En la aldea
05 febrero 2025

Jeanine Añez, Presidenta interina de Bolivia.

Jeanine Áñez, del anonimato a la trascendencia política

La presidenta interina de Bolivia, Jeanine Añez sabe que su indiscutible éxito transicional es una carta muy poderosa para obtener el apoyo del electorado. Pero, ¿será esto suficiente para evitar el retorno del MAS al poder? Por lo pronto, la historia nos demuestra que las transiciones democráticas siempre plantean desafíos a los cuales hay que salirle al paso con capacidad de consenso y sentido de trascendencia. Bolivia se juega en el mes de mayo su futuro democrático, y el ejemplo más cercano del Continente tras años de atropello socialista de manos de Morales.

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Fernando Dos Reis | 31 enero 2020

Jeanine Áñez hasta hace tres meses era una desconocida. En los reflectores públicos de su país destacaban más sus cualidades como conductora de un programa de televisión que como Senadora de la República. Pero, tras la crisis política que puso fin a 13 años de mandato de Evo Morales en Bolivia, su vida dio un giro completamente. El Parlamento de ese país juramentó a Áñez como Presidenta interina para guiar el proceso de transición democrática.

Áñez para ese momento era segunda vicepresidenta del Senado y, tras la renuncia de los presidentes y vicepresidentes de la Cámara, le tocó asumir el cargo. La misión que le encomendaron los partidos políticos que la eligieron fue realmente una prueba de fuego: Tejer los consensos necesarios para encaminar al país hacia una pacificación política y un proceso electoral libre. Este reto no era fácil, tenía dos vertientes de líneas difusas. Una de ellas era lidiar con un escenario violento que estaba al borde de transformarse en una guerra civil entre los partidarios de Morales y las fuerzas alternativas. La otra se trataba de la comunidad internacional: Disipar la idea de que su mandato era ilegítimo y provenía de un golpe de Estado.

“Jeanine Áñez aprobó el ingreso de Bolivia al Grupo de Lima y también invitó a Juan Guaidó a nombrar un embajador en La Paz”

Ambas labores, de acuerdo con los resultados observados, se han desarrollado de forma exitosa. Incluso Áñez fue más allá, especialmente en el ámbito internacional. Algunos analistas le han adjudicado una condición de luchadora por la libertad del Continente, al deslindarse de los regímenes autoritarios. Sin titubeos acusó al régimen de Cuba de conspirar contra la democracia de su país y la región, y canceló el convenio de médicos comunitarios con La Habana, sosteniendo que era un programa de explotación. También suspendió el envío de gas a Cuba, y hace una semana rompió relaciones con el gobierno dirigido por Miguel Díaz-Canel. En el caso venezolano, Añez aprobó el ingreso de Bolivia al Grupo de Lima y también invitó a Juan Guaidó a nombrar un embajador en La Paz.

Ahora bien, el pasado 28 de enero, Áñez sorprendió a la opinión pública. La Presidenta interina presentó su candidatura para las elecciones del mes de mayo. En sus declaraciones afirmó, una vez más, poner los intereses de Bolivia por encima de cualquier interés personal. Áñez corroboró que no existe prohibición para postularse como candidata y ejercer la Presidencia interina al mismo tiempo: “Este derecho está plenamente protegido en la Constitución de Bolivia […] hice todos los esfuerzos para unir a los actores políticos en una sola alianza. La respuesta fue la dispersión… Esa ruta nos llevaba inevitablemente a la dispersión del voto. Por eso decidí salir como candidata. La gente dice que estoy poniendo en riesgo mi futuro político. ¿De qué sirve el futuro político si el país se mantiene en el conflicto?, ¿si sigue reinando la división?, ¿si Bolivia pierde la estabilidad que hemos construido?, ¿si regresamos al pasado autoritario?, ¡Me juego mi futuro por el futuro de los bolivianos!”.

Esta decisión le cortó su luna de miel con ciertos partidos y líderes del país, los cuales no sólo la han acusado de querer perpetuarse en el poder como su antecesor, sino de poner en riesgo la transición democrática al dividir la alternativa política frente a Morales. Si bien es cierto que el ex presidente no está en el país, su partido el Movimiento al Socialismo (MAS), sigue contando con un sólido apoyo electoral en las encuestas.

La ministra de Comunicación, Roxana Lizárraga, hizo conocer públicamente su carta de renuncia con duras críticas a la candidatura de Añez. “Al convertirse en Presidenta/candidata ha dejado de lado el mandato del pueblo boliviano que luchó en las calles, y ha puesto al Gobierno al servicio de un grupo de políticos de un proyecto prorroguista que se diferencia muy poco de las prácticas de Evo Morales”.

“Jeanine Añez sabe que su indiscutible éxito transicional es una carta muy poderosa para obtener el apoyo del electorado. Pero, ¿será esto suficiente para evitar el retorno del MAS al poder?”

Por su parte, Bernardo Wayar, abogado constitucionalista, explicó el carácter legalista de la candidatura de la actual Presidenta, ya que la Constitución de Bolivia no establece el cargo de presidente transitorio. “Su proceso responde más a una sucesión electoral, por ser vicepresidente del Senado, que a un interinato. Por ello, su candidatura sería totalmente constitucional”.

Wayar también señaló que la Carta Magna boliviana establece que quien ejerza cargos públicos y pretenda medirse en una contienda electoral, deberá renunciar tres meses antes de las elecciones a sus funciones. Sin embargo, el texto constitucional establece una salvedad para el caso del vicepresidente y presidente, esta es la razón por la que Morales nunca renunció a la primera magistratura cuando se medía electoralmente.

Los detractores de Añez temen que, al ejercer ambas funciones, su candidatura se vea favorecida por el uso de recursos públicos. Ante esto, Áñez reaccionó diciendo: “He dispuesto claramente que mi candidatura estará completamente separada del uso de los bienes del Estado… Haré campaña en horarios que no son de trabajo y durante los fines de semana. Y no haré uso de los bienes del Estado para la presentación de mi propuesta electoral”.

“Jeanine Añez ante el reto de su postulación a las elecciones de mayo de 2020: ‘¡Me juego mi futuro por el futuro de los bolivianos!’”

El uso de recursos públicos no es un temor sólo de los bolivianos. La Organización de los Estados Americanos (OEA) ha señalado en sus diversos informes sobre democracia en la región que uno de los retos más significativos del hemisferio está en cómo lograr una regulación efectiva para evitar que quienes ostentan cargos públicos utilicen su condición como ventaja.

Jeanine Añez sabe que su indiscutible éxito transicional es una carta muy poderosa para obtener el apoyo del electorado. Pero, ¿será esto suficiente para evitar el retorno del MAS al poder? Esta es una película que está por verse. Por lo pronto, la historia nos demuestra que las transiciones democráticas siempre plantean desafíos a los cuales hay que salirle al paso con capacidad de consenso y sentido de trascendencia.

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