-Habló usted el miércoles de la necesidad de erradicar el populismo. Desarrolle más la idea, por favor.
-La gente se ha acostumbrado a depender de los gobiernos de turno, a chupar de la teta del Estado, por la insistencia de discursos demagógicos de los partidos que dicen que la riqueza es del pueblo y que el pueblo la debe disfrutar porque sí. La riqueza no es del pueblo, sino de quien se la procura. Y no estoy hablando únicamente del chavismo, sino de un disparate que viene de la época de los adecos de 1945 y que Copei no dudó en seguir cuando gobernó. Si el pueblo quiere riqueza la debe trabajar, debe nacer de sus manos y de su talento, de su responsabilidad. Eso es fundamental para el liberalismo de todos los tiempos.
-¿La crítica incluye a PJ y a VP?
-Por supuesto, son hijos legítimos de los adecos y los copeyanos, con Borges, López y Guaidó a la cabeza.
-Pero hay situaciones de pobreza extrema y de servicio social que los gobiernos deben atender.
-Sí, pero sin que se les pase la mano. No hay que cerrar la fuente de un solo golpe, porque es contraproducente; pero hay que hacerlo de manera paulatina hasta que la ciudadanía se ocupe de su destino sin pensar en los favores de una cúpula complaciente.
-Debo cambiar intempestivamente de tema, por falta de espacio. ¿Qué proponen los radicales libertarios para salir del chavismo?
-Una invasión armada de los Estados Unidos, cuyos líderes, incluyendo el presidente Trump, están muy interesados y se mueren de las ganas de enviarnos a sus marines. Ya tengo mi bandera de las barras y las estrellas para el desfile triunfal. Es la única salida, pero por un tiempo prudencial. Después nos encargaremos nosotros y Venezuela llegará a la edad dorada del trabajo y del reinado de los emprendedores, dispuestos a comprometerse con el bien común.
-¿Han preparado a la ciudadanía para esa eventualidad?
-Estamos en eso. Hemos fundado casas de nuestra organización en muchas ciudades y no dejamos de plantear la idea de una salvación internacional. Estamos en eso y pronto nos seguirán millones, como podemos esperar al ver la cantidad de tuiteros que nos aclaman.
-Gracias por su tiempo. Espero que entienda que debo dejarlo, con más dudas que certezas, porque voy a ocuparme de mi destino sin apoyo del gobierno omnipotente. En ese sentido, aunque no muy complacido, soy un libertario cabal.