En la aldea
02 diciembre 2024

“Esta reunión también ayuda a Francia a cultivar el acercamiento que han buscado los gobiernos de Petro y Fernández para alentar la cercanía en el nuevo panorama político latinoamericano”.

Después del encuentro en París

“El régimen, que no ha logrado la recuperación económica que había anunciado y no cuenta con los apoyos incondicionales de administraciones afines a los que aspiraba (y decía tener), presiona por la normalización de vínculos internacionales con Estados Unidos y Europa”.

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Elsa Cardozo | 15 noviembre 2022

El encuentro de los representantes del gobierno de facto y la Plataforma Unitaria opositora en ocasión del Foro de París sobre la Paz, con el acompañamiento de los Presidentes de Francia, Colombia y Argentina ha dejado más preguntas y preocupaciones que asomos de solución a la situación venezolana. Aunque apenas se cuenta con la información que se ha hecho pública y con las declaraciones de los presidentes de Colombia y Argentina, es posible hilar algunas de esas preguntas con el propósito de advertir los riesgos y oportunidades en juego.

¿Por qué ahora?

Para ir de lo más general a lo más específico y cercano, el trastorno en las prioridades de política exterior y necesidades económicas de en medio de la guerra de ocupación de Rusia contra Ucrania ha revalorizado para Europa el mejor desarrollo posible de las relaciones con Latinoamérica, con indisimulado interés en hidrocarburos, alimentos y otros recursos de valor estratégico. Se trata de trabajar divergencias, reducir resistencias, cultivar acercamientos y convertir en oportunidad la presencia de presidentes de izquierdas o progresismos populistas en los países latinoamericanos de mayor peso económico y proyección geopolítica.

“La cooperación activa que requiere del gobierno venezolano le obliga a negociar con él. En ello, Petro parece haber visto la oportunidad de proyectarse como puente y mediador para la solución de la crisis venezolana”

Venezuela se presenta, por el desbordamiento regional de su descalabro humanitario, institucional y material, como una situación necesitada de acuerdos regionales que contribuyan a la reanudación y avances de las negociaciones entre el gobierno de facto (en palabras desde el Eliseo mientras se renovaban las sanciones de la Unión Europea) y la Plataforma Unitaria de la oposición. El régimen, que no ha logrado la recuperación económica que había anunciado y no cuenta con los apoyos incondicionales de administraciones afines a los que aspiraba (y decía tener), presiona por la normalización de vínculos internacionales con Estados Unidos y Europa. Mientras tanto, la Emergencia Humanitaria Compleja se mantiene y la oposición mayoritaria se reorganiza y prepara para participar en las elecciones presidenciales de 2024. Para lo uno y lo otro, la negociación es necesaria y promoverla puede resultar de muchas maneras beneficioso, pero no todas esas maneras sirven a la causa de la democratización.

¿Por qué Macron y el Foro de París?

Llamó la atención que el encuentro entre los representantes de las partes de la negociación -Jorge Rodríguez y Gerardo Blyde- con la asistencia de la Canciller de Noruega, haya sido convocado por el Presidente de Francia en ocasión del Foro de París sobre la Paz. Se trata de la quinta reunión anual de este Foro, que ha sido convocado a partir de 2018 desde la presidencia de Emmanuel Macron con el propósito de debatir temas y proyectos para la gobernanza mundial. Como lo recoge la lista oficial de invitados a intervenir, entre los cuatro jefes de Estado figuraron Gustavo Petro y Alberto Fernández, con la idea de prestar atención especial a Latinoamérica.

Macron es, cabe recordar, parte del Trío que colabora en la Presidencia del Consejo de la Unión Europea. Lo es por haber ocupado la Presidencia en el primer semestre de este año, en apoyo a la actual (de Chequia) y la que se iniciará en enero (Suecia). Además, su gobierno no solo ratificó la condición de facto de la presidencia de Maduro tras el cruce de palabras en Egipto, sino que fue parte de la decisión europea de prorrogar un conjunto de sanciones individuales en los mismos días del encuentro. Esto ayudaría a responder la pregunta acerca de si el llamado de Macron a través del Foro de París pone en riesgo la coordinación de Europa ante Venezuela. Lo cierto es que ha intentado mover las negociaciones a las que apuesta y por las que presiona Europa, pero a su manera, con sus invitados, o los que fue posible lograr.

“Sean bienvenidos los acuerdos humanitarios ejecutados de modo que sirvan de alivio real y directo para los venezolanos”

Esta reunión también ayuda a Francia a cultivar el acercamiento que han buscado los gobiernos de Petro y Fernández para alentar la cercanía en el nuevo panorama político latinoamericano. Queda en el aire la pregunta sobre el estado de la coordinación entre Estados Unidos y Europa en torno a Venezuela, visto el momento del encuentro -con la expectativa finalmente equivocada de que el gobierno de Joe Biden quedaría muy debilitado tras las elecciones de medio término-, y el manifiesto y creciente interés europeo en “la otra relación trasatlántica”. El caso es que Washington sigue teniendo un papel muy importante, dentro y fuera de su canal directo con Maduro y con la Plataforma Democrática, en la administración de presión y persuasión para que avance la negociación política y humanitaria.

¿Por qué Petro y Fernández?

Hubo menciones en la prensa sobre una convocatoria más amplia coordinada por Emmanuel Macron y Gustavo Petro que no solo incluiría a Alberto Fernández, sino a Andrés Manuel López Obrador o, cuando menos, a Gabriel Boric, pero sin confirmación formal de que así fuese. Lo cierto es que en la mesa solo estuvieron presentes dos gobiernos que tienen acceso a Maduro, pero que también tienen sesgos visibles sobre temas de interés sustantivo. El de Fernández los tiene sobre la situación política y de los Derechos Humanos en Venezuela. Recientemente, entre sus muchas declaraciones y posiciones en foros internacionales en los que no deja de buscar proyección, ha vuelto a hacer ruido al descalificar el proceso de investigación en marcha en la Corte Penal Internacional sobre posibles delitos de lesa humanidad en Venezuela. El gobierno de Petro lo ha hecho en las contradicciones entre su invitación a Maduro para que retorne a Venezuela al Sistema Interamericano de Derechos Humanos y las sucesivas declaraciones de su Embajador en Venezuela que de modo expreso e insistente minimizan la gravedad de la situación venezolana, en esa y otras materias.

El papel de Petro es el más complejo y lleno de riesgos, para su gobierno y para los venezolanos. No es solo porque su prioridad de paz total o integral, mucho se ha dicho ya, pasa por Venezuela en vista de la más que demostrada presencia y actividades del ELN, las disidencias de las FARC, el movimiento de drogas ilícitas y la criminalidad que los rodea. La cooperación activa que requiere del gobierno venezolano le obliga a negociar con él. En ello, Petro parece haber visto la oportunidad -desde su reiterado discurso sobre las virtudes de la izquierda y los progresismos democráticos- de proyectarse como puente y mediador para la solución de la crisis venezolana, que es un modo también de manejar la necesaria relación con Estados Unidos y de vincularse más estrechamente con Europa. Es un complicado juego de equilibrios en el que propone que todos ganen, pero con el sesgo que transmiten sus propuestas, publicadas tras el encuentro en París: “desescalamiento de la conflictividad política en términos de la entrada de Venezuela al Sistema Interamericano de Derechos Humanos, de una amnistía general, de un desbloqueo general de la economía venezolana, de unas elecciones que para el año 24 deben darles garantías a todas las fuerzas que allí intervengan”. Así, en términos de negociación, disuelve el orden de los asuntos, la garantía de avances por parte del régimen y la compatibilidad entre los temas de derechos humanos y la propuesta de amnistía general, como han protestado quienes no solo no se oponen a la negociación como vía de reconstrucción de Venezuela, sino que se encuentran entre quienes más las han apoyado y promovido. Alberto Fernández, en ejercicio de equilibrios más precarios, se refirió a los mismos temas.

¿Qué deja esta cita sobre la mesa para el futuro de las negociaciones?

En lo formal, estrictamente hablando, dejó la declaración conjunta al final del encuentro, publicada por la Presidencia de Francia. Es muy breve, comedida y respetuosa en sus términos, lo que se manifiesta en dos aspectos. El primero es que los Presidentes no actuaron como facilitadores ni mucho menos como mediadores en capacidad de proponer a partir de lo escuchado a las partes. Se reunieron para acompañar el reinicio de las negociaciones para lo que, en realidad, no lograron que se acordara fecha. Después de reiterar su apoyo a la negociación y alentar a continuarla en el marco del Memorándum de Entendimiento suscrito en México el 13 de agosto de 2021, la declaración precisa que el objetivo de este encuentro es alentar a los actores políticos a ponerse de acuerdo sobre una salida a la crisis dentro de la perspectiva de elecciones presidenciales libres y democráticas en 2024 y sobre su observación electoral internacional.

Sobre la dinámica política internacional que ha asomado esta cita el balance es bastante más complicado que esta declaración final por el ya referido entorno internacional en que se produce, y por la tentación a la búsqueda de soluciones a las presiones que padece y las prioridades que defiende cada cual. Por lo pronto, sean bienvenidos los acuerdos humanitarios ejecutados de modo que sirvan de alivio real y directo para los venezolanos y también el fortalecimiento de la alternativa democrática en su estrategia, reorganización y consolidación de apoyos internacionales.

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