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22 diciembre 2024

El Movimiento Estudiantil venezolano enfrenta el desafío de superarse a sí mismo

En 2020 los jóvenes han tenido que afrontar tres realidades: La crisis del país, los problemas de las universidades y la pandemia por coronavirus; que los ha obligado a adaptarse a clases virtuales en un contexto en el que la falta de electricidad e Internet son continuos. Algunos de sus representantes dicen que la organización está en un proceso de discusión y reunificación de criterios. Según expertos, esto sería una buena oportunidad para reposicionar su liderazgo y aprovechar la valoración positiva que la sociedad tiene de ellos, pero sin pretender llenar el vacío que han dejado los partidos políticos porque ese no es un rol que les corresponde.

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Vanessa García | 01 septiembre 2020

En momentos en que la oposición venezolana atraviesa una crisis de representación, liderazgo y busca redefinir su rumbo, la sociedad podría preguntarse qué papel jugarían otros actores que en el pasado asumieron el protagonismo. Uno de ellos es el Movimiento Estudiantil; sin embargo, éste no cuenta actualmente con la fuerza de años anteriores y ha visto disminuida su capacidad de acción, sobre todo desde que comenzó la cuarentena por el coronavirusCovid-19 el pasado 17 de marzo de 2020.

Rafael Uzcátegui, sociólogo y coordinador general de Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos (Provea), señaló que en Venezuela existe un Movimiento Estudiantil porque hay representantes elegidos en las diferentes universidades. Sin embargo, considera que lo que estaría en discusión es la movilización y organización que los jóvenes tendrían hoy día, en función de sus derechos dentro y fuera de las casas de estudio.

“Yo sí creo que existe un Movimiento Estudiantil que ha emergido en diferentes momentos en los últimos años, quizás en estos meses no ha tenido la visibilidad que debería tener, pero también tiene que ver con toda la situación de persecución, asedio y de crisis que hay en las propias universidades y además todo lo que está vinculado a la epidemia”, comentó.

“En la Universidad del Zulia comenzaron a impartir algunas clases a distancia mucho antes de que se decretara la cuarentena por Covid-19. La escasez de gasolina, la falta de efectivo y de transporte público impedían a los estudiantes trasladarse hasta las aulas de clase”

Uzcátegui indicó que a partir de 2017 el Movimiento Estudiantil entró en una crisis al igual que todas las organizaciones sociales de Venezuela. Primero, porque muchos jóvenes se fueron del país; segundo, algunos tuvieron que disminuir su activismo social y político para sobrevivir en el contexto de una Emergencia Humanitaria Compleja y ayudar en sus hogares a tener ingresos; tercero, comenzó a tener un relevo generacional que no es visible, tanto así que son menos reconocibles que la generación de 2007; y finalmente, su presencia pública va en declive debido a factores como la represión y el aumento de los niveles de censura.

El sociólogo considera que en estos tiempos de redes sociales y nuevas tecnologías de la información, el Movimiento Estudiantil tiene la capacidad de hablarle al país sin intermediarios, tener sus propios canales de comunicación sobre lo que están haciendo, sus necesidades, sus reflexiones y demandas al resto de las organizaciones gremiales y políticas del país.

Agregó que para recuperar su fuerza, los estudiantes tienen que hacer un proceso de revisión interna sobre los requerimientos del gremio para saber cómo esta puede convertirse en demanda de reivindicación y deben fortalecer la propia organización.

“Si bien todos tienen derecho a tener una opinión política y tener una militancia partidista en el ejercicio de sus derechos políticos, creo que también hay un asunto relativo a la autonomía de las organizaciones estudiantiles con respecto a los partidos políticos. Eso creo que se ha difuminado en los últimos años. Pareciera que los partidos políticos necesitan también tener una presencia dentro de las organizaciones estudiantiles y algunos de estos líderes son abiertamente militantes de una corriente partidista. Una de las cosas que tiene esta situación de negativo, es que con la crisis que hay de los partidos políticos de oposición también de alguna manera lesiona la autoridad y la legitimidad que tienen los representantes estudiantiles ante una militancia conocida”, advirtió.

Por su parte, Benigno Alarcón, director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), consideró que el Movimiento Estudiantil va más allá de un grupo de jóvenes encabezado por representantes elegidos en las universidades; requiere estructura y organización.

“No basta con que los estudiantes quieran hacer si no hay organización, coordinación, planificación y actuación; si no aprovechan su potencialidad, perderán una oportunidad valiosa”

Benigno Alarcón, director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la UCAB

“El Movimiento Estudiantil, aunque hoy en día no sabemos dónde están ni quiénes son, tiene muy buena reputación. La gente en todos los estudios de opinión confía en los estudiantes. El problema que hay es que esa opinión pública está muy vinculada con la recordación de lo que fue el Movimiento Estudiantil, principalmente en 2007”, comentó.

Esa percepción positiva, según explicó el profesor Alarcón, se debe a dos factores: La capacidad de infligir al entonces presidente Hugo Chávez una derrota importante en el referéndum constitucional, y que la gente no ve a los estudiantes como responsables de todos los errores del pasado.

“Yo creo que los estudiantes tienen una oportunidad de oro para una reposición de liderazgo y para tratar de movilizar muchas cosas en el país, porque la gente los percibe de manera positiva. El problema del Movimiento Estudiantil desde hace mucho tiempo es que no ha logrado estructurarse como se logró en 2007 y quizás también posteriormente (…) ¿En qué sentido digo que no ha logrado estructurarse? En primer lugar, cuando uno mira hacia el interior de las universidades uno encuentra que los estudiantes que están involucrados en la lucha política son muy pocos, es prácticamente marginal. Después cuando uno ve la coordinación entre los estudiantes que están interesados en la lucha política, en la lucha por la democracia entre universidades, esa coordinación se ha vuelto mucho más pobre y difícil. Y cuando uno ve la coordinación entre universidades de Caracas y universidades del interior del país, esa coordinación es prácticamente inexistente”, aseveró el director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la UCAB.

¿Qué pasó con la Confev?

En noviembre de 2019, los jóvenes de 37 universidades públicas y privadas del país anunciaron la creación de la Confederación de Estudiantes de Venezuela (Confev), una plataforma para coordinar esfuerzos y estrategias en defensa de la democracia, la autonomía universitaria y para denunciar los problemas que enfrentan las instituciones en medio de la crisis y la falta de presupuesto.

Para esa organización se escogió una directiva conformada por la Universidad Central de Venezuela (UCV) en representación de las casas de estudio autónomas, la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) por las privadas, y la Universidad Nacional Experimental del Táchira (UNET) por las experimentales. Además, se nombró una secretaría y subsecretaría nacional a cargo de la Universidad de Carabobo (UC) y la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA), respectivamente.

“Cada vez que los estudiantes toman el protagonismo dentro de las movilizaciones políticas, la gente espera una actuación similar a la ‘Generación del 28’ porque esa imagen de liderazgo sigue teniendo mucho peso”

Rafael Uzcátegui, sociólogo y coordinador general de Provea

“Cuando se creó la Confev se dijo, y en el estatuto está, que se actualiza la junta directiva cada cuatro meses. El proceso en el que íbamos a actualizar de manera presencial la nueva junta directiva se paralizó. Ahorita estamos en el estudio de actualizar vía virtual las 3 nuevas universidades que van a representar a nivel de vocería nuestra confederación”, explicó Luis Palacios, presidente adjunto de la Federación de Centros Universitarios de la UCV (FCU-UCV).

El representante estudiantil señaló que esta instancia sigue vigente y sus integrantes trabajan en propuestas concretas que esperan anunciar próximamente al país.

Por su parte, Rafael Punceles, consejero universitario de la UCAB e integrante de la directiva de la Confev, advirtió que ha sido difícil avanzar en esta organización con estudiantes que pertenecen a instituciones de 17 estados del país.

“Se mantiene un entendimiento y una articulación entre los liderazgos principales de las universidades, pero los avances que venían de un proyecto que tiene que llegar mucho más abajo, porque hay que reconocer que hay que incluir a instancias más de base en la representación estudiantil para que eso tenga todo el respaldo que requiere para ser más fuerte de lo que es; ciertamente no ha sido fácil y no está del todo avanzado en esta situación de cuarentena. Nosotros habíamos arrancado eso en noviembre y ya para marzo teníamos la limitante que tenemos con la pandemia, pero lo cierto es que de forma virtual, cada uno en su estado, hemos estado en una discusión permanente durante todos estos meses. Una muestra de ello fue el comunicado que salió la semana pasada (14 de agosto). Justamente lo que tiene en estos momentos que coincidir entre los liderazgos estudiantiles del país es que lograr nuestras reivindicaciones pasa primero por la salida del régimen”, aseveró.

Esta intención de mantener las discusiones vía Internet también se ha visto afectada por la precariedad de los servicios públicos como la electricidad. Yeissel Pérez, presidente de la Federación de Centros Universitarios de la Universidad del Zulia (FCU-LUZ), comentó que al menos semanalmente los dirigentes estudiantiles se reúnen para debatir sobre lo que ocurre en Venezuela y fijar una posición.

“Pasa que casi nunca nos reunimos todos. Pasa que estamos la mayoría. Si decimos a las 8, bueno el que tenga electricidad a las 8 y para el que no estuvo pasamos una minuta. Por lo menos sí hemos podido hacer algunas actividades. La toma del Consejo Nacional Electoral en la que pusieron una pancarta, fue planificada desde la Confev; que se hiciera en Táchira, Carabobo, Caracas, Lara, en varios estados. ¿Qué pasó con eso? Que nosotros también entendemos la situación en la que estamos, que no podemos hacer una movilización porque no tenemos esa capacidad de movilización en estos momentos. En lo que se puede, puntualizamos si una actividad es factible, van a ir cuatro o cinco personas y así hemos estado haciendo”, relató.

Demandas políticas vs. universitarias

El sociólogo Rafael Uzcátegui señaló que cada vez que los estudiantes toman el protagonismo dentro de las movilizaciones políticas, la gente espera una actuación similar a la “Generación del 28” porque esa imagen de liderazgo sigue teniendo mucho peso.

El también coordinador general de Provea indicó que, si bien es cierto que los jóvenes pueden tener demandas para mejorar el contexto país, no deben olvidar las exigencias relacionadas con su derecho a una educación universitaria de calidad, gratuita, según las garantías que establece la Constitución Nacional.

“A veces uno siente que han asumido una agenda política que es importante, pero eso ha sido en desmedro o en desequilibrio de las propias demandas y  reivindicaciones estudiantiles (…) Los estudiantes no pueden suplantar el vacío que están dejando los partidos políticos ni el liderazgo político. Los líderes estudiantiles tienen un rol que cumplir y no se puede pretender que frente a la crisis de representación de los partidos políticos, ellos vayan a suplir esos vacíos y esas carencias que tienen que ser llenados por las propias organizaciones políticas de nuestro país”, advirtió.

“Podría sonar un poco como que el Movimiento Estudiantil se olvidó del país. No es así, porque entendemos que si nuestra casa no está bien, estable, el país mucho menos va a poder contar con un Movimiento Estudiantil y unos profesionales mañana”

Luis Palacios, presidente adjunto de la FCU-UCV

El pasado 14 de agosto, la Confev emitió un comunicado en el cual expresó su rechazo a las elecciones parlamentarias convocadas para el 6 de diciembre, por considerar que el evento es “fraudulento y nulo”. Además, exigió al presidente de la Asamblea Nacional, reconocido por casi 60 países como presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, definir urgentemente la estrategia a seguir.

Rafael Punceles, consejero universitario de la UCAB, cuestionó que la oposición cometa “fallas muy graves que hacen parecer que justamente no hay dirección política”, una de ellas el retraso en la toma de decisiones como por ejemplo la designación del Consejo Nacional Electoral.

“Evidentemente, cuando no se entiende la naturaleza del régimen, se toman acciones ingenuas que dan concesiones que, lamentablemente, la dictadura las sabe aprovechar y por eso es que avanzan en su proyecto totalitario”, manifestó.

Para Punceles hay un equilibrio entre las demandas y luchas en materia política y las estudiantiles. “En lo que coincidimos todos los liderazgos del Movimiento Estudiantil en todas las universidades es que si queremos una mejor universidad venezolana, eso pasa por una gestión pública mucho mejor de la que se tiene. Evidentemente, para eso sabemos que tiene que cambiar el régimen. El discurso de unidad que se tiene dentro del Movimiento Estudiantil es dirigido a los políticos porque entendemos que nuestras reivindicaciones sociales nunca se van a ver satisfechas si no sale del poder el régimen de Nicolás Maduro”, manifestó.

Por su parte, Luis Palacios, presidente adjunto de la FCU-UCV, destacó que el Movimiento Estudiantil tiene una intención real de seguir a la Asamblea Nacional y la Presidencia encargada, pero de no tomarse una decisión pronto en ambas instancias, esperan generar un plan estratégico.

“Es nuestro deber como ciudadanos exigirle a quienes nos representan una solución o más que una solución, una ruta clara en la cual los podamos acompañar. De no ser el caso, de no tener una respuesta en estos próximos días, pues nosotros vamos a sacar una propuesta que vamos a presentar a la sociedad civil y la Asamblea Nacional, esa ruta que queremos hacer que básicamente es, aunque no se ha hecho tan público, salir a las calles y acompañar a la comunidad”, señaló.

Palacios afirmó que el Movimiento Estudiantil tiene dos roles: El trabajo interno en su comunidad y universidad, y una labor nacional porque la gente espera eso de ellos.

“Ambas (agenda política y universitaria) van de la mano, pero nos hemos dado cuenta que a veces el Movimiento Estudiantil da todo en la calle, absolutamente todo, tanto así que puede estar todavía en la calle y el resto que llamó a la calle se puede haber recogido a sus casas y olvidamos a veces la universidad”, comentó.

El representante estudiantil explicó que durante la cuarentena se han dedicado a supervisar quiénes pudieron sumarse a las clases a distancia, quiénes no y a apoyar a los estudiantes del interior que quedaron varados.

“Podría sonar un poco como que el Movimiento Estudiantil se olvidó del país. No es así, porque entendemos que si nuestra casa no está bien, estable, el país mucho menos va a poder contar con un Movimiento Estudiantil y unos profesionales mañana”, aseveró.

José Daniel Figueredo, estudiante de Medicina de la Universidad de Oriente (UDO), señaló que la agenda política y universitaria van enlazadas porque los problemas que presentan los centros de educación superior se deben básicamente a un Gobierno que no permite avanzar, que es contrario a la academia y a la formación de un pensamiento crítico. Lamentó que los recursos que se requieren estén centralizados y sean manejados por funcionarios de una administración que está en contra de las universidades.

Figueredo señaló que la meta es lograr un cambio político en el país, por eso exigen unas elecciones libres y transparentes que permitan la reconstrucción de Venezuela y de las casas de estudio.

“Luchar nosotros solos, dentro del núcleo, sin exigir, sin pelear, sin luchar en contra de este sistema político básicamente es una lucha estéril porque no vamos a poder conseguir una universidad libre con todo lo que nosotros anhelamos y soñamos si no hay un cambio en Venezuela”, expresó Figueredo.

“La universidad está pasando por un momento muy oscuro”

En la Universidad del Zulia comenzaron a impartir algunas clases a distancia mucho antes de que se decretara la cuarentena porCovid-19. La escasez de gasolina, la falta de efectivoy de transporte público impedían a los estudiantes trasladarse hasta las aulas de clase.

Yeissel Pérez, presidente de la FCU-LUZ, relató que desde hace 20 años no reciben una unidad de transporte, las 3 o 4 que tienen son muy viejas y quedaron solo para movilizarse dentro del campus universitario. De 11 facultades que tiene LUZ, solo 7 lograron comenzar con las clases en línea por la pandemia. Esto ha implicado que algunos estudiantes logren avanzar, mientras otros no. Hace 2 años se quedaron sin comedor producto del vandalismo e inseguridad.

“Hay todo tipo de carencias. La Universidad está pasando por un momento muy oscuro como lo está pasando el país también. Hay un déficit presupuestario que nos impide movilizar toda la universidad, por decirlo así”, indicó Pérez.

Al oriente del país, la UDO exige seguridad. Antes podía contar con vigilancia privada, pero la Oficina de Planificación del Sector Universitario (OPSU) suprimió el envío de recursos para esa área. En el campus tampoco hay comedor ni transporte. Según informó el estudiante José Daniel Figueredo, los laboratorios de Mecánica, del área de Medicina, Microbiología, Química y Física están destruidos y no hay recursos para recuperarlos.

En el caso de la UCV, Luis Palacios, presidente adjunto de la FCU, denunció que durante la cuarentena se han registrado más de 25 robos; la infraestructura está gravemente afectada, muestra de ello el desplome del techo de uno de los pasillos de la Universidad; el presupuesto asignado es cada vez menor, a pesar de la hiperinflación; no a todos los jóvenes les llega la beca tras la implementación del “Carnet de la patria” para ello, y a los profesores les quitaron algunos beneficios obtenidos después de años de lucha y entrega.

Yeissel Pérez, presidente de la FCU-LUZ, argumenta que “ahorita estamos en un proceso de reunificación de criterios. Es cierto que hemos estado apagados, eso es evidente que ha pasado así, pero también es por el tema país que no es justificable obviamente porque Venezuela no resiste más, la población no resiste más, pero así como está Venezuela estamos todos realmente. Es una situación que repercute en la vida de cada uno de nosotros porque así como cada persona normal no tiene cómo llegar a su sitio de destino porque no hay carros, no hay transporte público, no hay gasolina, lo mismo pasa con el Movimiento Estudiantil”.

Finalmente las palabras de Benigno Alarcón, director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la UCAB, son determinantes al señalar que no basta con que los estudiantes quieran hacer si no hay organización, coordinación, planificación y actuación. Advirtió que si no aprovechan su potencialidad, perderán una oportunidad valiosa.

@vanessajgarcian

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