En la aldea
26 diciembre 2024

¿Y qué hacemos con los petros?

El régimen venezolano primero impuso el petro como unidad de cuenta y ahora lo impone como medio de pago, forzando su uso obligatorio por diversas vías. En lo inmediato el venezolano tendrá que convivir con un bolívar agónico, una dolarización desordenada y una “petrolización” a juro de la economía, aprendiendo a operar con esta nueva moneda en medio de la incertidumbre que significa sobrevivir en una ya muy dilatada crisis económica.

Lee y comparte
Redacción LGA | 20 enero 2020

Desde 2017 el régimen de Nicolás Maduro ha tratado de imponer el uso del petro en Venezuela. Hasta ahora no había sido posible debido, principalmente, a que no existe confianza en el instrumento que nació como criptomoneda, pero perdió su naturaleza rápidamente al punto de que hoy resulta casi imposible definirlo. Sin embargo, la intención de las autoridades venezolanas es hacer que 2020 sea el año del petro.

“Toda la economía debería girar alrededor del petro”, aseguró la semana pasada Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC); mientras que el propio Nicolás Maduro dijo que Venezuela avanza “hacia la criptoeconomía”. Esa es la línea económica que acompaña la agenda política del régimen venezolano, que tiene la mirada puesta en sostenerse indefinidamente en el poder.

La duda para el ciudadano común es cómo operar en petros en una economía que se resiste a aceptar ese criptoactivo, donde el bolívar carece de valor y todos buscan tener acceso a dólares para poder salir adelante ante el agobio de una dilatada crisis económica.

“Por imposición se busca que el petro sea usado como medio de pago, pero parece lejano que sea visto como reserva de valor”

Maduro, en una entrevista transmitida el 1o de enero, dio luces al respecto: “Estamos conviviendo con tres espacios monetarios: Un bolívar en combate, duro, nosotros defendiéndolo, moneda nacional que siempre va a existir; unas divisas, dólares, euros, moviéndose por allí en la economía y ayudando en la economía de resistencia a que algunos respiren; y un petro que ha entrado progresivamente de manera profunda y que sirve para complementar, petrolizar la economía dolarizada”.

Es decir, que su idea es mantener el bolívar, así sea de manera simbólica, mientras impone el petro como moneda. En el camino el régimen abrió paso a una dolarización de hecho, inyectando directamente dólares y euros en efectivo a la economía mientras dejaba de lado las regulaciones y controles para que los privados usaran sus propias divisas y así estimular una actividad comercial que le ayudó a transitar el 2019. Esto puede implicar que quizá en 2020 pierda vigor el aliento dado a la dolarización, porque los esfuerzos estarán puestos en la “petrolización” de la economía.

Uso forzado

El petro ya se usa como unidad de cuenta y ahora se impulsa su uso como medio de pago. En diciembre se hizo el primer ensayo cuando las autoridades entregaron a pensionados y empleados públicos aguinaldos en petros, equivalentes a 30 dólares.

“No hay que olvidar que sobre el petro pesan sanciones internacionales que prohíben su uso, por lo que muchas empresas y ciudadanos se ven restringidos para operar con ellos”

Esta prueba tuvo fallas estructurales. Los beneficiarios buscaron de inmediato deshacerse de los petros cambiándolos a bolívares o adquiriendo activos tangibles, lo que involucró una emisión de bolívares para cubrir tales operaciones. La masa monetaria creada generó presión de demanda en el mercado cambiario y el precio del dólar se disparó, tras lo cual las operaciones se suspendieron hasta nuevo aviso, lo que hace pensar que dejarán de cubrirlas con bolívares. Es decir, que los comercios que reciban petros como medio de pago se quedarán con petros y tendrán que hacer sus operaciones habituales con este activo.

De allí que la administración de Maduro ya esté activando el pago de impuestos municipales en petros así como el de otras tarifas y tasas, como las del Servicio Autónomo de Propiedad Intelectual (SAPI), del Servicio Autónomo de Registros y Notarías (SAREN), y el Servicio Autónomo de Identificación, Migración y Extranjería (SAIME), entre otros.

“La idea del régimen es mantener el bolívar, así sea de manera simbólica, mientras impone el petro como moneda”

Se trata en efecto de una imposición forzada del uso del petro, que crecerá en la medida en que se amplíe el espectro de operaciones que “obligatoriamente” se deben hacer con esta unidad de cuenta.

Al ciudadano le quedará la opción de emplear los petros que reciba en esos usos obligados, o sea, en donde sean recibidos como medio de pago; o de registrarse en la plataforma estatal Patria, que según Maduro se convertirá en la más grande exchange de Venezuela, para tratar de cambiarlos a bolívares bajo un esquema de subastas -que hasta ahora prácticamente no ha funcionado- donde quienes quieren petros ofertan en bolívares para obtenerlos. En teoría, desde “Patria Exchange” se podrían hacer cambios por otras criptomonedas también.

En esta etapa inicial quienes han recibido petros, como contratistas y proveedores del Estado, han tenido que asumir fuertes descuentos para cambiarlos por dólares y cubrir así otros compromisos o costear importaciones, pues nadie quería petros. No hay que olvidar que sobre el petro pesan sanciones internacionales que prohíben su uso, por lo que muchas empresas y ciudadanos se ven restringidos para operar con ellos.

¿Cómo operar en petros en una economía donde el bolívar carece de valor y todos buscan tener acceso a dólares para poder salir adelante ante el agobio de una dilatada crisis económica?

Se trata de un peso en el ala que le complica al régimen de Maduro potenciar las transacciones con petros, pero también en esto decidió forzar la barra y ya formalizó el inicio de ventas de petróleo, así como el cobro a las navieras de las tasas portuarias, y la venta de gasolina para aviones con rutas internacionales en petros. Es otro nivel del ensayo y, dependiendo de su evolución, seguro las autoridades buscarán hacer ajustes en su aplicación puesto que el objetivo final con el petro es abrir rutas para evadir las sanciones internacionales.

Por imposición, el petro ya es usado como unidad de cuenta y se busca que sea usado como medio de pago; pero parece lejano que sea visto como reserva de valor, es decir, como mecanismo en el que se confía y se usa para el ahorro, que es una de las principales funciones de las monedas.

Es un panorama complejo y cargado de incertidumbre, pero queda claro que el régimen hará todo lo que esté a su alcance para imponer el petro. De esta manera podría tratar de salirle al paso al agotamiento del bolívar sin recurrir a otra reconversión monetaria, y podría intentar corregir parte de los problemas de fondo de la economía, para lo cual tendría que aplicar una férrea política fiscal, aunque esto último luce complejo en un año electoral.

Lee y comparte
La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.
Más de Contexto