Avanzado el año 2021, ¿podemos advertir alguna sorpresa? Seguro habrá muchas, pero no en el ámbito de la revolución que camina firme hacia la implementación definitiva del Estado comunal, proyecto central encaminado al cumplimiento de un propósito fundamental: Control.
Se lee en el Plan de la Patria 2019-2025: “De esta forma, se otorga especial énfasis a la transformación revolucionaria del Estado para la irrupción definitiva del Estado popular, participativo y comunal, garantizando el control popular y la transferencia de competencias…”.
Leímos bien, el control popular está garantizado. Este párrafo resume esencialmente la búsqueda firme del régimen. El Estado comunal es el resultado de la revolución, es un acontecimiento impetuoso y repentino, que rompe con toda lógica y con toda estructura precedente.
Unidos los vocablos transformación-revolución-irrupción denota que se nos viene encima un Estado que sustituirá laRepública federal descentralizada. La sustituirá, la desplazará, la eliminará. El Estado comunal no puede cohabitar con otro de naturaleza distinta. Puede ser paralelo hasta cierto punto, pero luego debe irrumpir, conquistar, el terreno que no controla.
Es así como en el mismo Plan leemos: “No somos el ejercicio de una gestión de gobierno. Somos un proceso revolucionario. En ello la transformación del Estado, la lucha contra el burocratismo… no es simplemente un problema de ‘gestión’. Es la reconfiguración popular del Estado, haciendo del gobierno de calle, en sus distintas escalas sistémicas, un proceso constituyente para edificar el nuevo Estado popular, comunal, soberano”.
Nos topamos acá con un concepto que extrañamos en el discurso oficial del régimen: Proceso constituyente, de hecho, ellos lo están haciendo, están refundando el Estado, pero no lo están refrendando, lo imponen a partir de una estructura versátil, a la mano y enmarcada en una escala sistémica. Estamos frente a un nuevo pacto, el de ellos, el que surge de su lógica, el que elimina y refunda. Están en una constituyente permanente, eso es lo que dice. No parten del poder constituido, por eso el Estado comunal está en construcción, es parte del poder constituyente.
En uno de los grupos focales que hemos trabajado a lo largo de nuestra investigación sobre el Estado comunal, en el Centro de Investigaciones Populares, encontramos esta afirmación en boca de uno de los funcionarios del régimen que hacen el trabajo comunal de base: “El comandante de la Unidad Popular de Defensa Integral, comanda las Unidades de Batalla Hugo Chávez (UBCH) que es un territorio dentro de la parroquia, cada UBCH tiene su punto y círculo, comanda las calles… Por eso, esto va desde el Presidente de la República hasta la calle. Ellos están dando importancia a la “U” (Unidades) Sistema Organizativo Territorial… ¿Por qué ellos le están dando tanta importancia a la calle? Porque se supone que el Presidente debe tener control es aquí, políticamente, los que van a ser la campaña ahorita es en el poder de la calle…”.
Aparece nuevamente la palabra control. Control popular, control de la calle, unido a los tres vocablos precedentes, transformación-revolución-irrupción fijan un camino hacia la consolidación del Estado comunal.
Por otro lado, así como han instalado de facto el proceso constituyente en la calle, tienen un mecanismo expedito para refrendar sus planes y caminos: Las elecciones, veámoslo desde el jefe de calle: “Pero, en todas las instancias hay un APC, -agitación, propaganda y comunicación- y ahorita ese es el que le va a roncar el mambo, ahorita en las elecciones, porque no va haber concentraciones; entonces yo, desde arriba, desde aquí desde el presidente. El presidente le dice al de agitación y propaganda: ‘Mira twittéame esta vaina y da esta información’ y desde ahí va para abajo, en forma de cascada, sale la información hasta la calle…”.
“¡Échale bola, tú! Y después dicen que Maduro es bruto y que los chavistas son unos locos, y ya por cada calle hay un tipo de esto, y por cada calle debe haber un carajo de ‘Técnica Electoral’. Podemos ser lo que sea, pero lo que sí sabemos es ganar elecciones”.
Independientemente de lo que pensemos o juzguemos, está claro que el régimen tiene sacadas sus cuentas y establecidos sus mecanismos: proceso constituyente en la calle, elecciones, hacia el Estado comunal.
Ante un movimiento como este no hay Estado de Derecho, porque no hay separación de poderes, porque la Constitución está de paso. El Estado federal está de paso, se reemplazará. El régimen está en una dinámica constituyentista de facto, sin refrendar nada, sin consultar nada, pero están en un proceso revolucionario que refunda el Estado.
La dinámica y razón del sistema están descubiertas, si sabemos cómo juega el régimen, ¿desde dónde se deben plantear las acciones comunitarias de la sociedad civil y política?
Varias cosas para considerar. El poder comunal va quedando solitario como opción revolucionaria, en este momento constituye el punto de conexión para llevar adelante el proceso de dominio y control. Es sólido como planteamiento; ahora bien, en su ejecución vemos fisuras, grietas en la implementación, de modo que cada vez vemos con más fuerza las dos dinámicas sobrepuestas: La comunal y la comunitaria. Insisto en esta separación porque nos permite ver el alcance humano del proyecto comunal. En este momento advertimos la presencia de estructuras, todas diseñadas para el control, las “U”, como dijo nuestro informante. Unidades de defensa que se articulan en torno a una que parece el punto de conexión: Las UBCH, unidades de batalla. Un lenguaje bélico junto a estructuras territoriales militares y milicianas.
Sigamos con lo planteado por nuestro informante: “El comandante de APDI (Agrupamientos Populares de Defensa Integral) de tal zona tiene 19 Centros Electorales, o sea, tiene 19 UBCH y esta tiene 19 UPDI, la calle es su base…”. Vemos que la estructura de control está montada sobre lo electoral, eso le da permanencia y carácter utilitario a las estructuras de las “U”. Las elecciones están en la estructura de poder, son vitales, están hechas para sostener al régimen, le permiten organizar con incentivos. Estamos viendo en pequeño una reproducción aproximada a lo que han sido las elecciones en sistemas como el cubano.
Recordemos algo: Las UBCH, son sus organizaciones clave y las calles sus bases. UBCH-calle, en Venezuela. CDR-calles, en Cuba. Atravesado por lo electoral.
Continuemos viendo desde la narrativa de los actores: “¡Y eso es un trabajo! (lo electoral) lo que pasa es que la gente cree que estos son unos bates quebrados, que ganan elecciones porque Chávez tenía una varita mágica, y no, ¡esto es un rolo’e trabajón!, que esto ya lo están haciendo. Pero como los opositores no le paran bola a eso, ¡esto para ellos no existe! O sea, esto para ellos es pura paja”. Y continúa: “Ellos subestiman esto y dicen que nosotros somos unos huevones, ¿huevones? Por cada calle tenemos militantes, por cada calle tenemos un miliciano, cada calle tiene un carajo, la UBCH con su territorio, ¡ah que la vaina está jodida! Sí. Que no hay gas. Sí. Que estás cocinando a leña. Sí. Pero en cada calle están los formadores ideológicos…”.
No les interesa si no hay gas, o gasolina, o si la gente cocina con leña, porque no se autodefinen como gobierno, no están para gestionar nada, están para hacer una revolución como lo presentan en el Plan de la Patria. Han avanzado en estructuras de dominio, son enclaves básicos. Sabemos desde dentro que no tienen mucha gente, pero están presentes como estructura, la debilidad está en no lograr una base de apoyo mayor. Con un mínimo de afiliados se han mantenido, pero sin crecer.
Notemos que el ganar elecciones es fundamental y la estructura está hecha para eso. No la formal, la real, por donde discurre la base del sistema. Ellos advierten una debilidad, que lo es, pero la oposición no avanza en ello para colapsar el poco piso de apoyo. Si se trata del malestar generado por la deficiencia de los servicios públicos, ellos no lo resuelven ni promueven soluciones, se montan en la ideologización. ¿Hasta cuándo podrán sostenerse desde ahí?
Adoctrinamiento y dominación
Es importante tener presente que adoctrinar es eliminar la libertad. Impedir el pensamiento autónomo. Anular la comprensión. Se trata de conducir la instrucción por los rieles preestablecidos, vía que se recorre con gríngolas, se inculcan ideas y creencias sin contar con la elección del otro.
Esto hace el chavista de la estructura de dominación y lo dice de la siguiente manera: “Entonces si tú no tienes una buena doctrina… Yo le decía a un funcionario que primero tienes que adoctrinarte, te tienes que adoctrinar, porque yo nada hago con adiestrar, si eres tremendo pingote”. Continúa diciendo: “Por eso el trabajo es titánico de adoctrinar y adiestrar. Porque yo tengo que saber que tú estás adoctrinado… Entonces, qué pasa, que el adoctrinamiento… la experiencia me lo ha dicho, la mejor forma de hacer adoctrinamiento a las personas es comenzando desde nuestras raíces. ¿Porqué nosotros decimos que somos antiimperialistas?”.
Nuestro informante menciona con el mismo significado adoctrinamiento y adiestramiento, para ambas actividades el sujeto que se adoctrina no requiere habilidades mentales sino obediencia y repetición. “En casi todos, en cada calle debe haber un carajo de formación ideológica, que debe estar formando, debe haber un carajo de defensa integral”.
Formación, adoctrinamiento y adiestramiento van en un solo proceso. La revolución encaminada a consolidar la tiranía bajo el ropaje del Estado comunal requiere obediencia, no libertad. Requiere sujetos que sigan la doctrina.
El siguiente acercamiento de Arendt me parece genial para comprender el adoctrinamiento en un sistema totalitario. Nosotros lo vivimos y podemos conceptualizarlo a partir de la experiencia en desarrollo, ella lo hizo desde lo vivido y lo superado: “El adoctrinamiento es peligroso porque tiene el origen en una perversión, no del conocimiento, sino de la comprensión. El resultado de la comprensión es el sentido, el sentido que nosotros mismos originamos en el proceso de nuestra vida, en tanto tratamos de reconciliarnos con lo que hacemos y padecemos”.
El adoctrinamiento es un proceso de corrupción del sentido, de la libertad y de la comprensión que nos ubica en la vida vivida, en su historia, en su humana determinación. Es un acto contra la humanidad, no tanto por los contenidos que trasmite sino por el bloqueo mismo de la libertad. No es lo que se dice, sino el acto mismo de decirlo o, aún peor, el impulso ético que lleva a la eliminación de la libertad y del sujeto mismo.
Continúa Arendt: “La terrible originalidad del totalitarismo no se debe a que alguna idea nueva haya entrado en el mundo, sino al hecho de que sus acciones rompen con todas nuestras tradiciones; han pulverizado literalmente nuestras categorías de pensamiento político y nuestros criterios de juicio moral”.
Como sistema, el totalitarismo se manifiesta de distintas maneras. La tiranía es una de las expresiones del totalitarismo, esto nos lleva a pensar que nuestra lucha contra él es una lucha por la libertad y por la persona, por su acontecimiento real y vivo.
En Venezuela estamos en este punto esencial de ruptura, el régimen está en el camino de eliminar todas las referencias políticas y consolidar el establecimiento del nuevo Estado comunal. Insisto en esta idea porque es vital comprender hacia dónde nos llevan.
Todavía no logran implementar ni obligar los mecanismos de adoctrinamiento y anulación absoluta de la tradición y la cultura. Cierro con una afirmación que hiciera el periodista Hugo Prieto, a propósito de una entrevista a Alejandro Moreno en 2017: “La madre es el alfa y el omega de esta sociedad, de ahí un rasgo que lo caracteriza todo, la convivencialidad, que a la postre resultó un obstáculo formidable que le ha impedido al chavismo destruir por completo a la sociedad venezolana”. Resistimos en la identidad y la cultura, ahí radica el desafío con el que nos comprometemos a transitar este duro camino hacia la libertad.
*Profesora Titular de la Universidad Central de Venezuela. Investigadora del Centro de Investigaciones Populares.
@mirlamargarita