Para Luis Ramírez Ojeda, capitán de la Aviación Militar Bolivariana en condición de retiro, la milicia es el brazo armado de la llamada revolución bolivariana y el arma secreta con la que Nicolás Maduro pretende contener una eventual intervención militar por parte de Estados Unidos y sus aliados. Aunque muchos ven el papel de la milicia como irrisorio, los enigmas que están detrás de su funcionamiento parecieran visibilizar una trascendencia dentro de la Doctrina Militar Bolivariana.
El pasado 8 de diciembre, en un acto en La Guaira, Nicolás Maduro dijo: “Hoy puedo declararle a Venezuela y al mundo que hemos llegado a los 3,3 millones de milicianos organizados, entrenados, armados y dispuestos a defender la unión, la independencia y la paz de Venezuela”. En el mismo evento afirmó que ya fue superada la meta de incorporación de nuevos milicianos que se habían propuesto para 2019, y que para 2020 el reto es llegar a 4 millones de hombres dispuestos a batallar.
Ya en abril de este año, Maduro asomó la propuesta de otorgarle rango constitucional a la milicia. En esa oportunidad le ordenó al Ministerio de la Defensa modificar la Ley Orgánica de la Fuerza Armada para, a través de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), convertir a los milicianos en miembros del cuerpo castrense del país. Es necesario recordar que en 2007dentro de la propuesta de reforma constitucional, que fue presentada por Hugo Chávez y rechazada por el voto popular, se contemplaba incluir a la milicia como el quinto componente de la Fuerza Armada.
Ramírez Ojeda estudió en la Academia Militar la incorporación de la milicia a la FANB. Durante años coordinó proyectos de investigación sobre el tema, incluso compartió ejercicios militares con miembros de la milicia. Cuenta que desde 2006 el proyecto revolucionario ha ejecutado vastos esfuerzos para generar un ejército a su medida.
“Muy poca gente sabe que el golpe de Estado de 2002 provocó un cambio significativo en la estructura militar de la Fuerza Armada. Desde ese momento los conceptos de unión cívico-militar y participación popular en la defensa de la patria tomaron un verdadero protagonismo, se convirtieron en el bastión de la revolución… Esto fue lo que marcó el inicio de la milicia”, sostiene.
El primer proyecto que estudiaron e investigaron en la Academia Militar era el papel de la milicia en Vietnam. Sus instructores le hablaron incluso de viajar al país asiático para estudiar la “Guerra de Guerrilla”, una estrategia con la que los vietnamitas resistieron la ofensiva de Estados Unidos en el marco de la Guerra Fría. El concepto de “defensa popular” cumplía un rol primordial dentro de las orientaciones estratégicas que Ramírez Ojeda recibía en sus clases. Para sus profesores la clave para que la revolución sea irreversible es que el pueblo defienda su soberanía con palos, piedras, fusiles y hasta con su propia vida.
“Muchas personas ven como cuento o retórica barata cuando los voceros del Gobierno hablan de estas cosas, pero es un plan de defensa que se está armando y tiene bases teóricas”, señala.
En lo que respecta a lo organizativo, la milicia responde directamente al Presidente de la República y, en lo operativo, al Comando Estratégico Operacional de la Fuerza Armada Bolivariana (Ceofanb). Por su parte, el Ministerio de Defensa sólo se encarga de lo administrativo. Según Ramírez Ojeda, esta división de facultades obedece a una estrategia de controlpolítico sobre este cuerpo castrense.
A su juicio, luego del golpe de Estado de 2002, la obsesión de Hugo Chávez fue tener un ejército paralelo que respondiera a sus exigencias y que no estuviera bajo el mando del ministro de la Defensa.
Este cuerpo militar tiene hoy más de 3 millones de miembros, un número que es 30 veces mayor al total de funcionarios activos de la FANB. Ramírez Ojeda señala que los beneficios que se otorgan y el poder que se le concede al miliciano son fundamentales para engrosar las filas de este ejército revolucionario. “En un país en crisis económica, puede ser tentador que te entreguen bolsas de comida, bonos en dinero, casas y hasta un armamento. En algunos municipios la milicia distribuye las cajas CLAP y otros beneficios del Estado, esto les da un control social sobre el resto de la población que es enorme”, destaca Ramírez Ojeda.
Sin capacidad militar
No obstante, pese a contar con muchos hombres y ser un eje estratégico dentro del proyecto político chavista, la milicia sigue careciendo de capacidad de combate y sus integrantes tienen poco conocimiento del arte de la guerra. En este sentido, en reiteradas oportunidades, Maduro ha pedido al ministro de la Defensa organizar ejercicios militares entre los componentes de la FANB (Ejército, Armada, Aviación y Guardia Nacional) y la milicia.
Ramírez Ojeda participó en varios de estos ensayos militares. Sus superiores le pidieron entrenar a los milicianos en el vuelo de las aeronaves rusas Sukhoi Su-30. Recuerda que al tratarse de personas cuya edad promedio era 60 años, resultó extremamente difícil enseñarles. Su experiencia fue aterradora, los milicianos se durmieron mientras él intentaba hilar los conceptos de presión atmosférica. Unos meses después, fueron a un entrenamiento del Comando de Defensa Aeroespacial Integral (CODAI) para aprender sobre el sistema misilístico antiaéreo S-125 Pechora. “Era paradójico en ese momento, porque si todavía no dominaban lo básico, cómo iban a ir a un sistema tan avanzado”.
En 2017, en un nuevo ejercicio militar al que no fue Ramírez Ojeda, pero sí compañeros cercanos, varios milicianos terminaron desmayados por la actividad física, algunos tuvieron que ser internados de emergencia en un centro médico debido a que presentaban problemas cardíacos.
Dotación inconstitucional
Maduro, en una alocución en mayo de este año, aprobó casi 7 millones de dólares para fabricar ametralladoras para la milicia. “Yo veo la subametralladora en la mano de la milicia en el barrio, en la calle (…) deben saber que en Venezuela estamos viviendo un proceso de liberación y nos estamos liberando del yugo del Imperialismo”, dijo en ese momento.
Esta declaración produjo rechazo en diversos sectores del país, pues de acuerdo con el Artículo 324 de la Constitución, la Fuerza Armada es “la institución competente para reglamentar y controlar, de acuerdo con la ley respectiva, la fabricación, importación, exportación, almacenamiento, tránsito, registro, control, inspección, comercio, posesión y uso de otras armas, municiones y explosivos”. Por consiguiente, al entregarse armamento a un grupo que no pertenece a la FANB, se está violando el texto constitucional.
En opinión de Ramírez Ojeda es sumamente grave este asunto, pero no sólo por tratarse de un acto inconstitucional. “Detrás de esto lo que se está fraguando es un cuerpo paramilitar al servicio del régimen, con unas armas tan poderosas en su poder que pudieran actuar contra la disidencia y contener protestas. En Venezuela se está dando la proliferación de grupos armados al margen de la Ley”.
En un ambiente donde las relaciones con la Fuerza Armada son tensas, no es descabellado pensar que la milicia pudiera convertirse, junto a los colectivos, en el brazo armado de la revolución.