mencionado, dicha estabilidad es necesaria, pero no suficiente.
Si tenemos estabilidad de precios y la gente se convence de que es algo creíble y sostenible, poco a poco irá dejando saldos cada vez más grandes, y por más tiempo en moneda local. Es esa retoma de confianza la que permitirá la aparición de créditos de más largo plazo, que la moneda local empiece a restablecer sus funciones como dinero, desplazando poco a poco al dólar como moneda.
Lo ocurrido hace unas semanas no va en línea con estas ideas plasmadas. La base monetaria aumentó más de 65% en un período de 4 semanas, lo cual refleja una variación importante en la inyección de gasto público. Eso desequilibró al tipo de cambio, y con este la misma inflación. Ese comportamiento abrupto tiene un efecto importante en las expectativas de la gente, quienes dudan y continúan con la desconfianza que le atribuyen al bolívar.
Sí, puede que sea necesario dejar deslizar el tipo de cambio para no acumular apreciación real en la moneda, pero es muy diferente, para la percepción de la gente, que se haga de manera constante y predecible, que con movimientos violentos como el que nos tocó presenciar.
Quiero también destacar lo siguiente. Sé que en el pasado se mencionó en muchas ocasiones al comportamiento monetario como la principal causa de nuestro episodio inflacionario-hiperinflacionario. Hoy estamos en un punto distinto. Nuestra economía está desmonetizada en moneda local, la desaparición del crédito fue causa fundamental de este fenómeno. La masa monetaria tiene que expandirse para tener una economía funcional. Sí, en algún momento veremos cómo las tasas de crecimiento de liquidez monetaria serán más altas que la inflación y que el ascenso del tipo de cambio, de hecho, ya está ocurriendo, pero no hay certeza de que sea sostenible.
Es decir, se debe contar con el ambiente propicio para que, por un largo tiempo, una mayor cantidad de bolívares tenga el menor impacto en los precios de bienes y servicios y en el tipo de cambio.
Como venezolano que ha vivido casi la totalidad de su vida con inflación de dos dígitos o más, anhelo que veamos una economía con precios estables, con comportamientos hasta cierto punto predecibles, con menos incertidumbre, en la que se pueda planificar, en nuestras metas empresariales y financieras no sean de meses sino de años. Pero no veo que por los momentos tengamos lo necesario y suficiente para lograrlo. Entiendo que lo institucional tiene un peso importante, pero ese será tema para próximos artículos.
@HenkelGarcia