Diario Criterio habló con Catalina Gómez Ángel, periodista independiente especializada en Oriente Medio y radicada en Irán desde 2007, sobre las consecuencias que dejó la intervención de Estados Unidos en la región tras el atentado de las Torres Gemelas hace 20 años.
-¿Cambió el reciente triunfo talibán en Afganistán la lectura de lo que había hecho Estados Unidos tras los atentados del 11 de Septiembre?
-La percepción ya había cambiado, de todas maneras, en los últimos años. Obviamente, este movimiento de Estados Unidos de salir de manera tan abrupta, principalmente tras retirar sus tropas de Bagram, abrió las puertas para un avance más rápido de los talibanes. Esto cogió a Estados Unidos por sorpresa, y revivió las inquietudes que ya venían en todo Oriente Medio sobre los motivos reales de la presencia norteamericana en Afganistán e Irak. En Afganistán llegaron con el discurso de proteger la población, proteger los derechos de las mujeres, crear unas bases para un sistema democrático inclusivo. Hace muchos años se demostró que no es verdad toda esta retórica de un país mejor. Los norteamericanos decían que venían por la guerra al terrorismo, pero estaban aquí por una razón personal, particular, en lucha contra un grupo que les había hecho muchísimo daño hace 20 años. Y peleó una guerra que dejó muchísimas muertes, especialmente dentro de la población civil. Y salieron dejando todo, básicamente, como lo encontraron. Aunque hay que precisar que en las protestas de las últimas semanas hemos visto a mujeres y un sector urbano de la población afgana luchando por sus derechos y por lo poco que habían conseguido en estos años, como su educación y su acceso laboral. Eso fue al menos una pequeña semilla que quedó sembrada en esa sociedad, y que es la que está tratando de sostenerse por ahora. Pero ese cambio ocurrió por la voluntad de una población afgana que, cuando tuvo la oportunidad, supo tomarla y luchar por sus derechos. Y no lo hizo porque Estados Unidos haya querido dársela. Por eso, la presencia norteamericana en estos países, que en un momento se vio como una ayuda para que sectores de la sociedad como las mujeres se tomaran espacios como el educativo, el laboral o el económico, queda hoy en día reevaluado. No los necesitaban ni pueden contar con Estados Unidos ni Occidente para nada.
-¿Cómo fueron estos últimos 20 años en la región?
-En 2001, Estados Unidos llega, pero no lo hace solo. Lo hace con una coalición detrás conformada por la OTAN, y llega a Irak dos años después. Son dos guerras que ellos quieren enmarcar y empacar dentro de un mismo ángulo, pero son dos guerras muy distintas. Afganistán es un país que en 2001 estaba gobernado por los talibanes y llevaba 20 años en guerra. Por unos talibanes que en aquel entonces eran absolutamente radicales, y con un poder violento para negar derechos a muchos sectores de la sociedad, y con una represión inmensa. Y que además le habían dado espacio a Al Qaeda, que tomó fuerza y bajo la protección de Afganistán, especialmente a su líder, Osama bin Laden. Obviamente, esta guerra de Afganistán se enmarca en la persecución de Al Qaeda y quiénes protegen al grupo tras el atentado del 11 de Septiembre. En ese sentido, fue una guerra más justificable ante la vista de la comunidad internacional y ante los apoyos de la coalición. Lo de Al Qaeda fue un acto de guerra, y lo de Estados Unidos fue simplemente una respuesta. El problema es que ellos no vienen solamente con la historia de vencer a Al Qaeda, sino con la idea de poner unas instituciones democráticas, gobiernos transitorios, redireccionar el país para que puedan salir de esta ola de violencia y formar y fortalecer sus estructuras durante estos años. Pero quedó demostrado que lo hicieron absolutamente mal. Porque aceitaron una corrupción que ellos mismos alimentaron dentro de unas clases políticas ya corruptas. Y nunca tuvieron ni la capacidad ni la voluntad de preguntar ni de hacer un seguimiento y un control de dinero y recursos que iban entregando a Afganistán y a todo ese proceso, sumado a todo el dinero que se invirtió en una guerra que se planteó relativamente mal. Ellos dicen que vencieron a Al Qaeda, y que esa era su misión y por eso se retiran. La pregunta es qué tan fortalecido está hoy Al Qaeda. No tienen el mismo poder de ataque, pero hoy en día Al Qaeda está mezclado con los talibanes dentro de Afganistán. Y el surgimiento de grupos como Estado Islámico (EI) que seguramente seguirán ganando espacios en los próximos años. Afganistán es una historia, pero otra es la de Irak, que fue absolutamente una guerra sin razón. Fue una guerra hecha con una excusa falsa, bajo la mentira de buscar las armas de destrucción masiva de Sadam Husein. Pero el resultado fue el mismo de Afganistán. Destruyeron y crearon unas instituciones y modelos que también fallaron. Tanto así que, cuando ellos se retiran, al poco tiempo vuelve y surge ISIS y toma el control del 30% del país. Y Occidente se ve obligado a regresar bajo unas coaliciones y ayuda para detener el avance del EI. Así que si uno mira realmente como ha sido la incursión norteamericana en estos países tras estos 20 años, uno puede decir que ha sido un fracaso.
-¿Cómo cambió el mapa y modo de operación de los grupos terroristas islámicos tras los ataques del 11 de Septiembre?
-Cada grupo terrorista en esta región es una unidad. Al Qaeda sufrió una gran transformación, y del liderazgo y las rupturas dentro de Al Qaeda surge el Estado Islámico, primero tras el ascenso de ISIS. Pero el gran cambio de estos veinte años se debe al avance de las redes sociales. Hace veinte años no tenían el poder en Internet que tienen actualmente, con todas estas redes que tienen para animar a yihadistas de todas partes del mundo, cuando antes era algo más regional. Al Qaeda era multinacional, con miembros de muchos países de la región. Pero ISIS cambió la manera en la que se puede hacer esta yihad aún más completa. Utilizó las redes sociales para cautivar a jóvenes, muchos de ellos de origen musulmán, pero radicados en otros países. Así logró una lucha mucho más universal. Por otro lado, Al Qaeda hizo ataques terroristas muy fuertes. Para ISIS, los ataques en Occidente son importantes para su estrategia, como los atentados en París en 2015. Pero ahora los grupos se han vuelto más sofisticados, bajan de perfil cuando tienen que hacerlo, se reagrupan y vuelven a aparecer cuando tienen que hacerlo. Los talibanes son ese ejemplo. Si les preguntan a los afganos en dónde estaban los talibanes estos años, le responderán que estaban en las montañas o conviviendo con ellos, pero nunca se fueron. Posiblemente eso es lo que vamos a ver de Al Qaeda, y es lo que se está descubriendo de ISIS en Irak y en Siria. Han estado ahí, y solo reaparecen.
-¿Qué se puede esperar del futuro de los grupos terroristas en Oriente Medio?
-De cierta manera, los norteamericanos le dejan el poder a las grandes potencias vecinas de Afganistán para controlar el terrorismo y que no se expanda. Hablo de Rusia y China, e incluso de Pakistán, India, Irán y Turquía. Por más que parezca que queda un gran vacío, a ninguno de esos países, por diferentes motivos, le interesa una expansión de grupos terroristas, ni que Afganistán se vuelva a convertir en un nido para estos grupos. Aunque crean que el objetivo de los ataques terroristas es Occidente, no es así del todo. También hay enemistades que tienen presencia en Asia Central, en la frontera con China, en donde hay una gran comunidad musulmana que ha tenido estos procesos de reeducación, como los uigures, los pakistaníes, y en la región de Cachemira. Habrá que ver cómo reaccionan estos servicios de inteligencia regionales para presionar a los talibanes para controlar la presión de estos grupos terroristas en Afganistán, porque a ninguno de estos países le sirve. Además, hay que recordar que el principal modelo de financiación de los talibanes es la droga. Afganistán es el principal productor de opio en el mundo. Y también necesitarán de un apoyo internacional. Necesitan ser reconocidos para obtener apoyo financiero. Posiblemente, lo que vamos a ver será una gran crisis humanitaria en Afganistán en los próximos meses.