A punto de tomar el avión que lo extraditará a Estados Unidos, el exgeneral, excónsul y ex de todo (espía, narco, íntimo de Hugo Chávez y muchos otros etcéteras) necesitará de un arsenal de datos y secretos para poder reducir la terrible condena a cadena perpetua que pende sobre su cuello. Información que se supone debe estar muy bien sustentada con documentos, grabaciones y cualquier otro dato certero que lleve a la Fiscalía a negociar años de libertad a cambio de que Hugo Carvajal revele cómo, dónde y quiénes lo ayudaron en su presunta carrera criminal.
Datos que muchos esperábamos ver publicados en el portal que lanzó hace poco y que vendió con una campaña de intriga estupenda: “Viene más información por esta vía”, anunciaba “El Pollo” mientras un reloj digital hacía conteo en reversa que, imaginábamos, culminaría en una explosión de revelaciones de alto calibre que dejarían a más de un rey desnudo. Pero la www.Hugocarvajal.com -que el gobierno de Maduro no tardó en bloquear para Venezuela-, no solo decepcionó a los curiosos, sino que aburrió con lo que parecía una constante declaración de su amor a Hugo Chávez, una muestra de lo cercano que fueron y del respeto que Carvajal le tuvo y tiene al principal responsable de la debacle venezolana. Hastío aliñado, obviamente, por decenas de argumentos en defensa propia destinados a venderlo como una pobre víctima del imperialismo, al cual ataca como cualquier chavista trasnochado.
Un gran fastidio resultó el portal. Parece concebido por cualquier amateur en limpiar reputaciones, tanto que los medios y redes lo ignoraron olímpicamente y optaron por seguir aireando su negro historial y volver a recordar que Carvajal fue la cabeza que manejó todas las operaciones con las FARC a pedido de Chávez, destacando no solo su alianza con las guerrillas sino la protección y negocios que tuvo durante décadas con capos colombianos de todos los tamaños, entre ellos Hermágoras González (a) “El Gordito”, jefe de El Cartel de La Goajira y a quien le entregó documentos que lo acreditaban como comisario de la Disip, un carnet como agente de la Guardia Nacional así como permiso para porte de armas. “Este capo pudo exportar drogas por años gracias a este tipo de blindaje que le dio Carvajal”, aseguró un investigador en Caracol Radio de Colombia.
Pero en su web, “El Pollo” no se defiende de ninguna las acusaciones, tanto en la Corte de La Florida como en Nueva York, donde aseguran que “Carvajal permitió que el capo de la droga, Wilber Varela (a) “El Jabón” desplazara sus operaciones a Venezuela, donde pagó al exdirector de Inteligencia Militar, el mayor general Hugo Carvajal, para continuar con sus actividades de narcotráfico”. Así como tampoco logró desmentir si colaboró o no para transportar 5,6 toneladas de droga desde el Aeropuerto Internacional de Maiquetía hasta México, para luego enviarlas a Estados Unidos.
Puras declaraciones de principios fue su debut y despedida en el universo de las plataformas, dirigida a convencer ¿a quiénes, a la base chavista cada vez más exigua y empobrecida?, ¿a los altos jefes del Gobierno, a los funcionarios a quienes debe delatar? Porque exagerar las expectativas sobre lo que sabe no será una buena estrategia ante la DEA o las Fiscalías de Nueva York y La Florida, porque obtendría muy poco a cambio. Hugo Carvajal está obligado a convertir en revelaciones de alto calibre todo lo que presuntamente ha recabado contra “los más buscados”, quiénes de ellos vigilan las rutas venezolanas del narcotráfico, dónde tienen el dinero y cuáles son sus testaferros, información mucho más jugosa que destruir la ya frágil reputación de algunos funcionarios del alto gobierno.
Habrá que confiar en la paranoia que acompañó a Chávez y su padre putativo Fidel Castro, quienes le ordenaron vigilar de cerca a todos estos personajes solicitados por la DEA, arsenal que presuntamente mostró durante su detención en Aruba en 2014 para negociar su libertad futura; porque fue a partir de esa delación que, pocos años después, la Fiscalía de Estados Unidos ofreció recompensas multimillonarias por las cabezas de Maduro, El Aissami, Cabello, Padrino y Maikel Moreno. Y lo próximo que se supo de Carvajal fue su apoyo a Juan Guaidó y su llamado a las Fuerzas Armadas a desconocer a Maduro.
Mucho pudo haber contado en su portal el general si quería atención mediática. Desde cómo consiguió el pasaporte a nombre del entrenador del Barcelona, José Mourinho, para entrar a España hasta qué le dijo Maduro a su regreso triunfal de Aruba, cuando fue recibido como un héroe. Que hasta una docuserie de Netflix pudo haber escrito con sus idas y vueltas de Miraflores, narrada en primera persona con su braga naranja -eso siempre vende-, y cargada de chismes sobre sexo, poder y dinero, que los debe tener por montones.