En la aldea
26 diciembre 2024

Escasez y usura, los verdugos de un enfermo en Venezuela

El desabastecimiento de medicinas e insumos médicos se ha convertido en una amenaza para la vida de los venezolanos. Se estima que la escasez de estos rubros en los hospitales públicos del país sobrepasa el 70%. Pacientes y personal de salud coinciden en que el Estado venezolano no garantiza el derecho a la vida de sus ciudadanos. Escasez, usura y corrupción, amenazas más crueles que la misma enfermedad.

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Rafael León | 06 marzo 2020

Han pasado más de dos meses desde que Carbel Briceño ingresó a la emergencia del Hospital Central Universitario Antonio María Pineda de Barquisimeto, estado Lara, con insuficiencia tricúspide severa secundaria a endocarditis infecciosa, por lo que ameritó un reemplazo de válvula con urgencia. Pero hasta el momento no ha sido intervenida. ¿Por qué? Porque no ha conseguido los insumos para la operación y, según los médicos tratantes, el Hospital no cuenta con tales materiales.

Sus familiares temen que la enfermedad avance y las secuelas sean irremediables. “Enfermarse en Venezuela en estos momentos, es llorar y pedirle a Dios que nos ayude. Si Carbel no es operada a tiempo corre el riesgo de sufrir un infarto en cualquier momento”, expresa su madre, Belén López. A raíz de la enfermedad también deben realizarle diálisis, lo que aumenta los obstáculos económicos para cubrir todo lo requerido para la operación.

El cierre de la mayoría de los laboratorios farmacéuticos extranjeros que había en el país ha tenido un gran impacto en la escasez de insumos y medicamentos, que hoy alcanza a 75% en los productos básicos requeridos en una emergencia hospitalaria. Carbel, de 32 años, lo padece de forma directa.

“Hace 5 años había alrededor de 100 empresas farmacéuticas operativas, de las cuales 40 eran trasnacionales. Hoy en día apenas dos de estas se mantienen trabajando. Las nacionales se han mantenido, pero con una producción menor al 30%”, asegura Tito López, presidente de la Cámara de la Industria Farmacéutica.

“Ana Méndez, paciente de un centro hospitalario público en Caracas, asevera que a pesar de que el Estado venezolano dice que el acceso a la salud en el país es gratuito, la escasez ha convertido a los hospitales en centros de usura y corrupción”

Una funcionaria adscrita al Ministerio de Salud, -que reserva su identidad por miedo a represalias-, sostiene que existe una baja en la producción de los laboratorios nacionales, como Quimbiotec, Laboratorios Miranda, y EspromedBio, que son los que fabricaban insumos elementales como la solución fisiológica, sueros, hemoderivados y componentes de la sangre. “En esas empresas actualmente no se produce nada”, asegura.

Sin embargo, hay cinco almacenes en el país que surten de ciertos insumos y medicamentos a los hospitales públicos cada 21 días. Pero allí ocurre otra grave distorsión del sistema. De forma no oficial se conoce que en muchos casos los productos son sustraídos por los mismos trabajadores para venderlos a los pacientes.

“Existe un problema de contraloría. Las medicinas e insumos se distribuyen a los hospitales, pero nos encontramos con trabajadores mal pagados que venden esos insumos para poder sobrevivir. Hay personas que mueren esperando medicamentos”, denuncia la funcionara.

Mercaderes de la salud

La familia de Carbel da fe de eso. Manifiestan que obtener los medicamentos e insumos básicos que requiere es una lucha que libran diariamente: Recorrer farmacias, contactar a vendedores informales fuera del Hospital y, quizá lo más complejo, conseguir el dinero para costear estos gastos. La mayoría de las veces los compran a precios tasados en dólares, porque -según los proveedores- los productos son importados de otros países como Colombia y Estados Unidos.

“Para cumplir el tratamiento hemos tenido que vender cosas, hacer rifas, pedir ayuda monetaria a conocidos y familiares”, expresa Belén López.

De acuerdo con la información suministrada por el personal de salud del Hospital Central Universitario Antonio María Pineda, los insumos que son suministrados por el Ministerio de Salud son insuficientes para la cantidad de pacientes. Una última dotación de 3.000 unidades de productos variados para todo el Hospital se gastó en seis días solo en la Sala de Emergencia.

“Hace 5 años había alrededor de 100 empresas farmacéuticas operativas, de las cuales 40 eran trasnacionales. Hoy en día apenas dos de estas se mantienen trabajando. Las nacionales se han mantenido, pero con una producción menor al 30%”

Tito López, presidente de la Cámara de la Industria Farmacéutica

“Hay días en los que hay insumos, y otros en que es necesario pedirles a los pacientes hasta la sutura. Es muy difícil esta situación, sobre todo cuando ocurren emergencias en la madrugada y no tienen posibilidades económicas para comprar. Es muy triste que llegue un paciente y se muera mientras la familia reúne el dinero para comprar los insumos”, lamenta uno de los médicos que atiende en la emergencia.

En ese Hospital escasean los guantes, yelcos, solución 0.9%, suturas para piel tipo nylon y para aponeurosis vicryl 0, gorros y botas de quirófano, tubo endotraqueal, analgésicos y antibióticos. Según la Encuesta Nacional de Hospitales, el promedio general de desabastecimiento en las salas de emergencia de los hospitales del país fue de 49% en 2019, siendo los estados fronterizos (Táchira, Zulia, Bolívar y Amazonas) los más perjudicados.

Ana Méndez, paciente de un centro hospitalario público en Caracas, asevera que a pesar de que el Estado venezolano dice que el acceso a la salud en el país es gratuito, la escasez ha convertido a los hospitales en centros de usura y corrupción.

“Tuve que operarme de emergencia y me pidieron absolutamente todo, hasta la anestesia. Todo lo conseguí comprándolo con esfuerzo, pero luego de la intervención tuve que pagar 20 dólares a los doctores porque, según ellos, tuvieron que usar más materiales”, expresa.

Enfermos desamparados

Hay un incremento de casos de desmayos o convulsiones de personas que no pueden cubrir los tratamientos antihipertensivos, anticoagulantes, anticonvulsivos debido al alto costo, afirma Luis Francisco Cabezas, director de la Asociación Civil Convite (Convite A.C.), que realiza un monitoreo mensual en ocho estados del país sobre el abastecimiento de medicinas.

Indica que se ha vuelto una constante que las personas reporten la suspensión de los tratamientos o que migren a la “medicina natural”, lo cual eleva el riesgo de que se agraven las enfermedades. “En las últimas semanas murieron dos transeúntes en Caracas, seguramente de infarto, pero lo que no dice el acta de defunción es que la persona tenía meses sin tomar las pastillas por no tener dinero o no conseguirlo en las farmacias”, añade.

Enfermarse en Venezuela es una amenaza de muerte, lo confirman los pacientes, el personal de salud, dirigentes del gremio médico y farmacéutico quienes coinciden en que el Estado no garantiza la vida y viola el derecho a la salud de sus ciudadanos.

Por esta razón la tasa de mortalidad en Venezuela ha aumentado en los últimos años. De acuerdo con información de la Federación Médica Venezolana, 1.500 personas mueren diariamente por falta de insumos, medicamentos o material médico quirúrgico en el país. Una estadística que hiela la sangre y que resume el colapso del sistema de salud en Venezuela.

@Rleon_9

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