¡Exprópiese! Gritaba mientras recorría el centro de Caracas acompañado, entre otros, del entonces alcalde del municipio Libertador, Jorge Rodríguez y su hija María Gabriela. Lo seguían sus edecanes y escoltas, además de los productores de su espacio dominical “Aló, Presidente”. Ese domingo la escenografía fue la Plaza Bolívar de Caracas; ahí estaba él, con su voz de mandón, ordenando que tomaran el edificio La Francia y otros tres establecimientos. En “La Francia” funcionaban decenas de joyerías que daban empleo a mucha gente. De un día para el otro tuvieron que desalojar los locales y no todos pudieron reabrir en otros sitios, perdieron sus propiedades por una decisión caprichosa.
La verdad es que en muchos casos no fue “expropiación”, esa figura implica un pago justo y eso no sucedió con todos. Expropiar es despojar legalmente una propiedad a una persona por motivos de interés público, dándole a cambio una indemnización. En muchos casos no expropiaron, se apropiaron de bienes ajenos sin cumplir lo que ordena la ley. Expropiar no es robar si la decisión se hace dentro del marco legal.
Hace unos días devolvieron el Centro Comercial Sambil ubicado en La Candelaria a sus legítimos dueños. Alfredo Cohen, quien preside el grupo, comunicó en un video difundido por las redes sociales los planes para el centro comercial, cuando sean totalmente recuperadas sus instalaciones. Al menos el espacio desde donde grabó el mensaje, no lucía destruido, es probable que hayan hecho algunos arreglos antes de entregarlo formalmente. Cohen explicó que no habrá “una feria de comida”, como siempre se la ha llamado a esa área que reúne a locales de comida rápida, especificó que será una zona “Gourmet”. Sin entrar en consideraciones sobre lo que significa “Gourmet”, galicismo pomposo e indicativo de que la oferta gastronómica serán exquisiteces; en castellano el sinónimo es “sibarita”, hay que reconocer que la devolución a sus propietarios generará nuevos empleos, eso es positivo y bienvenido.
Desde su expropiación, los vecinos de La Candelaria, que esperaban contar con un moderno centro comercial, convivieron con familias que fueron llevadas ahí como refugio, pero también les tocó ser víctimas de hampones que usaron el lugar como guarida. El propio Hugo Chávez, como en casos anteriores, y con Jorge Rodríguez en rol protagónico como alcalde de Libertador, ordenó el despojo otro domingo cualquiera, en aquellos días en los que gritar “¡Exprópiese!” era tan celebrado como ahora es la devolución del Centro Comercial cuya existencia fue condenada por el difunto. Para Chávez, como quedó registrado en un video del programa dominical, el Sambil no podía existir a menos que él saliera de Miraflores. La acción de devolverlo, aunque parezca una contradicción a los deseos de su “Líder Galáctico”, no lo es, la condición la puso él mismo, no estar en la Casa de Misia Jacinta.
Es mucho lo que falta por devolver. La lista es larga. Esta la hago de memoria, sin recurrir a buscadores:
- Los centrales azucareros.
- Agroisleña.
- Los Hoteles que ahora se llaman “Venetur”.
- Lácteos Los Andes.
- Aceite Diana.
- Owens Illinois.
- Kellogg’s Venezuela.
- Hipermercados Éxito.
- La Electricidad de Caracas.
- Enelbar.
- CANTV-Movilnet.
- ExxonMobil.
- ConocoPhillips.
- Cemex.
- SIDOR.
- Crystallex.
- Conferry.
- Las productivas tierras del Valle del Turbio en el estado Lara.
- Aeropostal.
- Café Fama de América, El Peñón y Madrid.
- Cantidad de haciendas y fincas, tierras fértiles y trabajadas.
- Empresas de tecnología como el Grupo Pronto.
- La Policlínica David Lobo, ubicada en la Avenida Lecuna.
Me quedé corta, no hay dudas, según el Índice de Derechos de Propiedad de Cedice, bajo el mando de Hugo Chávez y Nicolás Maduro se expropiaron 1.359 empresas, entre los años 2005 y 2017. Nuestro país importa productos que antes producía, y ello es resultado de ese inmenso desajuste que propiciaron esas políticas que más se parecían a una venganza.
La nacionalización de las empresas prestadoras de servicio eléctrico desde el 2007 terminó con el resultado que padecen en toda Venezuela, en especial en la provincia donde se vive entre apagones y bajones de electricidad.
Las “expropiaciones” impactaron a todos, al poco tiempo los empleados comenzaron a quejarse porque perdieron beneficios con el nuevo “dueño”. Muchas empresas quebraron, desaparecieron, la corrupción minó todo, mezclada de ineficiencia e indolencia.
Falta mucho por devolver. Mientras hacía la lista, en el tema final, fue inevitable recordar Franklin Brito, porque aun si devuelven sus tierras, no podrán devolverle la vida. Franklin Brito murió como consecuencia de una huelga de hambre que debilitó su salud, peleando durante años por su propiedad y la de su familia.
Podrán devolver todo lo que está en la lista y costará mucho reconstruir lo destruido, pero mientras no haya democracia, la única certeza es que cuando se les vuelva a ocurrir, confiscarán, expropiarán y se apropiarán de lo que se les antoje; como gobiernan desde que llegaron, por encima de la ley y violando la Constitución.
Devuelvan la democracia.