“Los precios para mi cesárea cambian todos los días y dependiendo a la zona a la que vaya. He recorrido clínicas en el oeste y superan los 1.000 dólares. Hacia el centro ya empiezan a rondar los 2.000 dólares. Aquí en el Padre Machado me sale en 300 dólares”, explica Karen, con cuatro meses de embarazo mientras hace la fila para cancelar su cita prenatal en la Clínica Dispensario Padre Machado, ubicada en Urbanización Montalbán de Caracas.
Dice que, aunque debe adquirir los insumos, como el kit quirúrgico y las ampollas de antibiótico por fuera de la institución, esa es su mejor y única opción. Los altos costos en otros centros privados de Caracas y la falta de una cobertura amplia de seguro la obligan a ello.
El médico internista José Félix Oletta, ex ministro de Salud y ex director del Hospital Dr. José María Vargas de Caracas, explica que el sector de la salud privada no escapa de la emergencia compleja que afecta al país. “La provisión de servicios está limitada. Se encuentran enormes dificultades para la reposición de instrumentos para diagnósticos o equipos para radiologías, los kits para procesamiento de muestras y eso representa un gasto muy importante para los pacientes. Hay las mismas distorsiones del sector que no permiten los acuerdos básicos de costos. Guantes, tapabocas, papel de electrocardiograma aquí no se producen y eso incide en la relación de costo-beneficio, sumado al servicio operativo de ofrecerle agua continua o electricidad”.
La escalada de la hiperinflación en los últimos dos años se traduce en una dolarización de los servicios y de las especializaciones. Desde consultas hasta operaciones sencillas son cotizadas en dólares o en bolívares al cambio del día. Además, las tarifas pueden ser comparadas con precios de estándares internacionales.
Una cirugía de drenaje de hematoma craneal se ubica en 16.000 dólares aproximadamente en pequeñas clínicas o ambulatorios, mientras que el costo de la hospitalización para la recuperación posterior ronda los 400 dólares.
“Hemos tenido que recurrir a mecanismos como GoFundMe o ‘potazos’ en las calles para que puedan atender a nuestro familiar. Ni siquiera teniendo un seguro médico es posible sobrevivir en Venezuela”, dijo Nancy, de 31 años, quien acompañaba a su madre en la emergencia de Rescarven en la Urbanización Chuao en Caracas.
Acceso a la cobertura en seguros
Para el doctor Oletta los mecanismos privados de aseguramiento, como las coberturas en bolívares, se han quedado desfasados. “La población antes tenía seguros colectivo y privado. Ahora, estos seguros ni siquiera cubren la visita a la emergencia. Se necesitan aseguramientos en dólares, pero los montos son tan altos en este momento, que es imposible para una familia garantizar las coberturas para la atención de los problemas más comunes”, sostiene.
Una corredora de seguros consultada explicó que definir una tarifa específica de cobertura resulta difícil debido a todos los factores que deben ser tomados en cuenta, como por ejemplo la edad. En Venezuela, entre los seguros médicos más económicos destacan los ofrecidos por Universitas, Oceánica y Pirámide. Entre los más costosos se encuentran Seguros Caracas y Seguros Mercantil.
La tarifa para una persona entre 25 y 45 años se fija en 450 dólares por póliza aproximadamente con Seguros Universitas, para una cobertura de 25.000 dólares. “Una cobertura hoy en día de 15.000 dólares no es nada”, dice la especialista. En los seguros más económicos el máximo de cobertura es de 200.000 dólares, y la póliza cuesta unos 1.200 dólares para una persona de 71 años.
Seguros Caracas, por ejemplo, ofrece coberturas desde 200.000 hasta 1.800.000 dólares, cuyas pólizas van de 2.000 dólares y pueden incluir niños y padres.
El doctor Estatio Gutiérrez, médico Pediatra e integrante de la junta directiva del Centro Médico Loira en Caracas, asegura que a pesar de la crisis actual, las empresas aseguradoras con las que sostienen relaciones no han presentado problemas de deudas. Sin embargo, no ocurre igual con algunas instituciones públicas que se retrasan para cancelar.
Personal del sector público asegurado por nómina, de CANTV o PDVSA, encuentra que no en todas las clínicas privadas son bien recibidos debido a estas faltas de pago. Los seguros de estas empresas estatales presentan morosidad en varios centros privados de salud, lo que ocasiona limitaciones en la atención.
“La (Policlínica) Méndez Gimón o la Loira son los únicos lugares (en Caracas) donde nos están recibiendo y donde al menos hay una cobertura amplia. De no ser así, nos tocaría ir a hospitales. Ni siquiera el beneficio de ser trabajadores públicos de unas empresas que fueron reconocidas internacionalmente nos salvaría”, comentó un empleado público, quien prefirió no revelar su identidad por seguridad.
Ausencia de seguridad sanitaria
El doctor Oletta aclara que el acceso a los medicamentos se ha convertido en una barrera que causa distorsiones. Resalta entre ellas la falta de calidad del medicamento. “La resolución 085 del Ministerio que permite la importación de productos que no son sometidos a los procedimientos regulatorios para un registro sanitario, disminuye la calidad de los fármacos que la gente recibe y no da garantía de la inocuidad de estos medicamentos”, apunta.
Puntualiza que, aunque el paciente o sus familiares puedan pagar en dólares estos productos, “no cuentan con la certeza de los mecanismos de seguridad que siempre existieron en Venezuela”. Aun así, desde las directivas de las principales clínicas de Caracas se encargan de un seguimiento independiente de sus inventarios. Las fallas son puntuales y la reposición, si bien se logra en la mayoría de los rubros, no se da con tanta facilidad.
La disminución de calidad y falta de personal
El Centro Médico Loira es una de las clínicas donde la migración ha causado un déficit de personal en áreas administrativas, específicamente en cargos técnicos. “Las causas del retiro del personal son variables, pero básicamente son migración y salario, debido a la crisis país que atravesamos”, señala doctor Estatio Gutiérrez.
En otras, como la Policlínica Metropolitana y la Clínica Santiago de León, ambas en Caracas, se ha generado una disminución de profesionales de la salud. “La diáspora del personal calificado está afectando. Hay algunas (clínicas) que tienen pisos completos inoperativos. El número de hospitalizaciones se reduce. No hay el mismo número de especialistas”, agrega Oletta.
Los números en torno a la falta de personal en el sector privado son inexactos. Sin embargo, está tan presente como la pérdida de calidad en términos generales.
“Depende mucho de la formación personal, de los valores y principios de la profesión. Eso tiene que ser cuidadosamente respetado y rescatado. Nuestros médicos van a otros países y se distinguen por la atención, y los que quedamos aquí tenemos que hacer un esfuerzo por seguir aplicándola. Ocurren abusos por esa sobrecarga de trabajo en la salud pública, también en el sector privado, pero no es excusa. La crisis no nos puede llevar a la deshumanización”, reflexiona el doctor José Félix Oletta.
@raylilujan
Conozca más sobre la crisis en salud que afecta al país este jueves 05 de marzo…