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14 enero 2025

La decadencia intelectual de la izquierda venezolana

Desde el punto de vista de la historiografía, la obra en varios tomos de Federico Brito Figueroa, “Historia Económica y Social de Venezuela” constituyó un compendio fundamental para seguir la trayectoria del país como nación. Algo similar ocurrió con el texto “Venezuela una economía dependiente” de Domingo Maza Zavala, Héctor Silva Michelena y Héctor Malavé Mata, de obligatoria lectura para comprender los problemas económicos y sociales. La llegada de Chávez al poder y luego de Maduro, ha significado un período de oscurantismo conceptual; la izquierda en funciones de gobierno, representada por el PSUV, está a años luz de lo que fueron en su momento los más destacados intelectuales quienes pertenecían o simpatizaban con partidos de izquierda.

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José Guerra | 06 mayo 2021

La izquierda venezolana siempre estuvo asociada a lo intelectual. Los partidos políticos venezolanos como los hemos conocido se fueron estableciendo tras la muerte de Juan Vicente Gómez; una vez que el país se comienza abrir a la democracia, a partir del 17 de diciembre de 1935 cuando Eleazar López Contreras asume en firme la presidencia de Venezuela. El llamado Partido Liberal (fundado por Antonio Leocadio Guzmán) y el conservador de mediados del siglo XIX no se pueden considerar como tales al no tener un cuerpo doctrinario claramente definido ni estructuras organizativas propias de una agrupación partidista. Los así denominados conservadores básicamente eran liberales en lo económico al pretender instituir en Venezuela los principios de una economía claramente de mercado como fue el caso de Santos Michelena, cuando siendo ministro de Hacienda avanzó con leyes de acento claramente liberal como la Ley del 10 de Abril de 1834, entre otras iniciativas. Por su parte, la tendencia política liberal tenía un claro enfrentamiento con las posiciones liberales en lo económico, como fue el caso de Fermín Toro con sus Reflexiones sobre la Ley del 10 de Abril de 1834. Su liberalismo se circunscribía a la libertad de prensa, pensamientoasociación.

Las corrientes ideológicas fundamentales que se movían en Europa desde mediados del siglo XIX tenían su réplica en Venezuela al ingresar al país las incipientes ideas socialistas. Ciertamente, la promoción de literatura socialista en Venezuela aparece por primera vez el 18 de septiembre de 1852, en un aviso en El Correo de Caracas donde una casa comercial, Rosa Bouquet y Compañía, anuncia al público la llegada de textos sobre “Análisis del socialismo y exposición clara, metódica e imparcial de los principales socialistas antiguos y modernos”, refiriéndose a Saint-Simon, Fourier, Owen, entre otros, sin nombrar a Marx ni a Engels.

Sin embargo, Elías Pino Iturrieta va un poco más atrás al argumentar que en la obra de Fermín Toro, escrita a partir de 1834, hay elementos socialistas que “parecen distanciarse en extremo del ideario godo, hasta el punto de sugerir una salida socialista, pero en el fondo no llegan a tanto profundismo”. En la argumentación de refutación a la Ley del 10 de abril de 1834, que significó por primera vez la aplicación de una política liberal en Venezuela, Fermín Toro expone con claridad argumentos contra la usura y el liberalismo: “El espíritu de industria caracteriza al individualismo. La sociedad moderna está amenazada por una tendencia opuesta a la que dominó la sociedad antigua. La libertad absoluta de industria es el despotismo del individuo ejercido sobre la sociedad”. Pero de allí no deriva Fermín Toro una propuesta socialista, toda vez que más adelante afirma: “No hay propiedad, ni emulación, ni industrias, ni artes, ni riquezas si no se conserva la independencia individual”.

En plena dictadura de Juan Vicente Gómez, en particular desde la gesta estudiantil en febrero de 1928, comienza a tomar cuerpo la idea de fundar partidos políticos, tarea esta a la que se abocó con todas sus fuerzas Rómulo Betancourt con el Plan de Barranquilla de abril de 1931 y la fundación de la Agrupación Revolucionaria de Izquierda (ARDI), y luego la Organización Venezolana (ORVE). Al dejar el campo de la izquierda marxista-leninista, Betancourt concibe lo que sería Acción Democrática (AD) en septiembre de 1941 como una referencia de la socialdemocracia, cuyo antecedente fue el Partido Democrático Nacional (PDN). En el campo del marxismo, en abril de 1931 se funda el Partido Comunista de Venezuela (PCV) el cual muta como Partido Republicano Progresista en 1935 al prohibirse las actividades comunistas en Venezuela. La conceptualización del programa político de la izquierda marxista tuvo referentes importantes como Gustavo Machado, Carlos Irazábal, Salvador de la Plaza, Rodolfo Quintero, entre otros, que lo fueron fraguando en los años ‘40 y ‘50 del siglo XX. La polémica de Betancourt con los comunistas fue en todos los terrenos, narrada con todos sus detalles en el libro de Arturo Sosa, SJDel garibaldismo estudiantil a la izquierda criolla.

Un punto de inflexión importante en el pensamiento de la izquierda se produce en 1960 con la fundación del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) donde se agruparon los sectores más radicalizados de AD, encabezados por Domingo Alberto Rangel, Jesús María Casals, Gumersindo Rodríguez, Américo Martín y Moisés Moleiro, principalmente. El MIR y el PCV más otros factores de izquierda marxista durante los años ‘60 y ‘70 lograron estructurar un pensamiento y una base intelectual sólida, que permitía batallar con los pesos pesados de AD y del partido socialcristiano Copei. El Congreso Nacional fue escenario de debates donde salía a relucir en materia económica la sapiencia de Domingo Felipe Maza Zavala y las dotes oratorios de Teodoro Petkoff y Moisés Moleiro, enfrentados a la mayoría de AD y Copei en ambas cámaras.

“El espacio que dejaron quienes podrían hacer una reflexión de mayor densidad lo pasó a ocupar lo simple y el garrote”

El volumen de literatura escrito y editado sobre diversos temas, desde el petrolero hasta los asuntos financieros y económicos, dan cuenta del enorme esfuerzo de reflexión realizado para entender al país. En ello jugó un papel importante la presencia de la izquierda en las universidades, tanto públicas como privadas, que suele ser el lugar propicio donde se estructura el pensamiento.

El libro de Teodoro Petkoff, Checoslovaquia. El socialismo como problema (1968), sacudió los cimientos del entramado burocrático comunista a nivel mundial y por ello Petkoff fue excomulgado por la gerontocracia soviética y sus satélites, siempre servilmente eficientes. Un hombre como Domingo Alberto Rangel y su abultada obra dejó un legado para Venezuela, y en particular La oligarquía del dinero fue en los años ‘70 la interpretación más acabada del proceso de formación de la burguesía venezolana. Algo similar ocurrió con el texto Venezuela una economía dependiente de Domingo Felipe Maza Zavala, Héctor Silva Michelena y Héctor Malavé Mata, de obligatoria lectura por parte de cualquier venezolano interesado en los problemas económicos y sociales. Entre 1974 y 1979 se publicaron tres tomos del Movimiento Ruptura sobre el petróleo, donde se aplicó por primera vez la teoría marxista de la renta de la tierra al caso venezolano, El imperialismo petrolero y la revolución venezolana. Ello fue un hito. También fue de lectura necesaria Los doce apóstoles (1975) de Pedro Duno, una especie de radiografía sobre la decadencia de la nación y la formación de nuevos grupos económicos de Venezuela durante el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez entre 1974 y 1978, y su influencia en la estructura del poder político

Desde el punto de vista de la historiografía, la obra en varios tomos de Federico Brito Figueroa, Historia Económica y Social de Venezuela constituyó un compendio fundamental para seguir la trayectoria de Venezuela como nación. Algo similar sucedió con el libro de Héctor Malavé Mata, Formación histórica del antidesarrollo en Venezuela (1974). A ello se sumó el texto de otro pensador potente de la izquierda, Miguel Acosta Saignes con Bolívar, acción y utopía del hombre de las dificultades (1977). En la interpretación de lapso donde verdaderamente se sentaron las bases del Estado nacional destacan las obras Gómez el amo del poder (1975) de Domingo Alberto Rangel y Gómez, el tirano liberal (2003) de Manuel Caballero. Todos los autores citados pertenecían o eran simpatizantes de partidos de izquierda.

En el campo de la política la obra escrita por líderes de la izquierda fue importante, destacándose los libros de Pompeyo Márquez, el sujeto clave de la resistencia a la dictadura de Pérez Jiménez, Reforma o Revolución (1967), el de Freddy Muñoz, Revolución sin dogma (1974); Américo Martín con El Estado soy yo (1977); y el de Moisés Moleiro, El Partido del Pueblo. Crónica de un fraude (1978). En materia de filosofía y sociología la obra de los pensadores de izquierda no fue menor, al destacar los escritos de José Rafael Núñez Tenorio con sus tratados deFilosofía y Sociología Marxista; Rigoberto Lanz y Ramón Losada Aldana entre tantos. Igualmente en el arte, la dramaturgia y la literatura la presencia de la izquierda fue fundamental con figuras del calibre de Miguel Otero Silva, Aquiles Nazoa, Pedro León Zapata y José Ignacio Cabrujas, solo por citar algunos. Todo lo relatado abona en favor del hecho que la izquierda venezolana ocupaba un espacio fundamental en el campo del conocimiento, la reflexión y la crítica

La llegada de Hugo Chávez al poder y luego de Nicolás Maduro, ha significado un período de oscurantismo conceptual en Venezuela, de manera que la izquierda en funciones de gobierno representada por el PSUV, está a años luz de lo que fueron en su momento el PCV y el MIR u otras tendencias que hacían vida en la izquierda. Hay una especie de vacío que se procura llenar no con el debate de las ideas sino con el uso de la fuerza bruta, policial y militar, la amenaza y la descalificación, usando para ello los medios propagandísticos al servicio del régimen. Tal vez convenga avanzar en una explicación de ese hecho y para tal propósito una hipótesis de trabajo consiste en indagar el proceso de formación del PSUV. La génesis de este partido hay que ubicarla en los cuarteles, cuando un grupo muy heterogéneo de oficiales jóvenes descontentos con el sistema político venezolano comenzó desde inicios de la década de los años ‘80 la labor de derrocar al gobierno y tomar el poder, lo que se tradujo en dos intentos de golpes de Estado; el 4 de febrero de 1992 y el 27 de noviembre de ese mismo año. Buena parte de esos oficiales al momento de los alzamientos no había completado su formación integral, hecho este que puede contribuir a explicar las deficiencias que actualmente se observan en lo que es el componente militar de la dirigencia del PSUV.

El movimiento telúrico que significo Chávez en la política venezolana fue acompañado en sus inicios por una diversidad de factores de la izquierda y de los sempiternos aventureros de la política. Desde el punto de vista de los referentes del plano de las ideas destacaron tres de importancia, Vladimir Acosta, Margarita López Maya y Edgardo Lander, los dos últimos desprendidos del proyecto chavista tempranamente y luego en abierta contradicción con el madurismo. Sin plumas ni ideas, cuando Chávez en 2005 se proclama en favor de lo que denominó el Socialismo del Siglo XXI, el primer ensayo titulado Hugo Chávez y el socialismo del siglo XXI, tratando de fundamentar esa tesis, lo escribió en 2005 Heinz Dieterich, profesor de Universidad Nacional Autónoma de México. Más allá de esa publicación, lo que se aprecia es una especie de desolación de conceptos en la izquierda en el poder. La fuerza que el chavismo tenía en los centros académicos se fue esfumando hasta virtualmente desparecer, y el espacio que dejaron quienes podrían hacer una reflexión de mayor densidad lo pasó a ocupar lo simple y el garrote. La importación que hizo el PSUV desde España con Podemos, tales como Juan Carlos Monedero y Alfredo Serrano Mancilla, no cubrieron el costo de lo que se sufragó por ellos.

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