Corren tiempos de lugares comunes, vienen de cualquier lado. No es lo peor, pues siempre hay gente que repite frases elaboradas que no dicen nada, o lo que algunos llaman motivacionales. Hemos visto el “si votamos ganamos”, pasamos por el “los obligamos a robarnos la elección” y si te atreves a refutar esas brillantes ideas, vienen con el clásico “y tú qué propones”. Lo peor, en realidad, es que mucho de eso viene disfrazado de análisis profundo y minucioso. Una estafa, pues.
Por ello, hay que buscar las voces que, lejos de repetir cosas bonitas o decir lo que un grupo específico quiere escuchar, intentan hacer una radiografía de lo que ocurre en Venezuela. Eso ha hecho siempre Joaquín Ortega, politólogo y profesor de la Universidad Central de Venezuela.
Trece días antes del evento electoral, Joaquín hizo un hilo en Twitter titulado “12 Strikes cantados o algunas notas antes de un Pre Post Mortem”. No fue “premonitorio” porque la ciencia social no lee el futuro, pero sí analiza los escenarios, y vaya que el título quedó perfecto para lo que terminó ocurriendo el 21 de noviembre. En esta conversación desarrollamos, ahora sí, el Post Mortem.
-Comencemos por lo obvio luego del evento electoral del 21N. ¿Por qué una abstención tan alta?, ¿los venezolanos ya dejaron de “votar con el pañuelo en la nariz” y ahora deciden con mayor claridad si apoyar o no, más allá de chantajes de quien sea?
-La abstención es muestra de la cuenta de varias cuentas que sacan los ciudadanos antes de poner un pie fuera de su casa. Primero que todo, los venezolanos están pensando económicamente debido a la crisis: si salgo gasto en pasaje, gasto en gasolina, gasto en zapatos, gasto en un desayuno afuera, pierdo tiempo fuera de casa, con los niños, en arreglos…etc. En segundo lugar, se evalúa ir a votar o no a partir de la efectividad política de mi acto de voluntad: ¿lo que haga cambiará al poder sí o no? Si creo que todo queda igual, me quedo donde estoy y no me desgasto, evitando así la dosis de demagogia y la lluvia de promesas que no cumplirán ni en la fila del voto ni después de ser elegidos los que se lanzan. Una tercera opción, es que asista o no asista el chantaje del hambre (cajas CLAP, bonos, supervisión individual en puntos rojos, etc.) y esto afecta a los más ancianos y desasistidos. Así que el bloque de venezolanos que se quedó en el país se las ingenia con al menos tres empleos o ingresos para paliar la miseria por diseño político. Cuarto, y por eso no menos importante: Hubo abstención porque cada vez hay menos venezolanos en el país. El exilio crece más alto que una mata de mango.
-Con lo sucedido en Barinas, más allá de riñas internas dentro del PSUV, el chavismo o chavomadurismo lo que está haciendo es demostrar que tienen el poder, o al menos así lo veo yo. Pero otros mencionan aquella frase clásica de “con esto desenmascaramos al Gobierno”. ¿Realmente hay que desenmascarar a un régimen investigado por crímenes de lesa humanidad?
-Si revisamos con paciencia las prácticas de gobiernos proto-tiránicos o tiránicos vemos que se valen del viejo modelo autoritario de Easton. Ese marco de explicación que cada 4 o 5 años nos traen analistas extranjeros, como si fuese una App de última generación; se trata de la asignación autoritaria: te doy algo, te quito algo, te impido conseguir lo que normalmente tendrías… y lo que es tuyo se lo doy a otro. A ese modelo agrégale que legalmente te mueves en el marco de indeterminismos jurídicos: no existe el respeto al derecho en sus fases procesales ni en su marco de respeto a la seguridad jurídica. Es la praxis del que tiene el poder y lo ejerce sin mayores remilgos, ni morales ni de formas. No hace falta desenmascarar al régimen. Hace falta desenmascarar las líneas normalizadoras, a sus repetidores e influencers, quienes se mueven en círculos de contenidos: ecosistemas digitales de política, entretenimiento y academia. De allí, se vende como santa palabra una tergiversada opinión académica, una distorsionada opinión económica y una imaginaria opinión popular.
-¿Cuál fue el error principal en cuanto a la campaña se refiere?, ¿subestimaron al electorado prometiendo cosas irrealizables en vez de mostrarse como una oposición dura contra aquellos que tienen el poder, quienes son los responsables de todos los males?
–El principal error fue desde el punto de vista ciudadano creer que los partidos políticos que se venden como oposición lo son. En realidad son actores de un teatro, de una puesta en escena que no busca el cambio del poder sino el enriquecimiento de unos cuantos y la estabilidad del sistema. Yo creo que salvo algunos alcaldes ningún partido quería realmente ganar. Algunos recibieron la sorpresa de unos resultados favorables… otros recibirán la moneda de cambio típica de estos regímenes: el cambio de seña: “te dejo ganar hoy, pero en un rato puedo decidir lo contrario”. El electorado que se movilizó fue el segmentado en el formato clientelismo: “si no voto me puedo morir de hambre, otra vez” (como en 2016-2018). El otro grupo estuvo cercano a propuestas de alcaldías cuyos cambios significarían el fin definitivo de su vida en el país. Pero con todo y eso, la realidad de centros vacíos habla mucho más de números maquillados por el CNE.
-Los candidatos obviaron por completo en la campaña, por ejemplo, el caso Alex Saab y el tema de la CPI. ¿Fue lo correcto no hablar de quien se hizo millonario con el hambre de la gente a la que le pedían el voto o la investigación a las FAES que asesinan en los barrios?
-Veamos el marco de acción y sus condicionantes: Los candidatos responden a sus partidos y los partidos a sus financistas. Las economías subterráneas, las deseconomías, los ilegalismos han permeado casi totalmente el circulante de efectivo del país. Antes hablábamos de la teoría de los 6 Degrees, de los seis grados. Hoy, pocos negocios y empresas escapan a los dos grados de separación: cualquiera que nos lea tiene un amigo cercano que trabaja o es socio de alguien cuyo patrimonio de origen no se relaciona con su patrimonio actual… ni siquiera habiendo ganado mil loterías. Ninguno de esos candidatos va a morder de retruque a la cadena de valor mágicamente amasada, por vía de la imbricación entre poder político, destrucción de la capacidad instalada y compras (y recompras) vía quiebras planificadas. A eso agrégale la nueva élite que ha quintuplicado sus ingresos vía la minería de criptomonedas. En 2013 Moscú era la ciudad con más multimillonarios por metro cuadrado de Europa. Hoy, mutatis mutandi Caracas tiene más millonarios que Naples en Florida. El tema CPI y Alex Saab ha sido extrañamente silenciado y esa sordina habla a partes iguales de un sistema de justicia necrosado y cómplice desde 1999 y, a su vez, de un cuadro de actores pro justicia cuya ecuanimidad pudiera estar en entredicho, si no cumplen con la promesa básica de la defensa de las violaciones a los Derechos Humanos.
-Hablando de expectativas, ¿qué pasó con las encuestadoras? La diferencia entre lo que mostraron decenas de encuestas y la realidad fue muy, muy grande. ¿Se debe a los instrumentos utilizados en encuestas y focus groups, por estar frente a un régimen que siembra terror, porque han sido más propaganda que otra cosa, o un poco de cada una?
-Lo más terrible de una encuesta que falla no es el error sino dejar que el silencio haga la corrección. Hay que rendir cuentas de los aciertos y de los errores. Los encuestadores profesionales saben que no solo ha sido imposible sino que es mentira que se haya hecho una medición de campo coherentemente en tiempos de pandemia. Lo que ocurre por lo general es que se contrata a alguien que te dé resultados de campo. Tú luego trabajas esa data, la limpias un poco más, la correlacionas y vendes la encuesta al cliente. Casi todas las encuestadoras te dan resultados luego de que otra empresa le saca la sangre al país, esto es de manera tercerizada te dan esos resultados de laboratorio. Ese análisis de glóbulos rojos y blancos… ese Perfil 20 es el mismo en casi todas las encuestadoras (salvo honrosas excepciones). Luego simplemente le montan la marca a la presentación de Power Point y listo. Eso es flojera y autoengaño a partes iguales. Los grupos focales son absolutamente eficientes siempre y cuando quieras hacer de esos insights cualitativos una estrategia de comunicación, mantenimiento o lifting emocional. De nada vale tener valiosas percepciones humanas si no las enfocas en una política orientada a la victoria. Y casi siempre no hay victoria porque el cliente de la oposición sabe que su negocio más lucrativo no es ganar… es llegar segundo. Por el lado del Gobierno, saben utilizar correctamente las encuestas, saben hacer propaganda y mueven científicamente los deseos que se revelaron en focus groups y en mediciones cuantitativas transparentes. Eso lo convierten en elementos de discurso y delivery, que incluso le roban a cada rato a la marca oposición. Por ejemplo, cuando ves a Héctor Rodríguez con la colorimetría opositora en sus vallas, mensajes suaves e inclusivos y hasta las camisas que usaba Juan Requesens, sabes que están haciendo la tarea metodológica.
-Ahora, viendo los resultados, el gran ganador de la oposición fue Manuel Rosales. ¿Se convierte en el líder de la oposición?, ¿eso realmente beneficia a la Unidad por tratarse de alguien con tanta experiencia o por el contrario, su liderazgo es netamente regionalista?
–El drama zuliano es de una dimensión que solo los historiadores con la perspectiva que dan las décadas podrán medir correctamente. Rosales gana por el éxito destructivo de Omar Prieto y sus epígonos en el Zulia. Gana también porque es oposición fiel y manejable… y porque el zuliano espera, desea y cree que al menos habrá una pausa ante el holocausto continuado en su región. Todo lo hecho en Venezuela (apagones, agua, comida, violencia selectiva, conductismo agresivo-pasivo) fue experimentado primero en el Zulia…igualmente, como todo lo que experimenta América y Europa es obra de la prueba piloto alterglobalizadora/globalista hecha en Venezuela. Sobre el Zulia pende el hilo de la historia de Antonio Ledezma en Distrito Capital, pero también vive el germen de un gentilicio creativo y sobre todo de aguante. Es momento de recuperar el aire y reenfocar proyectos aprovechando este breve ojo del huracán.
-Además de Rosales, ganaron José Alberto Galíndez en Cojedes y Morel Rodríguez en Nueva Esparta, políticos con mucho recorrido. ¿Cómo deja eso a una necesaria nueva generación de relevo?
-Con mucha prudencia, pero también muy responsablemente hay que concluir en que no vivimos una elección real sino más bien una entrega facilitada de poder, con ciertas condiciones más parecidas a las que cumple un rehén, que a la de un actor autónomo. Por otro lado, mucho del éxito político en este contexto depende de tu docilidad con la economía subterránea de la cual hablábamos hace un rato. Si hay negocios habrá respeto por tu victoria. Por otro lado, ya muchos ciudadanos se han convertido en la práctica en siervos de la gleba. Parafraseando al profesor Guillermo Martin: esos líderes enquistados tienen el poder de un señor feudal en pleno siglo XXI. El hambre condiciona a grandes segmentos, seas de oposición o del Gobierno. El Holodomor funcionó en Venezuela y nos traumatizó a todos. Galíndez, Rosales, Rodríguez tienen cash flow para su corte alta y su corte de los milagros. Además el Gobierno tiene todo para ganar, entre otras cosas porque tiene el músculo siempre caliente. Llegan por clientelismo, supervisan por el sistema Patria y los consejos comunales, reciben información de primera mano incluso de los supuestos contrincantes. La supervisión distópica es real y funciona.
-Henrique Capriles y Carlos Ocariz en Miranda, Henri Falcón en Lara, Enzo Scarano en Carabobo, por citar tres ejemplos, son parte de ese grupo que promovió la participación y que, claramente, no salieron bien parados. ¿Es hora de hacerse a un lado o esa no debe ser la forma de llevar a cabo una reestructuración de la oposición?
-Ellos estarán allí mientras no se den tres condiciones mínimas para la transformación real: transparencia financiera, democracia interna de los partidos y respeto al liderazgo en crecimiento. No se van a hacer a un lado. Le queda a los jóvenes políticos hacer lo que siempre se ha hecho desde que somos tribu: ganarse el puesto contra las resistencias de arriba y de abajo. En el trayecto no deben traicionarse ni corromperse. No es imposible, aunque así lo parezca.
-Menciona a los jóvenes, ¿deben ser ellos los que lideren desde ahora?, ¿pueden ser ellos los que reconecten realmente con la gente? Lo pregunto orientado a dos cosas: 1) Por lo visto en esta campaña que acaba de terminar, y 2) Porque según la encuesta de juventudes de la UCAB, son precisamente los jóvenes quienes no ven a la democracia como algo fundamental.
-Todas las generaciones son necesarias y complementarias. Caer en los falsos dilemas de millenials versus centennials; millenials versus boomers; estudiantes de institutos públicos versus privados; gente del interior versus gente de las ciudades, son limitantes y desarticulan cualquier propuesta de país. Pueden servir para reírnos un rato en un stand up pero no cohesionan como nación. La clave es la acción desde la ética. En todas las épocas ha habido flojos o free riders, no es monopolio de una sola generación. Cuando yo era adolescente el infame Doctor Chirinos nos bautizó como la generación boba, así que si algo ha demostrado el tiempo es que cada cohorte tiene sus vagos y sus estudiosos, pero al punto: Cansarte de un sistema engañoso no quiere decir que maten tus valores. La justicia puede estar actualmente corrompida, pero todos quieren que los transgresores paguen sus crímenes. Si muchos cometen un crimen no significa que cambien en su esencia. En el caso de la democracia, el hecho de que no creas que sea confiable un sistema de conteo de votos no hace que dejes automáticamente de creer en el poder del voto, de la elección, de la postulación de gente que consideras con buen juicio, de tu propia presentación a un cargo de elección popular. La campaña pasada tuvo pocos jóvenes porque son pocos los que no están pelando, y nada gratis o pagado miserablemente va a atraerlos. Si la votación fuera ética serían grandes colaboradores ad honorem, pero al no verla así no van a ser voluntarios de una campaña equis donde les dan 10 dólares a la semana y una mandarina al día, mientras ven que los jefes se gastan en un almuerzo de cuatro personas 300 dólares en carne, whisky y postre. Nadie ha matado al voto ni a la democracia. Quieren hacerlo, pero las decisiones cotidianas familiares, amistosas y vecinales se resuelven todavía por consenso democrático. Decidir en lo poco (y ahora con lo mínimo) ha hecho a muchos venezolanos mejores y más selectivos frente a lo ético y frente a lo político. Bajarle ruido al anti ejemplo. Lo vamos logrando si estamos despiertos.
-¿Y Juan Guaidó, cómo queda? Él no estaba de acuerdo con participar, pero su partido -o el que fue su partido- sí lo hizo. ¿Sigue siendo un líder?
–Voluntad Popular y Juan Guaidó siguen siendo la otra cara de la moneda de la extracción y repartición de las riquezas nacionales. Estará allí mientras sirva de rostro y cierta contención a la red de alianzas que le ponen la mano a las finanzas de ese gran negocio que se llama Gobierno interino.
-María Corina Machado planteó una especie de gran primaria para definir liderazgos o al menos las cabezas de la oposición. Si bien no explicó con exactitud cómo se podría llevar a cabo esto, a priori no parecería una mala idea. ¿Qué opina al respecto?
-Nada mejor que renovar, pero como ya había comentado en un texto que llamé “pre post mortem” y que supe fue leído en voz alta por cierto liderazgo opositor, la cortesía no es señal de apoyo inmediato. Quienes se aventuren a la sana tarea de validarse frente a las audiencias políticas y el votante real (no el virtual) deben entender que la biopolítica es el denominador común que atraviesa el discurso y la estrategia en este contexto país. Hoy se está viviendo para un proyecto personal o familiar que empieza y termina en el estómago. Parafraseando a Brecht: si no se come no puede haber moral.
-Quisiera hablar sobre esa oposición leal que se ha conformado en Venezuela. ¿Cómo se le puede hacer frente a esa maquinaria empujada desde el propio poder? Miranda es un ejemplo evidente, pero hay otros. ¿Cómo se puede llevar la narrativa ante eso?
-Lo primero es voluntad de ganar, lo segundo es hablar con la verdad, con datos en mano y con objetivos planificados. Lenguaje existe, el delivery se afina y el mensaje se construye. Lo que no se puede seguir haciendo es emocionar para no concretar. Vestidos y alborotados los ciudadanos se van quedando a la deriva. En horas van a preferir mudarse de país que seguir viviendo de suspiros y promesas. Los más pragmáticos vienen siendo casi todos. Como decían los maestros del derecho: Do ut des, ‘doy para que des’. Allí reside la unidad de análisis de este instante, de este screenshot de la motivación del votante depauperado en su marco vital.
-Siguiendo con un tema parecido, ¿cómo se puede enfrentar a este nuevo ecosistema que se está creando, donde fichas de corruptos y delincuentes de diversa índole penetraron en toda la administración pública, en la prensa y en otros puestos clave?
-Ante esa realidad que ya permea instituciones, medios, partidos y vocerías queda hacerle detox a la opinión pública para que vea a la nueva generación de hijos e hijas de la corrupción. Algunos viven como reyes y reinas en el exterior. Otros lavan sus orígenes, otros estudian y se codean con las nuevas élites económicas internacionales para cuando venga la fase 2 de recompra de lo quebrado en suelo patrio. Sin duda, la estrategia es infiltrar medios, espacios legales y academias para estar al tanto de por dónde van las investigaciones y ralentizarlas, cantar la zona en criollo. Áreas como el crimen organizado, los derechos humanos, el periodismo de denuncia cuenta ya con oídos para sus jefes y clanes. Plataformas incluso financiadas por zares de la corrupción en el exilio. Han estudiado el mercado y su plan de negocios. Agrégale infiltración, corrupción, permear algunas veces, amenazar otras, desaparecer todo posible registro, acabar con líneas familiares hasta donde se pueda. Es un poco repetir la experiencia del silencio selectivo a las víctimas en Colombia, en México, en algunos países africanos.
-¿Ha sido el principal problema el no entender la naturaleza real del régimen al que se enfrenta?
-Creo que solamente algunos ciudadanos ingenuos no han entendido el sistema político autorreferente en el cual existe Venezuela, los demás para medio vivir cooperan o se relajan.
-¿Hacia dónde debe apuntar ahora la oposición? Algunos dicen que Referéndum Revocatorio, otros apuntan a las presidenciales. ¿Cuál debe ser el norte?
-Si quieren ganar, toda elección debe pasar por un RE depurado, un CNE sin opacidades, unas reglas del juego que no se cambian sobre la marcha o después de resultados adversos para el poder. Construir una maquinaria empieza por tener responsables de carne y hueso en cada centro de votación y una red de asistencia legal y física antes, durante y después de la votación. En pocas palabras, que haya condiciones reales, competitivas y que la trampa no solo sea difícil, sino que produzca consecuencias reales legales, éticas y políticas. Un solo mensaje puede construirse desde una oposición que desee verdaderamente el poder y no solamente cuotas de negocios.
*Politólogo de la Universidad Central de Venezuela.
*La fotografía fue facilitada por el entrevistado, Joaquín Ortega, al autor Walter Molina Galdi y de él al editor de La Gran Aldea.