En la aldea
21 diciembre 2024

César Miguel Rondón, periodista, escritor, locutor, productor, publicista, director y ejecutivo de televisión.

César Miguel Rondón al Gobierno interino:

“El mundo es más serio que un capítulo de Jack Ryan”

Sin titubeos ni eufemismos, el periodista y escritor venezolano hace un llamado de atención a quienes llevan las riendas del Gobierno interino. En conversación con La Gran Aldea, advierte que a la dirigencia política le falta “fuelle” y “calibre”, la acusa, además, de tener “el ego hipertrofiado”.

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Durante 29 años estuvo al frente del espacio de opinión más importante de Venezuela. Su voz acompañó las mañanas de generaciones enteras midiendo la tensión del paciente crónico en el que se convirtió el país. Sus editoriales eran referencia para esa Venezuela siempre sacudida por algún escándalo y, justamente, esas reflexiones lo mantuvieron por años en la mira del poder.

La tarde del 24 de enero de 2019, al culminar su faena radial, un día después de que Juan Guaidó jurara asumir las riendas de la Presidencia interina se hizo efectiva la amenaza que por meses pendió sobre su cabeza: César Miguel Rondón no saldría más al aire.

Hoy, desde su exilio en Miami, continúa examinando al enfermo, pero desde plataformas alternativas que le han permitido levantar el silencio que se le quiso imponer. Con las charreteras que otorgan los años de experiencia y el haber sido testigo del fin de una dictadura, del nacimiento y sepelio de una democracia, tampoco guarda silencio sobre los desaciertos de los liderazgos opositores. “La lista es grande”, dice. 

“El Presidente interino ha debido salir desde el primer momento a dar la cara y poner todo en su sitio. (…) Siento que no es culpa de Guaidó, sino de los que lo manejan que no confían en él”

César Miguel Rondón

Cuestiona el haber asegurado, con tono retador, que la ayuda humanitaria entraría a Venezuela a toda costa, el 23 febrero y carga contra la sublevación del 30 de abril de 2019. El primer episodio lo califica como un “autogol” y sobre el segundo, advierte, generó un nuevo sentimiento de pérdida para los venezolanos. “Al mediodía ya no había nada y ¿todo terminó dónde? en la sempiterna Plaza Altamira”.

Para Rondón, la llamada Operación Gedeón “es un dèjá vu del 30 de abril, un fiasco mayúsculo”. A su juicio, la aventura militar parece extraída de la serie de televisión Jack Ryan, cuyo protagonista, un audaz agente de la CIA, es enviado a peligrosas misiones antiterroristas, una de ellas, paradójicamente, en Venezuela.

Días después de esa acción, Rondón, comparaba los intentos de la oposición de salir del chavismo con el mito griego de Sísifo, cuyo castigo era empujar cuesta arriba, por una montaña, una piedra que, siempre, justo antes de llegar a la cima, volvía a caer y había que empezar nuevamente el camino.

-¿Por qué ha sido tan difícil para los venezolanos poder subir esa piedra?

-Hay un problema de atore. Esto se está manejando con atore. Hay alguna parte de la dirigencia nacional que está atorada, que está desesperada por terminar de coronar. Las cosas se llevan su tiempo. El detalle está en que no terminas de concentrarte en desarrollar un trabajo para después querer sorprender y, de un puntillazo, acabar con todo.

“La dirigencia está del tamaño de un Volkswagen y todos se sienten elefantes. Creo que ha habido mezquindad, y eso nos trae hasta esta situación”

César Miguel Rondón

-Cualquiera podría decirle que no hay un atore, porque se ha ensayado de todo en estos años: Salidas militares, huelgas, diálogos, manifestaciones de calle. ¿Es el momento de tirar la toalla?

-La toalla no se tira nunca. El detalle es que no se ha ensayado todo. No. El 30 de abril no es una intentona militar. El 30 de abril, hasta donde sabemos, fue una especie de conspiración hablada con personajes muy oscuros. Una conspiración donde tiene un rol importante el presidente del Tribunal Supremo de Justicia, Maikel Moreno. Eso no fue una intentona golpista, verdaderamente preparada y armada. La situación de la Operación Gedeón es cualquier cosa menos una invasión. Uno no conoce cuáles eran los planes ¿iban a secuestrar a Maduro?, ¿dónde?, ¿cómo lo iban a sacar? Es un mal guion de Jack Ryan. Cuando dicen que todas las opciones están sobre la mesa, en realidad, lo que estaban diciendo era que la opción golpista o de la invasión era la única. Han debido tomarse en serio la frase. ¿Cuál es el problema con la Operación Gedeón? Lo mal que quedó y agrégale a ello el manejo posterior. Yo siento que J.J. Rendón le ha hecho más daño a Juan Guaidó con sus declaraciones que con la misma Operación Gedeón, que es un fiasco inconmensurable. El manejo comunicacional que ha hecho el Gobierno interino en la crisis ha sido totalmente contraproducente. Pareciera que no confían en el propio presidente Juan Guaidó, sus consejeros más cercanos. ¿Por qué no lo dejaron dar una rueda de prensa?, ¿por qué no lo han dejado que le dé la cara a la comunidad? Están sometiendo al presidente Guaidó a una crisis de credibilidad muy severa, y el único que puede abortar esa crisis de credibilidad es el propio Juan Guaidó diciendo la verdad por la calle del medio.

-Guaidó dijo que les había aceptado la renuncia a sus asesores J.J. Rendón y Sergio Vergara, pero en un texto publicado en La Gran Aldea, el historiador Elías Pino Iturrieta decía que era momento de desinfectar la casa. ¿A quién hay que limpiar?

-‘Le acepté la renuncia’ no es lo mismo que ‘le pedí la renuncia’ a estos señores. Acá parece que Guaidó es un individuo sin iniciativa, que no es proactivo, es un individuo, al que por lo visto, engañan, le pasan cosas malas y él es inocente. Y eso no es de líderes. Ustedes tienen que dejar que Juan Guaidó ejerza ese liderazgo que le compete. Él ha debido destituir, recriminar, reclamar el proceder de estos dos señores que le complicaron tanto la vida desde un primer momento, no es que, una semana después, ellos le renuncian. Hay un mal manejo aquí por parte de la gente del Gobierno interino. Hay  individuos de individuos. Cuando Elías Pino dice que hay que desinfectar la casa es porque, en este momento, la casa está infectada, tienes que limpiarla realmente para que pueda ser una casa en la que se pueda convivir y crecer.

-¿Cómo queda la dirigencia cuando uno de estos personajes confiesa que pagó 50 mil dólares para una operación de la que el Presidente interino no sabía nada?

-Queda muy mal, porque el Presidente interino ha debido salir desde el primer momento a dar la cara y poner todo en su sitio y ahí hubiese mantenido su credibilidad, y cuidado si hubiese crecido mucho más. Se le recrimina el error,  pero lo que más se le cuestiona es la falta de  honestidad en el manejo del error. Siento que no es culpa de Guaidó, sino de los que lo manejan que no confían en él.

-Usted ha repetido que la generación de treintones, los nacidos en los ‘80, serían los encargados de guiar la transición a la democracia, pero tal parece que los treintones tampoco pudieron. 

-Yo sigo creyendo que la generación de treintones es la que tiene la oportunidad histórica por delante. Lo que me preocupa es que buena parte de esa dirigencia de treintones se está portando como si fuera una generación de sesentones.

“El señor Maduro puede que sea civil, pero él está allí porque unos militares lo tienen ahí. Entonces, ¿qué es lo que queremos?, ¿que otros militares lo saquen?”

César Miguel Rondón

-¿Hay soberbia?

-Hay soberbia, hay prepotencia, hay sordera para oír opiniones que no sean las de ellos. Los partidos políticos que construyeron la democracia perdieron su oxígeno cuando se desnaturalizaron e ignoraron los vínculos que tenían con la sociedad y solo se imponía el criterio de los líderes. Me temo que buena parte de la dirigencia, independientemente de sus edades, está procediendo como esos líderes que llevaron a los partidos políticos por el abismo.

-Si bien esta “operación” fue fallida, en muchos ciudadanos parece estar todavía la esperanza de que sea la bota militar la que los salve. ¿Qué opina de una opción de ese tipo?

-Yo creo que eso es suicida. No creo en golpes de Estado. Hemos tenido una dictadura militar de 21 años. El señor Maduro puede que sea civil, pero él está allí porque unos militares lo tienen ahí. Entonces, ¿qué es lo que queremos?, ¿que otros militares lo saquen?, ¿para poner ahí a quién, a Leopoldo López o a Juan Guaidó? Eso no lo van a hacer. Los militares se montan y montan a otro militar. El trabajo es político. ¿Por qué el fiasco de la Operación Gedeón no fue limpiado políticamente?, ¿por qué no se dio la cara en un primer momento?, ¿iban a secuestrar a Maduro y no a Cabello?, ¿qué iban a hacer con (Tareck) El Aissami? ¡Por favor!… El mundo es más serio que un capítulo de Jack Ryan.

-El mantra “cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres” ocupó todo 2019 y todavía se insiste en él. ¿Es momento de echarle un borrador y volver a escribir un mantra nuevo?

-Hay que borrar el mantra, porque hace mucho tiempo se agotó, pero no es por uno nuevo. Es una narrativa completa, un discurso completo, una estrategia. La política es mucho más que mantras y, evidentemente, no se dio el ‘cese de la usurpación’ y ni se va a dar tal como vamos manejando las cosas de esta manera.

“Yo sigo creyendo que la generación de treintones es la que tiene la oportunidad histórica por delante”

César Miguel Rondón

-El editorial de La Gran Aldea, la semana pasada, decía que el país estaba desahuciado. ¿Cómo lo ve César Miguel Rondón?, ¿qué calificativo le daría?

-Un país agotado, un país agobiado. Siento que la palabra esperanza está muy chiquitita y en letras minúsculas, mínima, casi como si fuera un llamado a pie de página. Para mí, en este momento, lo importante es que a esa palabrita no terminen borrándola y eso sólo se logra trabajado. El país está exhausto, el venezolano no se reconoce a sí mismo.

-¿Por qué se ha errado tanto?

-A lo mejor no hay calibre. No hay fuelle. No hay calidad, no hay talante dirigencial. Me temo que hay mucho ego hipertrofiado. El cuarto es chiquito. La dirigencia está del tamaño de un Volkswagen y todos se sienten elefantes. Creo que ha habido mezquindad, y eso nos trae hasta esta situación.

La mirada desde el exilio

César Miguel Rondón salió de Venezuela en julio de 2017, un mes después de que Nicolás Maduro le acusara a él y al sociólogo Tulio Hernández de promover la violencia a través de su cuenta en Twitter y le invalidara su pasaporte. “Ya deberían estar presos”, dijo Maduro entonces.  

“Yo nací en el exilio, cuando mis papás estaban en México. Me críe en un lugar donde se hablaba de Venezuela de manera obsesiva. Todos los días se hablaba del regreso. Me han devuelto a mi más tierna infancia. Solo hablo del regreso a Venezuela”.

Pero al cabo de dos años, en 2019, otro golpe: La censura le arrebató el espacio que lo mantuvo por tres décadas en los hogares y automóviles de Venezuela. “A mí me dolió mucho más que me quitaran el programa, que salir de Venezuela”.

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La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.
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